“El nacionalismo nace de un sentimiento de inferioridad”
El director turco-alemán recibe un homenaje a su carrera en el Festival de Cine de Guanajuato
Cuando el guionista mexicano Guillermo Arriaga cantó en 2005 bingo en Cannes –con Los tres entierros de Melquiades–, entre el jurado del certamen francés estaba Fatih Akin. Dos años después, la Palma de Oro al mejor guión fue para Akin por Al otro lado, un texto polifónico y sombrío “asesorado” por Arriaga. “Me ayudó mucho. Somos como hermanos”, dice el director alemán, descalzo y subido a un taburete en la sala de prensa del Festival de cine de Guanajuato, que en su 20 edición le ha dedicado un homenaje a su carrera.
Akin (Hamburgo, 1973) se convirtió a principios de la década pasada en la nueva joya del cine independiente europeo con un puñado de historias sobre vidas y amores al límite —filmadas con nervio y precisión—, y atascadas en un cruce de caminos culturales. Nació en Alemania, pero sus padres son migrantes turcos. Su esposa, cineasta también, es alemana, pero su madre es mexicana. “He venido varias veces a visitar a la familia de mi suegra y me he dado cuenta de que las familias mexicanas son muy parecidas a las familias turcas”.
Pregunta. Los conflictos familiares suelen ser uno de los motores de sus películas. ¿Cómo es la suya?
Respuesta. Estuve hace poco en Cannes y muchas historias trataban del enemigo que está dentro de la propia familia. Ya sabes, la cosa Bergmaniana. Para mi no es tan claro. Cuando no puedes confiar en el sistema, el gobierno, la sociedad, creo que al menos puedes tener esa pequeña sociedad en la que puedes confiar que es la familia. Aunque desde luego no es mi caso. Mis padres tienen opiniones completamente diferentes a las mías, crecieron en un mundo y en un tiempo completamente diferente.
P. Sus hijos también están creciendo en un mundo muy diferente de ese.
R. Mi madre es profesora de primaria y mi padre trabajaba en una lavandería. Vivíamos en un departamento pequeño, no había mucho dinero en casa y yo tuve que ponerme a trabajar pronto. Mis hijos tienen unos padres artistas y mucha mezcla cultural.
P. Usted ha dicho que la situación de los migrantes mexicanos en EE UU es similar a la de los turcos en Alemania
R. Los dos son fenómenos complejos. Pero existen analogías: ambas son las minorías más grandes en los países de destino. La mayoría son trabajadores y en muchos casos indocumentados. Y en ambos casos, algunos han logrado cierto éxito: políticos, periodistas, artistas.
P. ¿Cree que las barreras y problemáticas de los dos grupos migrantes también son parecidas?
R. No. EE UU es una sociedad muy diferente a la alemana. Alemania es un Estado de bienestar, si no tienes trabajo recibes alguna ayuda.
P. ¿Qué opina de la versión de directores como Michael Haneke sobre el lado oscuro del bienestar y la prosperidad protestante?
Me iría de borrachera antes con Kaurismäki que con Haneke
R. La sociedad, los protagonistas en las películas de Haneke son siempre sofisticados, tienen buena educación, viven en estas casas grandes, y tienen hijas como Isabelle Huppert. Es la bohemia burguesa. Yo vengo de una familia, de una clase social, de un mundo completamente diferente. Su tesis es que en un mundo donde los personajes lo tienen todo para ser felices, terminan jodiéndose los unos a los otros.
P. ¿Se siente más cercano a un director como Aki Kaurismäki y sus retratos líricos y heroicos de las clases populares?
R. Desde luego, me iría de borrachera antes con Kaurismäki que con Haneke, tenemos más en común. Pero los pobres también se joden entre ellos. Hay un riesgo de romantizar a la clase trabajadora. Pero si tienes experiencia en la vida, si has vivido en ese mundo, sabes que es un error.
P. ¿Por qué decidió buscar a Guillermo Arriaga para el guión de Al otro lado?
R. En esa época estaba de moda contar historias de manera fragmentada, jugar con el tiempo y espacio. Yo quería aprender a hacerlo y Arriaga es uno de los mejores artesanos de eso. Fui a visitarle a Ciudad de México y empezamos a colaborar. Él me ayudó mucho, me asesoró, me dio consejos sobre cómo reescribir el guión. Nos hicimos amigos, casi como hermanos. Intentamos incluso empezar un proyecto juntos, pero con la distancia fue imposible.
P. ¿No cree que su trabajo peca a veces de un exceso de melodrama?
R. Mi chip turco empatiza perfectamente con esa intensidad y con los elementos del melodrama. Pero creo que cuando me pongo muy intenso, me sale el chip alemán y me dice “eh, no crees que te estás poniendo un poco melodramático”. En Alemania hay una especie de policía de lo pretencioso que está por todos lados.
P. ¿Qué opina de los nuevos directores mexicanos?
R. Conozco el trabajo de Amat Escalante y me encanta. Es muy director muy sabio pese a ser tan joven. Carlos Reygadas también me gusta, es muy radical. México es un país muy inspirador. Siempre lo ha sido. Debe haber una razón por la que Eisenstein vino a aquí, Buñuel, John Houston.
P. ¿Cuál cree que es esa razón?
R. Igual que EE UU, es un país de inmigrantes. Los españoles vinieron primero, a joderlo todo, y luego vinieron otras culturas. Los centroeuropeos, que trajeron la música con trompetas, los franceses, los alemanes. Y esa amalgama de culturas se ha preservado y es más equilibrada que en EE UU. México es más rico y más generoso. También es más conflictivo, pero donde hay conflicto hay una historia.
P. ¿Qué opinión le merece el nacionalismo mexicano?
R. No conozco tanto el país como para opinar. Pero conozco, por mi esposa, como vive una familia tradicional de chihuahua de clase trabajadora. Me recordó mucho a las familias turcas. Turquía es una cultura extremadamente nacionalista y eso nace de un complejo de inferioridad. No lo pueden superar.
P. Usted odia el nacionalismo
R. No lo odio, simplemente, no me identifico con ello. Soy más como John Lennon: Let it be.
P. ¿Qué cosas odia?
R. Los Nazis, el racismo, el miedo.
Babelia
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