‘The Disaster Artist’, un ‘desastre’ de película, se alza en San Sebastián con la Concha de Oro
James Franco triunfa con su recreación el rodaje de ‘The Room’, uno de los filmes más vilipendiados de este siglo. La vasca ‘Handia’, Premio Especial del Jurado
El proceso creativo es el mismo para los genios y para los necios. Ahora bien, al final el resultado, tozudo, marca la diferencia entre el artista y el inútil. Al menos eso han defendido en el festival de San Sebastián tres películas: El autor, The Wife y The Disaster Artist, en un debate sobre la impostura y la inspiración que ha llegado hasta el jurado, presidido por John Malkovich, de la sección oficial de la 65ª edición del festival de San Sebastián, que ha concedido la Concha de Oro a The Disaster Artist, de James Franco, en la que el actor, guionista y director homenajea -y a ser fiel a la realidad, con un tono paródico- a la considerada peor película del siglo XXI, el drama amoroso The Room (2003). "En realidad, para mí ha sido un asunto de familia más que una película sobre un hombre alocado. Pero todos los estamos un poco, ¿no?", decía feliz Franco en el escenario.
La difusa línea que separa la realidad de la leyenda, que Franco transita en tono cómico, porque The Room es un producto chusco y aburrido y solo su producción tiene interés por la locura que emanaba Tommy Wiseau, su director, guionista, productor y protagonista, deviene en poesía en Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño, la historia del gigante de Altzo, un chaval que alcanzó los 2,40 metros de altura en el siglo XIX, a través de la relación con su hermano. Gracias a su reflexión sobre el ying y el yang, el doctor Jekyll y mister Hyde que puede esconderse en un caserío opuesto a la idílica imagen del paisaje vasco, y a mostrar la resistencia de la condición humana al cambio, los creadores de Loreak han obtenido un justo Premio Especial del Jurado. Leyenda y realidad se confunden, rematan en las últimas secuencias ambas películas, pero Garaño y Arregi se acercan más a la lírica de Ed Wood, de Tim Burton, otra visión sobre uno de los más lamentables cineastas de la historia, que el mismo Franco, que encuentra su motor en la chusquedad. "Nos premia nuestro festival, donde aprendimos a ver cine", contaba Garaño en el escenario con el trofeo en la mano. "Aquí empezamos con los cortos. Y aquí hemos crecido".
La argentina Alanis es la única que ha logrado dos premios, con su incursión en las calles porteñas pobladas de gente que trata de encontrar un refugio habitable. El drama ha conseguido los premios a mejor dirección para Anahí Berneri (la segunda vez que lo ganaba una mujer) y la Concha a mejor actriz para Sofía Gala, la Alanis del título, una prostituta con un hijo de dos años que intenta no hundirse en el infierno. Berneri era la tercera vez que competía en el Festival de Cine de San Sebastián, tras Encarnación y Aire libre. El propio hijo de Gala, conocida y controvertida actriz hija de la vedette Moria Casán, encarna al niño del filme. Las dos producciones argentinas han salido bien paradas en el palmarés. Una especie de familia, de Diego Lerman, que radiografía el dolor de una mujer a la espera de recibir un hijo de otra madre, ha logrado el reconocimiento a su guion, obra de Lerman y María Meira.
Palmarés del 65º Zinemaldia
Concha de Oro: 'The Disaster Artist'.
Premio Especial del Jurado: 'Handia'.
Mención especial del Jurado: 'Ni juge, ni soumise'.
Concha de Plata a mejor dirección: Anahí Berneri, por 'Alanis'.
Concha de Plata a la mejor actriz: Sofía Gala, por 'Alanis'.
Concha de Plata al mejor actor: Bogdan Dumitrache, por 'Pororoca'.
Mejor guion: 'Una especie de familia', escrito por Diego Lerman y María Meira.
Mejor fotografía: 'The Captain', fotografiada por Florian Ballhaus.
Premio Nuevos Directores: 'Le Semeur', de Marine Francen.
Mejor película en Horizontes Latinos: 'Los perros', de Marcela Said.
Premio Zabaltegi – Tabakalera: 'Braguino', de Clément Cogitore.
Premio del Público: 'Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri', de Martin McDonagh.
Premio de la Juventud: 'Matar a Jesús', de Laura Mora.
Premio FIPRESCI: 'La vida y nada más', de Antonio Méndez Esparza.
Premio La otra mirada: 'Custodia compartida', de Xavier Legrand.
El rumano Bogdan Dumitrache ha recibido la Concha de Plata al mejor actor por su encarnación de un padre desesperado tras la desaparición de su hija en Pororoca. Lo que parece una bucólica mañana de parque con críos se convierte en una pesadilla para el progenitor de la niña, en una contundente interpretación para una película que probablemente hubiera merecido algo más en el palmarés. Por lo filtrado desde el jurado, las deliberaciones fueron complejas. También parece escaso el premio FIPRESCI, que otorga la crítica internacional, a La vida y nada más, del español Antonio Méndez Esparza. En una sección oficial tan irregular, el retrato de Méndez Esparza de una familia afroamericana en Florida brillaba con suficiente fuerza como para que se hubiera reflejado su título en el palmarés. Que se completó con el galardón a mejor fotografía para la labor de Florian Ballhaus en la alemana The Captain.
La mejor película de Nuevos Directores, sección en que la se iniciaron prestigiosos directores, fue la francesa Le Semeur, de Marine Francen. La ecléctica sección Zabaltegi - Tabakalera ha acabado reconociendo al mediometraje Braguino, del también francés Clément Cogitore. La chilena Los perros, de Marcela Said, que indaga en el Chile pospinochetista a través de las familias que aún dominan el poder del país, obtuvo el premio a mejor filme en Horizontes Latinos, una sección este año rebosante de reivindicaciones políticas y sociales.
Entre el resto de los premios, el del Público fue para Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri, que ya ganó en el pasado certamen de Venecia el mejor guion. Otra joya procedente de Venecia, la francesa Custodia compartida, del debutante Xavier Legrand, se llevó los galardones a mejor película europea según el público y el premio La otra mirada de TVE. Finalmente, el de la Juventud recayó en la colombiana Matar a Jesús, de Laura Mora.
Babelia
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