“Los dolores morales son heridas que no se sanan”
El escritor nicaragüense publica 'Ya nadie llora por mí', denuncia explícita de la corrupción como sustento del régimen
Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942) fue revolucionario sandinista; dejó el poder, en el que fue vicepresidente, desde que advirtió la deriva dictatorial de su compañero Daniel Ortega, líder ahora de Nicaragua. Desde que se despidió, con Adiós, muchachos (1999) de la que había sido su dedicación al proceso revolucionario, ha escrito muchas novelas. Pero hasta ahora nunca había publicado una tan explícita denuncia de la corrupción como sustento del régimen como Ya nadie llora por mí (Alfaguara), que protagoniza un revolucionario de la primera hora, Dolores Morales, policía devenido detective de causas menores.
Pregunta. Su personaje es Dolores Morales, un hombre.
Respuesta. Muy común entre nosotros. Dolores, Asunción, Mercedes: los encomiendan a las vírgenes. Alguien se llamaba así y le dijeron: “Mejor llámate Placeres Físicos”, era muy mujeriego. Pero nunca pensé en la palabra moral para endilgársela al personaje como si viviera de la ética. Aunque su trinchera final es la ética.
P. Viene del sandinismo.
R. Así es. El fundamento de lo que ocurrió en Nicaragua con la revolución es que la gente lo dejó todo, hasta su vida, por la ética. Mi personaje pierde una pierna, de hecho. Y va por la vida con su pierna postiza sin perder ese sedimento ético a pesar de sus vicisitudes: se va el sandinismo, viene un régimen neoliberal, y después viene a quedarse, otra vez, el sandinismo, pero ahora con Daniel Ortega convertido en neoliberal neosocialista.
P. Y ahí sigue Morales...
R. Lo resiste todo con una actitud irónica, con su humor amargo, luchando contra la adversidad ética.
P. Ante todo eso, ¿usted también padece dolores morales?
R. Así es realmente.
P. ¿En qué consisten?
“La pareja que preside Nicaragua es entre esotérica y corrupta”
R. No se pueden sanar las heridas, tienes que aprender a vivir con ellas. Es la vida herida a la que entregué mi juventud. Quería ser escritor, pero se interpuso la revolución. Y no podía abandonar un país que se libraba de una dictadura y se adentraba por un camino nuevo. Luego me tocó el poder. Entregué todo y no es que esperara recibir nada a cambio. Pero por lo menos compensaciones morales en lugar de dolores morales.
P. ¿Qué desvió a la revolución de la moralidad?
R. Una idea equívoca del poder. El modelo era, de fondo, el cubano; se creía que una revolución no podía ser exitosa si no era para siempre y que el modelo político era el del partido único para poder hacer con continuidad los cambios. Esa contradicción entre democracia y cambio social era falsa, pero estaba en el alma también en la triunfante revolución nicaragüense.
P. ¿La revolución ha dado de sí un gobierno inmoral?
R. Un gobierno que no está basado en presupuestos éticos, sí. Está basado en el interés de quedarse en el poder, incluso en base al atropello ético. La riqueza ya no es pecado como lo fue para los revolucionarios originarios. Acumular riqueza es parte de lo que se consigue con la defensa del poder, se necesita dinero para estar en el poder.
P. ¿Esta es una crónica de la corrupción en Nicaragua?
R. De la Nicaragua que vivimos hoy bajo el mando de una pareja presidencial entre esotérica y corrupta, que engaña al país con proyectos fantásticos y que tiene una estrecha alianza con la empresa privada. Esa Nicaragua está en mi novela.
P. El personaje del que parte, multimillonario, es un corrupto que corrompe. ¿Es así la realidad?
“El régimen estimula el dinero fácil para crear una burguesía leal”
R. Sí. Hay muchos capitales nuevos en Nicaragua. Según Forbes, hay 200 nuevos millonarios, más que en cualquier otro país centroamericano. Han nacido de la noche a la mañana en base a las reglas del dinero fácil a la sombra de un régimen que lo estimula porque así crea una nueva burguesía leal a sus intereses.
P. ¿No se opone ninguna ley moral?
R. La ley moral queda en la conciencia de las personas como Dolores Morales. Él tiene muy dentro su resistencia ética, pero no tiene mucha fuerza. La sociedad es muy pasiva, sometida a un régimen que crea controles sociales, lealtades a través de canonjías, que ejerce un poder social completo.
P. Soto contrata a ese detective. ¿Podría pensarse que lo elige para corromper también al sandinismo?
R. No creo que tenga ese alcance. Es una manera de verlo como un instrumento; por debajo lo que hay es una trama más negra, más corrupta.
P. ¿Lo inspiró la realidad?
R. Sí, porque Nicaragua es un país en el que este tipo de casos se dan muy a menudo y no tienen ninguna sanción social.
P. ¿Se puede pensar que la pareja presidencial es consciente de estos manejos?
“Con la revolución, la gente lo dejó todo, hasta su vida, por la ética”
R. Son conscientes de que tienen un proyecto que es quedarse en el poder. Un poder así choca con las aspiraciones de la sociedad. Ese choque se dará.
P. Podría decirse que estos que usted cuenta son los dolores morales de la Revolución...
R. Podría ser...
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Autor: Sergio Ramirez.
Editorial: Alfaguara (2017).
Formato: tapa blanda (360 páginas).
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