La factura de la luz de Pablo Picasso
El artista malagueño pintó con rapidez y, con mucha frecuencia, de noche el 'Guernica'
Todo el mundo sabe que Picasso no tiraba nada. Facturas, notitas, billetes, cajitas de cerillas, pequeños objetos… todo lo guardaba, para satisfacción de los que investigamos su vida y su obra. Incluso existen cajas en los archivos de su museo parisino clasificadas por conceptos como “zapatos”, “papelería” “sastres”… Lo cierto es que hay aún muchísimo por descubrir en lo que respecta a Picasso.
Yo estaba intrigada sobre de quién era la propiedad del estudio de la rue des Grands Augustins, en donde el artista malagueño pintó el Guernica. Intrigada desde que leí un comentario en un libro de Fernando Martín Martín, comentario que según el autor procedía de José María Ucelay, quien, en 1937, era el Director General de Bellas Artes del Gobierno vasco. Según Ucelay (citado por Fernando Martín) , el lugar “era propiedad, en estos momentos, de los hermanos Labalette, principales constructores del pabellón español y lo utilizaban como almacén y depósito de materiales de construcción. Juan Larrea consiguió que se desprendieran de él, vendiéndolo al gobierno español, no sin antes acondicionarlo y habilitarlo para Picasso , el cual pasó desde entonces a ocuparlo en propiedad.”
Esta información tan peculiar pasó a un libro reciente sobre el Guernica, de Gijs van Hensbergen (2005). Pero si esto era cierto, tenía que haber un documento de cesión a Picasso, un documento oficial por tratarse de una transacción entre el Estado español y el pintor de Málaga. Cierto es que otros libros señalaban como propietarios a la Compagnie des Huissiers de la Seine, pero la duda me reconcomía.
Por otro lado, todos los libros contaban que fue Dora Maar quien encontró el lugar para Picasso, algo que parecía lógico porque el espacio había sido el famoso Grenier Barrault, el estudio en donde el célebre mimo y actor, Jean-Louis Barrault, ensayaba y en donde habían tenido lugar algunas reuniones del grupo de ultraizquierda Contre-Attaque, organizado por André Breton y Georges Bataille. Dora, que había sido amante de Bataille en 1933, había asistido a estas reuniones y había fotografiado a Jean-Louis Barrault y a los actores del Groupe Octobre, un grupo de teatro políticamente implicado, muy similar al que luego existiría en la España republicana, el famoso La Barraca.
Fui a consultar el archivo del Musée Picasso de París, en donde se encuentran las facturas, los recibos y no solo del alquiler, sino también de las reformas que Picasso mandó hacer en el estudio.
Los documentos del Archivo no se prestan a ninguna duda. Hay un proyecto de contrato fechado el 23 de febrero de 1937, escrito por Leon Daigremont , que era el Huissier Audience près le Tribunal Civil, (un huissier es un fedatario público) en donde especifica que el alquiler es para el segundo y tercer piso del edificio. Dirigió la carta al 23 de la rue de la Boétie, en donde entonces residía Picasso.
Este mismo fedatario le redactó el 8 de marzo un recibo provisional, escrito a mano, por la suma de 5.600 francos como adelanto de alquiler a la Compagnie des Huissiers de la Seine . Quedaba, pues, totalmente aclarada la duda sobre la propiedad del famoso taller. A su vez, Genoveva Tusell, autora del libro El Guernica recobrado y que estudió a fondo el Archivo Luis Araquistain (que fue embajador español en París en 1936 y 1937), me confirmó que no había ningún documento sobre una posible propiedad del Gobierno español. También me confirmó que las 24 fotos que Dora Maar hizo del Guernica le fueron pagadas con la suma de 240 francos, como debidamente consta en una factura que la propia fotógrafa redactó.
Icono del siglo XX
El Gobierno de la Segunda República encargó a Picasso un gran cuadro, en enero de 1937, para el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de ese mismo año.
El bombardeo de la alemana Legión Cóndor sobre Gernika el 26 de abril conmocionó al artista, que decidió plasmar ese horror en un lienzo.
El 1 de mayo comienza a pintar el cuadro en el estudio de la rue des Grands Augustins, en París.
Dora Maar, su amante, fotografía todo el proceso, que finaliza el 4 de junio.
Los focos que Maar usó para iluminar sus instantáneas le sirven al malagueño para pintar también de noche.
Además del 'Guernica', Picasso realizó otras 60 obras, entre óleos y dibujos, sobre ese mismo tema.
Entregó el cuadro la primera quincena de junio de 1937.
