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“El Códex Trujillo es tan importante para Perú como las obras del Prado para los españoles”

La directora del Museo de Arte de Lima, que pujó para que la pieza regresara al país andino, habla de la importancia de las láminas que salieron a subasta en Madrid

Natalia Majluf, directora del MALI.
Natalia Majluf, directora del MALI.

Natalia Majluf (Lima, 1967) ha entregado su vida al arte. Destacada investigadora e historiadora, ha dirigido durante quince años el Museo de Arte de Lima (MALI). En mayo, la institución supo que 136 ilustraciones del llamado Códex Trujillo o Códex Martínez Compañón —una de las representaciones más importantes de la vida en el Virreinato del Perú— saldrían a subasta en España. Aunque ganó la puja no pudo hacerse con las piezas, pues el Gobierno español hizo efectivo su derecho de tanteo y las retuvo. Majluf se pronuncia sobre esta pugna, cuyas primeras soluciones comienzan a ser exploradas.

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Pregunta. El Gobierno español anunció que está estudiando la posibilidad de prestar indefinidamente al Perú las 136 láminas del Códex Trujillo. ¿Qué le parece esta salida?

Respuesta. Es un buen comienzo, desde que el Estado español reconoce la importancia del documento para la historia peruana. Pero desde la perspectiva del MALI, no nos satisface. El asunto de la propiedad, que es el tema de fondo, no se resuelve. Una comisión declaró inexportable las piezas. Esa misma comisión puede cambiar esa opinión, en vista de informaciones nuevas, como lo es que el Museo quería adquirir esa pieza.

P. ¿Qué es el Códex Trujillo y qué representa para el Perú?

R. En realidad no es un códex, es un conjunto de acuarelas que han sido reunidas y encuadernadas en un tomo. El proyecto descriptivo del obispo Baltasar Jaime Martínez de Compañón produjo uno de los registros visuales más importantes del Perú colonial. Son tan importantes para el Perú como algunas piezas clave del Prado pueden serlo para los españoles. De diversas formas, esas acuarelas de artistas locales no solo expresan el espíritu de la ilustración, tal como se desarrolló en el Perú, sino que prefiguran el costumbrismo. Dado que gran parte de la producción ilustrada fue hecha en el marco de una situación colonial, esas obras fueron generalmente remitidas a España y no ha quedado casi rastro en los países americanos. Para el MALI, que conserva una de las mayores colecciones del costumbrismo peruano, esta era una oportunidad única para representar, aunque fuera de manera fragmentaria, ese capítulo de la historia local.

P. ¿Cuándo salió del Perú?

R. La edición hecha por el obispo Martínez de Compañón fue enviada al rey de España a finales de la década de 1780, junto con materiales etnográficos, antigüedades y especímenes de ciencia natural. La empresa de documentar su diócesis se inspira en los requerimientos que el gobierno colonial hacía de informaciones sobre los territorios americanos. Pero el obispo retuvo algunas copias y estudios preparatorios de las acuarelas. Según Alcalá Subastas, el tomo que se vendió la semana pasada en Madrid procede de una colección privada, pero no sabemos más acerca de su procedencia.

P. La mayoría de las 1,400 láminas que componen el Códex Trujillo se encuentra en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid. ¿No deberían estar las 136 láminas próximas al resto de la colección?

R. Es un asunto que bien se podría debatir, aunque yo pienso que lo que el obispo envió a España existe como una edición cerrada, concebida como completa por su autor. Pero ¿quién decide a dónde se conservan los objetos del patrimonio colonial? ¿España? Lo han hecho en este caso unilateralmente. Pienso que en justicia esa determinación debería ser parte de una conversación distinta. La libertad de competir en igualdad de condiciones en subasta sería un buen comienzo. Allí se determina fácilmente a quién le interesa más una pieza.

P. ¿Qué sintió cuando el Ministerio de Cultura español anunció que, al aplicar la Ley de Patrimonio de 1985, ejercía su derecho de tanteo y retenía las piezas?

R. Una enorme frustración. Una sensación de injusticia y una pena de sentir que no había habido empatía hacia la posición del Museo.

P. ¿Fue una sorpresa? Según Alcalá Subastas, el Museo participó en la puja a sabiendas de que las 136 láminas eran inexportables.

R. Hay que distinguir entre dos cosas. Una es que se declaren inexportables, la otra que el Estado ejerza su derecho a tanteo. Sabíamos de lo primero, pero nos sorprendió lo segundo. De hecho, nosotros conocíamos perfectamente que el conjunto de acuarelas había sido declarado inexportable. Por eso expresamos nuestra protesta días antes en los medios de prensa peruanos y ante nuestra Cancillería. Sabíamos que si ganábamos la puja tendríamos que mantener el manuscrito en España hasta conseguir un permiso de exportación. Y éramos conscientes que ese permiso acaso nunca llegaría a darse. Sospechábamos que el Gobierno de España podría ejercer su derecho de tanteo. Por eso hicimos las gestiones para advertirles que el Perú quería ese manuscrito. No quisieron escuchar.

P. Cien intelectuales, curadores y funcionarios de museos de Europa, Norteamérica y América Latina suscribieron una carta donde piden al Gobierno español revisar esta decisión. También plantearon la creación de un patrimonio común iberoamericano, integrado por bienes que forman parte del acervo de los países de habla hispana. ¿Está de acuerdo con esta propuesta?

R. Esta carta luego ha sido colgada en change.org y ha recibido muchas más adhesiones. Creo que es hora de conversar sobre la historia colonial de América Latina. Y es hora también de crear una nueva idea de lo que debe ser una comunidad de naciones iberoamericanas.

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