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Columna
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Palíndromo

‘Arrival’, el título original del filme ‘La llegada’, es un término inglés que significa arribar a lo revelador de nuestra mente

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“La memoria es extraña”, afirma la reputada lingüista Louise Banks, casi al comienzo del filme que protagoniza, titulado Arrival (2016), traducido en español La llegada, del cineasta canadiense Denis Villeneuve, que se inspira a su vez en un cuento del escritor Ted Chiang, Historia de tu vida y otros relatos (Alamar). Lo hace justo antes de que se desencadenen una serie de imágenes donde se reflejan, primero, el feliz nacimiento y desarrollo de su amada hija y, luego, la enfermedad y trágica muerte de esta en plena adolescencia. De esta manera, casi sin darnos un respiro, la pantalla nos enfrenta al agujero negro de un terrible duelo. Cuando aún nos estamos preguntando cómo puede sobrevivir una madre ante tamaña pérdida, el relato cinematográfico diverge abruptamente con la aparente interferencia de otro inquietante suceso: el de la llegada a nuestro planeta de una docena de extrañas naves extraterrestres, sobre cuya presencia e intenciones nadie sabe nada. Precisamente por ello, la lingüista Banks es requerida como experta para intentar comunicarse con esos extraterrestres de estrambótica apariencia. Con solvente aplicación en lo suyo, aunque también ayudada por un brillante astrofísico, Ian Donnelly, Banks dirige la formidable tarea de tener que crear un nuevo lenguaje que sirva como puente entre dos especies de seres tan diferentes, todo ello además en medio de un caos general que amenaza con derivar en una guerra mundial entre los propios habitantes de la Tierra.

Con tan solo lo hasta aquí esbozado se comprende que el espectador de la película se vea inmerso en una trepidante acción, en la que se entremezclan el dolor íntimo de la atribulada madre y la creciente ansiedad de lo que podría terminar con la extinción de la vida en nuestro planeta. Poco a poco, sin embargo, nos percatamos de que el epicentro de esta compleja historia reside en la mente de Louise Banks, porque las claves para descifrar el modo de comunicarse con los sobrevenidos extraterrestres las obtiene pensando en lo que le ha sucedido o ha de sucederle a su hija condenada a morir prematuramente. En los intermitentes flash-back de rememoración o premonición de la pérdida de su hija, hay uno en que esta le pregunta por qué le puso de nombre Hannah, a lo que su madre le contesta: “Porque es un palíndromo”; esto es: una palabra que se puede leer en las dos direcciones, la clave de lo reversible

Cuando la doctora Banks reflexionaba al principio sobre la extrañeza de la memoria era porque sabía que nuestro lenguaje está comprimido por el tiempo, cuyo orden nos permite trabajar y comunicarnos, pero también encarcela nuestra mente en una sola dirección, impidiéndonos apreciar el hondo reverso de lo que llamamos realidad. Romper esta limitadora barrera es, sin embargo, esencial para profundizar en el sentido de nuestra existencia y desentrañar mejor la misteriosa riqueza del mundo. Esto es algo que comprende Banks en su afán de comunicarse con los extraterrestres, logrando a través de ello sacar provecho de lo reversible de la memoria y, de esta manera, aprovechar su capacidad de simultáneamente recordar y prever lo que ha pasado y pasará. Viajar a través de un tiempo, ahora circular, en una doble dirección. En todo caso, este prodigio ha estado al alcance de quienes rompen las cadenas físicas mediante los diversos modos de ebriedad: los poetas, los místicos, los alienados, los niños y todos aquellos que, de alguna manera, han sido capaces, siquiera por un instante, de romper los límites del orden instituido, de elevarse a otro plano y así atisbar el reverso de lo real. Esto fue lo que le pasó a la atribulada cabeza de la doctora Banks y lo que nos golpea a quienes hemos visto la maravillosa película Arrival, término inglés que significa arribar a lo auténticamente revelador de nuestra insondable mente.

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