Eiko Ishioka, la diseñadora japonesa que revolucionó el vestuario artístico
Su tradición gráfica le dio fama mundial en publicidad, cine, teatro, moda y hasta en dos Juegos Olímpicos. Hoy habría cumplido 79 años
Eiko Ishioka nació en Tokio (Japón), el 12 de julio de 1938. Su padre, diseñador gráfico de profesión, animó su afición artística en su niñez, pero desalentó su ambición de dedicarse a lo mismo que él cuando dedició ir a la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio, porque el arte gráfico japonés era un mundo masculino. Sin embargo, la vocación de Ishioka fue más fuerte que las dificultades y comenzó su carrera trabajando en los años 60 en la división de anuncios de la compañía de cosméticos Shiseido.
Eiko Ishioka abrió su propia agencia de publicidad y diseño gráfico en los años 70, empezando como directora creativa, donde comenzó a destacar en campañas impresas por su concepto de la publicidad en pósters. Después de importar a Japón imágenes de belleza femenina de Marruecos e India que utilizó en campañas publicitarias, la diseñadora se exportó a sí misma junto a su creatividad en los años 80.
En ese momento, pasó de ser la diseñadora artística más famosa de Japón a empezar a sonar como una de las más renombradas del mundo entero, ya que su trabajo iba mucho más allá de la estilización pura, porque ella creaba vestuarios majestuosos, recargados al máximo y con una perfecta combinación entre lo colorista y lo misteriosamente tenebroso.
El director de cine Paul Schrader le pidió a Ishioka en 1985 que fuera la diseñadora de vestuario para su película ‘Mishima’ y su trabajo no decepcionó, porque el jurado del Festival de Cannes le concedió un premio especial por su “contribución artística”, combinada con la fotografía de John Bailey y la música de Philip Glass.
Al año siguiente, en 1986, Eiko Ishioka ganó un Grammy por su diseño de la portada de ‘Tutu’, de Miles Davis. En 1988 consiguió dos nominaciones a los premios Tony por el montaje de David Henry Hwang de ‘Madame Butterfly’ y, más recientemente, para el musical ‘Spider-Man: Turn Off the Dark’. Fuera de Broadway alcanzó, según los críticos, “la perfección” colaborando con Cirque du Soleil en el espectáculo ‘Varekai’. Ella misma explicaba que “quería explorar nuevos horizontes. La propuesta llegó en el momento perfecto y me sedujo inmediatamente, ya que, como espectadora, ya había caído bajo el hechizo de Cirque du Soleil”.
Fascinada por el arte que mostraba el Cirque du Soleil, Eiko Ishioka aseguró entonces que había descubierto un universo creativo nuevo, “que adopté desde el principio. Juntos construimos un sueño compartido”. La actividad creativa de Ishioka no quedó ahí y cada vez se hizo más multidisciplinar, ya que, por ejemplo, dirigió el videoclip musical de la canción ‘Cocoon’ del álbum ‘Vespertine’, de Björk, y en 2001 diseñó la indumentaria de los equipos suizo, canadiense, japonés y español para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002 en Salt Lake City (Utah). En 2008 renovó como diseñadora de vestuario pero para la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Verano de Pekín. Pero también fue la directora artística del show de David Copperfield ‘Dreams and Nightmares’ en 1996 en Broadway y diseñó los trajes para la gira de la cantante Grace Jones ‘Hurricane’ en 2009.
Pero la fama mundial le llegó a Eiko Ishioka en 1992 gracias a su trabajo en ‘Dracula de Bram Stoker’, dirigida por Francis Ford Coppola. Por aquella cinta obtuvo un Oscar en la categoría de Mejor Diseño de Vestuario y su trabajo está incluido en la colección permanente de museos de todo el mundo, incluyendo el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Ese mismo año fue seleccionada para ser miembro de la New York Art Directors Club Hall of Fame.
Sus trajes para la película de Coppola incluían uno de armadura completa para el personaje principal (interpretado por Gary Oldman), cuyo color rojo reluciente y su ondulación general lo hacían parecer con una musculatura extraordinaria, y un voluminoso vestido de novia usado por la actriz Sadie Frost, con un collar de encaje rígido y redondo. Eiko Ishioka se inspiró para estas creaciones en cuadros de Gustav Klimt, en el arte bizantino y en las armaduras samuráis.
La estética de Ishioka empezaba así a imponerse también en occidente. No en vano, su estilo e inspiración fueron como un matrimonio de conveniencia de Oriente y Occidente, ya que había vivido en Manhattan durante muchos años y abrazaba por igual y al mismo tiempo lo gótico, lo ultramundano, lo dramático y lo inquietante y tenebroso. Su obra, como no podía ser de otra manera, deslumbró a la mayoría de los críticos pero también desconcertó a otros al ser provocativa.
Eiko Ishioka también estuvo después estrechamente unida al trabajo de la directora Tarsem Singh, para quien diseñó el vestuario de cuatro películas. ‘The Cell’ (2000), con Jennifer López, ‘The Fall’ (2006), una fantasía de aventura, e ‘Immortals’, un cuento violento de la antigua Grecia. Su cuarta colaboración, ‘Mirror Mirror’, una adaptación de ‘Snow White’ con Lily Collins y Julia Roberts, llegó a los cines dos meses después de la muerte de diseñadora japonesa, que tuvo lugar en Tokio el 21 de enero de 2012 víctima de un cáncer de páncreas.
Precisamente el vestuario de la película ‘The Fall’ es la que utiliza Google para homenajear hoy a Eiko Ishioka con un doodle que recorre cinco imágenes con sus diseños en el día en que habría cumplido 79 años.
Pero Ishioka trabajó con otros directores a lo largo de su carrera dedicada al cine, como por ejemplo con Ray Loriga en ‘Teresa, el cuerpo de Cristo’, protagonizada por Paz Vega y cuyo hábito es un dedal de seda con un crucifijo bordado que realza el personaje.
Para la posteridad quedan los trabajos de Ishioka, siempre a medio camino entre creaciones de alta costura y composiciones impregnadas de surrealismo, pero a las que hay que reconocer el valor revolucionario que han supuesto siempre para la escena en la que se han exhibido.
Babelia
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