Picasso, al instalarse, tomó muy rápidamente decisiones para mejorar las escuálidas (si las había) instalaciones de aquel “granero”. Pidió un presupuesto a un lampista llamado Charles Milkovic, el cual, el 10 de marzo de 1937 ya le pasó un presupuesto para una toma de electricidad de 30 hectovatios; el contrato fue hecho el 23 de marzo.
Porque a principios de aquel año 1937, el gobierno de la República le había encargado a Picasso que pintara un mural para el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París. Pero en realidad se puso a ello, como todos sabemos, el 1 de mayo, tras el bombardeo de Guernika, cuyo impacto moral en el artista fue tan grande que desencadenó la rápida selección del tema.
Lo que se desprende de tres facturas de la electricidad que pueden leerse en el Archivo, es que Picasso pintó no solo rápido, sino con mucha frecuencia de noche, porque la factura de junio de 1937 es de 332 francos, mientras que la de agosto es de 141 francos. Y en octubre, un mes con mucha menos luz natural, pagó tan sólo 209 francos. Así pues, aunque se sabía que pintaba de noche, aquí teníamos una prueba palpable. Precisamente Dora Maar me había contado, cuando pude hablar con ella en 1993, que fue fácil fotografiar el Guernica porque había espacio y había añadido que, para hacerlo, colocó unos grandes focos. Me dijo también que Picasso guardó estos focos para pintar de noche .
Las mejoras que Picasso encargó incluyeron un calentador eléctrico de 100 litros con su correspondiente termostato. Y en octubre se hizo instalar dos estufas caloríferas de hierro colado que le costaron 1.275 francos. Como especifica la factura, una para cada piso, ya que Picasso alquilaba tanto el segundo como el tercer piso.
Carta de Jaume Sabartés
El estudio fue antes punto de reuniones de grupos de ultraizquierda
Existe a su vez otra factura, lamentablemente sin fecha, que va a nombre de Dora Maar y que está dirigida al 7 de la rue des Grands Augustins. Es la factura que indica la construcción de un cuarto de baño en la habitación principal y de un fregadero y distribución de gas en la cocina. Parece evidente que Picasso no sólo quería una mayor confortabilidad para él, sino también para su nueva amante. Porque la verdad es que Dora no vivía con Picasso, y ni siquiera vivía sola –pues hasta 1942 vivió con sus padres en el 7 de la Porte de Champerret, en el distrito XVII de París- pero debía de pasar largas horas con él e incluso podemos conjeturar que fuera ella la que pidiera aquellos cambios. El hecho de que la factura fuera a nombre de Dora Maar también es una prueba fehaciente de su presencia cotidiana en el 7 des Grands Augustins.
Seguimos leyendo documentos, y uno llama nuestra atención. Se trata de una carta de Jaume Sabartés a Picasso también, en parte, relacionada con Guernica. El 26 de Agosto de 1936 Picasso estaba en Mougins, en la Costa Azul, con Dora Maar y sus amigos. La Guerra Civil había estallado el 18 de julio, hacía pues, poco más de un mes. Sabartés, aunque viviendo en París, le daba alguna noticia de España. Sus frases en esta carta son las de un republicano con esperanzas en el futuro, cuando escribe: “Todo el mundo en España hará algo, en fin, al fin, por fin. Y no habrá más generales de pacotilla. Y el pueblo, por un tiempo al menos, tendrá derecho a gritar". Sabartés le anuncia que el 4 de septiembre habrá una manifestación en la Embajada de España y añade: “Allá me preguntan siempre por ti. Yo les aseguro que tú estás con ellos de verdad y están contentos.(…)". Y acaba: “Voy al correo. Diviértete mucho. Recuerdos. Abrazos. Tuyo, Sabartés".
El artista acondicionó el espacio que frecuentaba Dora Maar
La frase “yo les aseguro que estás con ellos” es fundamental, porque Picasso aún no se había pronunciado sobre la guerra ni de qué bando estaba. De hecho, este 28 de agosto, Picasso disfrutaba de su nuevo amor con Dora Maar, acompañado del historiador de arte Roland Penrose y de Paul y Nusch Eluard. Si es cierto que Penrose escribió que ”los largos días fueron una continua delicia solo nublada por las tristes noticias de la guerra de España, que despertaban en todos, en especial en Picasso, temores y angustias”, también es cierto que, como me contara el actor Maurice Baquet en 1993, Dora incitaba a Picasso a que se pronunciara políticamente. El resultado fue Guernica.
Babelia
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