Neuman llega donde quería
La banda publica ‘Crashpad’, un disco doble que rastrea en momentos vitales de alegría tras una época de agotamiento
El tema que da nombre al disco se grabó a la primera, en un dormitorio, con un micrófono y una guitarra acústica y las ventanas abiertas. Si uno afina el oído, puede oír el trino de algún pájaro que pasaba por ahí. Esta anécdota define muy bien la concepción de Crashpad, el último trabajo de Neuman. "Hacía mucho calor", cuenta Paco Román (Melilla, 1972), cantante, compositor y artífice de la banda, "no podía pasar ni un minuto más en el estudio".
Las canciones de Crashpad no escatiman en arreglos, instrumentaciones, ideas, ni minutos. Algunas sobrepasan la decena con holgura, otras no llegan ni a dos. Tampoco en habitaciones. Lo grabaron en el estudio que Román ha montado en el sótano de su casa, pero el trío de músicos no se cortó en probar otros espacios. "La idea era hacer el disco que queríamos, sin corsés. A veces surgían ideas nuevas justo antes de grabar una canción y las incluíamos en el último momento", cuenta Román, y desvela: "No nos dimos cuenta de que sobrepasaba los 57 minutos hasta que lo tuvimos terminado. Y nos echamos las manos a la cabeza: eso no entraba en un solo vinilo".
Editado por Subterfuge, Crashpad es un disco doble y el quinto trabajo de Neuman en diez años. Mantiene la esencias folk, shoegaze y post rock y el sonido inequívocamente anglosajón del grupo, pero ahora las canciones se esparcen más, tanto como el propio Román en un sillón de las oficinas de la discográfica, donde concede la entrevista. No queda nada de aquel músico tensionado hace unos años por el estrés de las giras, las inseguridades creativas y el éxito sobrevenido. "Estoy en un momento en que he ordenado mi vida, después de vivir entre Murcia y Madrid me he mudado definitivamente a Granada y allí he rehecho la banda y he montado mi estudio. En una misma casa tengo todo lo que quiero: mi familia y mi música", cuenta Román, y añade: "Por fin he llegado a donde quería en la vida. Tengo 44 años, ya era hora. Cruzo los dedos para no cagarla".
Un creado trashumante
Paco Román nació en Melilla hace 44 años, pero enseguida se mudó a Murcia. Allí montó su primera banda, La Fábrica de la Luz, con la que grabó dos discos, el segundo con la multinacional EMI-Odeon. Aquello supuso demasiadas injerencias creativas y decidió abandonar el grupo (los otros componentes formarían Second), para cocinar su propia música sin intervenciones ajenas, ya como Neuman. Ha vivido entre Madrid, Murcia y Granada durante diez años, en los que ha grabado cuatro discos y adquirido gran relevancia a nivel nacional. Instalado definitivamente en Granada, con su propio estudio y rodeado de su familia y sus músicos, acaba de lanzar su quinto trabajo, Crashpad (Subterfuge), que presentará en la sala Joy Eslava de Madrid el 5 de octubre. Román ha producido a otras bandas emergentes, como Viva Suecia.
Lleva casi tres décadas imbuido en su música, tanto, que apenas escucha lo que hacen otras bandas. "Me quedé en los años noventa con Sonic Youth, Dinosaur Jr. o Spacemen 3. No sé mucho de lo que se ha hecho luego", reconoce este músico, que en cualquier momento puede interrumpir la conversación, o lo que sea que esté haciendo, para grabar en su móvil con la voz (si no tiene una guitarra a mano) la última melodía que se le ha venido a la cabeza. Román ha seguido el camino inverso al habitual: a finales del siglo pasado lo fichó una multinacional con su anterior grupo, La Fábrica de la Luz, pero salió escaldado. "Nos lanzaron a lo grande y nos dejamos cegar por eso, pero allí opinaba sobre las canciones hasta el de marketing. El disco no tenía nada que ver con lo que yo quería, así que me salí y decidí que nunca más pasaría por algo así. No hago canciones para vivir de ellas, soy realizador y cámara, tengo otros medios para subsistir".
Crashpad es la recompensa al tesón: en dos décadas, Neuman ya cuelga carteles de "no hay entradas" en las principales salas y se posiciona en la parte alta de los carteles de los festivales. Su agenda de conciertos se desborda a menudo, como con su anterior disco, If, con el que Román tuvo que interrumpir la gira por agotamiento. En ese momento decidió instalarse en Granada. El limonero del jardín de su casa tuvo la culpa: "Es lunero, de los que dan fruta las cuatro estaciones del año", explica Román. "Fue como una señal, porque los limones son uno de mis vicios. De modo que decidí quedarme ahí definitivamente y sentar la cabeza".
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