Sergio Ramírez: “Me siento en estado de gracia”
El escritor nicaragüense dedica el Premio Cervantes a Nicaragua y Centroamérica, cuya literatura, dijo, ha ido ganando peso a nivel internacional
Sergio Ramírez, recién duchado, se disponía esta mañana de jueves a desayunar en su casa de Managua, cuando el móvil sonó. Vio los dígitos en la pequeña pantalla y supo que era una llamada desde España. "Quiere decir que gané", pensó el escritor. En efecto, el ministro de Educación y Cultura español le llamaba para informarle que se le concedía el Premio Cervantes, considerado el reconocimiento más importante que se otorga a un escritor de lengua española. El autor de Castigo divino entró en estado de gracia, dijo a EL PAÍS unas horas más tarde, sentado en su estudio, donde ha producido la mayoría de su vasta obra literaria y periodística.
"El estado de gracia se parece mucho a la epifanía, que es el encuentro con lo sobrenatural, con lo sorpresivo, con lo mágico. Este es un día para mí mágico", explicó Ramírez. Para él recibir este reconocimiento significa "subir a este pedestal donde están los héroes literarios que yo he admirado toda mi vida", entre los que mencionó a Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Alejo Carpentier, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Dulce María Loynaz o Juan Benet. "Es una compañía muy exclusiva", remarcó.
La hermosa casa de Ramírez, una construcción con habitaciones que se abren a un amplio y luminoso jardín, era el jueves un feliz desorden. Periodistas, cámaras, fotógrafos, teléfonos que no paraban de sonar, amigos que se acercaban a saludarlo, familiares que apenas asimilaban la noticia. "Me puse chiriza (erizada)", dijo Betty Solís, quien ha sido asistente de Ramírez desde hace 33 años. "Me eché a llorar cuando lo supe. Ya era hora de que le dieran este reconocimiento", afirmó la mujer, menuda, de pasitos cortos y ágiles, quien seguía al cardumen de periodistas que había asaltado la casa del escritor.
Ramírez dedicó el premio a Nicaragua y a Centroamérica, cuya literatura, señaló, ha ido ganando peso en la medida en que los escritores centroamericanos participan en grandes eventos literarios internacionales o son "fichados" por las grandes editoriales. "Nos vamos abriendo hacia afuera, que es a lo que siempre he aspirado, que no seamos una literatura con la frontera por cárcel, sino una literatura que salga a respirar hacia afuera", explicó Ramírez, quien mencionó a escritores como el nicaragüense José Adiak Montoya o el salvadoreño Miguel Huezo como las nuevas promesas de la narrativa centroamericana.
El escritor nicaragüense recibe el Premio Cervantes dos días después de que en Madrid se le entregó a la poeta Claribel Alegría el XXVI Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía. Un reconocimiento que antes había recibido el poeta Ernesto Cardenal, vecino de Ramírez. "Esa es una hermosa coincidencia, parte de esta epifanía. Estamos viviendo un gran momento, es como ganar un campeonato de boxeo o una liga de béisbol", explicó Ramírez, en referencia a los dos grandes deportes que levantan pasiones entre los nicaragüenses.
El autor de La fugitiva dijo que ha recibido correos y llamadas de todo el mundo, además de "centenares" de mensajes en redes sociales que no ha podido leer. Es un día "muy feliz", aclaró. "Es un honor muy grande que el país recibe a través mío. Dedico mi premio a mi país y a Centroamérica", afirmó Ramírez, quien organiza año con año un festival literario llamado Centroamérica cuenta, que cita en la capital de Nicaragua a escritores americanos y europeos.
Un periodista le preguntó si había recibido alguna llamada o mensaje de autoridades nicaragüenses. Ramírez respondió que no, "pero todavía el día no se acaba", puntualizó riendo. El Gobierno de Nicaragua, liderado por el sandinista Daniel Ortega, ha guardado elocuente silencio tras el reconocimiento a Cardenal y Alegría y lo más probable es que mantenga el mutis con el Cervantes a Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua durante el Gobierno revolucionario de los 80.
La política, sin embargo, no tuvo mucho espacio la mañana del jueves en casa del escritor. El estado de gracia que lo invadió tras conocer la noticia del reconocimiento parecía contagiarse a quienes llegaban a saludar y mostrar cariño a uno de los personajes más importantes de la historia reciente de Nicaragua. ¿Y cómo va a celebrar Ramírez el premio? "Ya la celebración empezó con ustedes, con recibir a los periodistas aquí en mi casa y centenares de mensajes que no he podido leer, que me envían amigos de todas partes del mundo", explicó el autor de Adiós, muchachos.
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