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Azorín cabalga con el Quijote por tierras manchegas

Eduardo Vasco y Arturo Querejeta reivindican en La Abadía al escritor del 98

Aurora Intxausti
De izquierda a derecha,  Eduardo Vasco y Arturo Querejeta, director y actor de 'La ruta de Don Quijote', en el Teatro de la Abadia.
De izquierda a derecha, Eduardo Vasco y Arturo Querejeta, director y actor de 'La ruta de Don Quijote', en el Teatro de la Abadia. Jaime Villanueva (EL PAÍS)

La aventura de Noviembre Compañía de Teatro ha sido indagar tanto en los clásicos como autores del siglo XX para llevar a los escenarios, desde hace 20 años, obras de Lope de Vega, Shakespeare, Henrik Ibsen o Heiner Müller. Eduardo Vasco como director del montaje y Arturo Querejeta como actor estrenan hoy en el Teatro La Abadía La ruta de Don Quijote. Querejeta con su monólogo reivindica a Azorín, uno de los escritores denostados en el siglo XX, teniendo como punto de partida el libro de viajes en el que el autor relata su periplo por tierras manchegas siguiendo los pasos del personaje creado por Cervantes. “Esta obra desvela, a través de encuentros, anécdotas y reflexiones, lo que Azorín considera el germen de esa novela cervantina”, explica Eduardo Vasco, responsable también de la versión teatral.

 El inicio de este viaje tiene lugar en una pensión madrileña, desde la cual parte Azorín en 1905 hacia Argamasilla de Alba, primera parada de La ruta de Don Quijote, una serie de 15 crónicas que el periodista envió al periódico El Imparcial y que acabaron recopiladas en un libro. Querejeta cree que ambos autores comparten “cierto punto de locura y comportamiento quijotesco. Azorín va descubriendo a los personajes que aparecen en la novela de Cervantes en la realidad de esos inicios del siglo XX con espíritu crítico y contraponiendo en todo momento la cordura de Sancho Panza”. En esta revisión de la obra de Azorín, Eduardo Vasco alaba el aspecto crítico del escritor y resalta “la gran dejación de la cultura que existe en nuestro país. En estos momentos de crispación que vivimos —en alusión a la situación de Cataluña— faltan intelectuales no políticos capaces de aportar claridad, entre tanta maraña de declaraciones, y reflexión. Necesitamos voces con capacidad intelectual y moral alejadas del patio de vecinos que se han convertido las redes sociales”.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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