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Buenos Aires homenajea a Regueiro, el “emboscado del cine español”

El festival BAFICI organiza una retrospectiva de la obra "barroca y blasfema" de un director olvidado en España

El director y pintor Francisco Regueiro, en 2015.
El director y pintor Francisco Regueiro, en 2015.Bernardo Pérez

El cineasta Francisco Regueiro, a quien en ocasiones se ha definido como "el emboscado del cine español", recibe estos días en Argentina el homenaje que nunca recibió en su país. El Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) organiza, hasta el domingo 30 de abril, la primera retrospectiva fuera de Europa —la segunda internacional— de la obra del director vallisoletano, que solo ha rodado diez largometrajes desde su primera película en 1963. "Regueiro es un desubicado de la generación del 27 que por desgracia fue considerado "raro" o "maldito", pero nada más lejos de la realidad. Despliega un surrealismo orgánico afinado en un diapasón que tiene que ver con la blasfemia", asegura Álvaro Arroba, programador de la muestra, para quien "la obra barroca y blasfema de Regueiro" es, después de Buñuel y del primer Berlanga, la más importante del cine español.

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El orgullo y la capacidad creativa

Corría el año 1965 cuando Regueiro entusiasmó a Luis Buñuel en el Festival de Cannes con su primer filme —proyectado ahora en Buenos Aires—, El buen amor, la historia de unos novios de provincias que reflejaba la miseria moral de aquella España, encorsetada entre lo religioso y lo castrense. “En Valladolid no había más que conventos y cuarteles”, recordaba en este diario en 2015 sobre la ciudad en que nació hace 83 años. El cineasta comenzó entonces una carrera llena de proyectos que no llegaron a materializarse y cintas prohibidas o cercenadas por la censura —Amador llegó muy menguada a Cannes en 1965 tras superar tres prohibiciones íntegras de los censores—. Tras la muerte de Franco pudo dar rienda suelta a su corrosivo humor, que él llama "brutalidad descarada", en películas como Padre Nuestro (1985), Diario de invierno (1988) Madregilda (1993). "Su obra está a la par que las películas de Víctor Erice y de Pedro Almodóvar, quien siempre reconoció como obras maestras los filmes Duerme, duerme mi amor o Padre nuestro", afirma Arroba.

El homenaje, organizado en colaboración con el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), se complementa con un libro en el que han colaborado cineastas como el propio Erice, críticos como Marcos Uzal, del diario francés Libération y periodistas como la colaboradora de EL PAÍS Elsa Fernández-Santos, que ha escrito una semblanza de la relación de Regueiro con su padre, el crítico Ángel Fernández Santos, con el que escribió seis películas.

"La recuperación de la obra de Regueiro nos parece urgente, pues aún vive para presenciarla. De hecho, él se mantiene muy activo escribiendo guiones y buscando financiación para proyectos como una película sobre Gila en la posguerra", cuenta Arroba sobre un proyecto que el propio Regueiro desvelaba hace dos años en EL PAÍS: “Es extraño que no hayamos hecho una película sobre Gila, sus monólogos sobre la guerra son deslumbrantes", decía entonces sobre un humorista que considera "el mayor surrealista extraoficial". "Regueiro es un león enjaulado a sus 83 años", bromea el portavoz de BAFICI sobre un creador que a pesar de su edad se mantiene activo, ya sea en la faceta de pintor que cultiva desde su juventud —ha pintado centenares de obras en los últimos cinco años—, o escribiendo nuevos guiones a los que espera dar salida. Se le reconocen estos días, por lo menos, los diez que ha sacado adelante en su vida, aunque haya tenido que ser al otro lado del Atlántico.

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