Reflexiones de Juan Goytisolo tras el abandono del Sahara por parte de España
El escritor publicó en EL PAÍS un total de siete entregas donde comparte su visión acerca de las repercusiones del conflicto saharaui
EL PAÍS recopila, tras conocerse la muerte del escritor Juan Goytisolo, las siete entregas sobre el conflicto del Sahara, tituladas El Sahara, dos años después, que el intelectual español publicó en el diario durante el mes de mayo de 1978.
Capítulo 1
(17 de mayo de 1978)
Hace aproximadamente dos años, al publicar en un conocido semanario madrileño mis reflexiones sobre La izquierda española, los nacionalismos magrebís y el problema del Sahara, señalaba la dificultad de desempeñar el ingrato papel de aguafiestas, consciente del tole o griterío que en estos casos suele zaherir a quien se atreve a perturbar con sus intempestivas reflexiones el cómodo cliché sobre el que se adormecen las "buenas conciencias". Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 2
(18 de mayo de 1978)
Paralelamente a este prejuicio tenaz, impera una desinformación general respecto a las realidades magrebís que llega a menudo a extremos fantásticos. Cuanto mayor sea el desconocimiento de los problemas que plantea el conflicto, mayor será el entusiasmo y convicción con que se abraza la posición unilateral y esquemática de alguna de las partes. Ignorando la historia del Magreb, su cultura, sus lenguas, sus complejísimas realidades sociales, los periodistas y líderes invitados a Argel y Tinduf actúan con el mismo fervor y candidez que los "turistas revolucionarios" que denunciaba Hans-Magnus Enzensberger en un célebre ensayo. Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 3
(20 de mayo de 1978)
El principio de autodeterminación de los pueblos es teóricamente inobjetable, y creo que los habitantes del ex Sahara español tienen perfecto derecho a acogerse a él. Pero dicha autodeterminación no implica de modo automático la independencia: puede concluir igualmente en la unión con otro país o el mantenimiento provisional del statu quo. Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 4
(23 de mayo de 1978)
Cuando Argelia sostiene el principio ético-jurídico de la autodeterminación del pueblo saharaui (léase, de una pequeña parte de la población saharaui) lo hace amparándose en el mucho menos noble y más realista y bastardo del de "el respeto de las fronteras trazadas por el imperialismo colonizador". Fuera del caso del Sahara occidental, la diplomacia argelina no se ha mostrado jamás favorable a las aspiraciones de las minorías oprimidas: condena de la secesión de Biafra y envío de pilotos a las autoridades de Lagos para contribuir a aplastarla; denuncia del separatismo de Cabinda (cuya situación recuerda mucho, no obstante, la del antiguo territorio español)... Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 5
(24 de mayo de 1978)
Las conocidas dotes de prestidigitador de Buteflika en las asambleas africanas nos permiten asegurar que, pese a su proclamada vocación tercermundista, socialistas y comunistas españoles van a verse próximamente expuestos en picota, en todas las reuniones y conferencias relativas a los procesos de descolonización exactamente igual que sus homólogos del sur del Estrecho. Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 6
(25 de mayo de 1978)
En el transcurso del último año el PSOE ha insistido con frecuencia en su propósito de mantener «relaciones privilegiadas» con el partido único de Argelia, el FLN. Desde la folclórica liberación de los pescadores capturados por el Polisario hasta la clausura de la emisora de Cubillo con motivo de la visita a Argel de Felipe González —regalo ofrecido a este a cambio de su oposición a la ratificación del acuerdo pesquero con Marruecos en el que se reconocía de facto la jurisdicción marroquí sobre las costas saharianas—, nuestro primer partido de oposición no ha regateado ninguna ocasión de manifestar su apoyo incondicional al Polisario y a sus protectores de Argel. Pero si el descalabro de la política exterior del Gobierno, puesto de relieve por el sostén masivo del Consejo de Ministros de la OUA a la "africanidad" de Canarias es mayúsculo, el sufrido por la política proargelina del PSOE no ha sido menor. Lee la tribuna completa aquí
Capítulo 7
(26 de mayo de 1978)
Cuando un partido que, como el PSOE, se presenta como una alternativa real de Poder, exige la denuncia de los acuerdos de Madrid de 1975, demuestra valorar muy a la ligera los graves riesgos que semejante decisión entrañaría para todos. Como decía muy justamente el editorial de EL PAIS del 21 de diciembre de 1977: Desde otras cancillerías se ha tratado de empujar a España, con la inocente aprobación de algunos sectores de la oposición democrática, a intervenir en el conflicto del norte de Africa, utilizando nuestra mala conciencia por el vergonzoso abandono del Sahara. Lee la tribuna completa aquí
Babelia
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