El ‘Quijote’ maldito de Terry Gilliam cabalga de nuevo (y van...)
El cineasta lleva dos semanas rodando en Toledo 'The Man Who Killed Don Quixote', con Adam Driver y Jonathan Pryce como protagonistas
Una vez dijo que estaba seguro de que al final de su vida lograría rodar su Quijote. En una entrevista a EL PAÍS por su libro Gillianimos aseguraba: "Hacer mi versión de Don Quijote es una obligación médica. Es un tumor cerebral que tengo que extirpar como sea". Desde hace décadas Terry Gilliam da vueltas por el mundo con un guion que va reescribiendo una y otra vez: El hombre que mató a Don Quijote. Que incluso empezó a rodar en el año 2000 en el desierto de las Bardenas. Que durante el pasado festival de Cannes presentó con la producción del portugués Paulo Branco (complementada con la española Tornasol) y un rodaje en septiembre de 2016... hasta que el productor también bajó del caballo. Ahora, completada la segunda semana de rodaje de The Man Who Killed Don Quixote, Gilliam seguro que pensará que, al menos ya ha filmado más material que en todos los intentos precedentes.
El rodaje comenzó hace dos semanas, con la producción, entre otros, de la española Tornasol. El argumento ha variado: hubo un tiempo en que Toby (Johnny Depp en el primer rodaje; posteriormente Ewan McGregor, Jack O’Connell y hoy Adam Driver) era un joven cineasta idealista, que quería rodar su versión del Quijote en un pueblo español. Años después, se ha convertido en un arrogante publicista, corrompido por el dinero. Vuelve a España a grabar un anuncio, se ha liado con la esposa de su jefe, y lucha contra el mal tiempo y su propio ego. Un gitano aparece con una copia de su viejo filme estudiantil. Toby decide regresar al pueblo donde lo filmó y donde el viejo que encarnó a su don Quijote (Jean Rochefort, Robert Duvall, Michael Palin, hoy Jonathan Pryce) se ha vuelto loco pensando que es el auténtico caballero de la triste figura, y que tras una serie de calamidades confunde a Toby con Sancho Panza. Ambos, por diferentes motivos, saldrán de viaje a buscar a Dulcinea.
Completan el reparto del filme Óscar Jaenada, Rossy de Palma (que había estado en 2000 y vuelve a enrolarse), Olga Kurylenko, Eva Basteiro-Bertoli (Pa negre) y Stellan Skarsgård (que encarna al jefe de Toby). El guion lo firman de nuevo Gilliam y Tony Grisoni. Están rodando en Toledo y posteriormente viajarán a Navarra —el castillo de Olite es una de las grandes localizaciones— y Lanzarote. El maquillaje y la peluquería son obra de Sylvie Imbert, que estos días recibe un homenaje en el festival de Málaga, el diseño de producción lo realiza Benjamín Fernández, la dirección de fotografía corre a cargo de Nicola Pecorini (habitual colaborador de Gilliam) y en la producción, además de Tornasol con Gerardo Herrero y Mariela Besiuesky, están Amy Gilliam (hija de Terry) y el mítico Jeremy Thomas.
Love you #TerryGuilliam ❤FinallyHereWeAre ✨🎬✨#themanwhokilledDonQuixote pic.twitter.com/E8yj90B7xi
— rossydepalma (@rossydpalma) February 27, 2017
La historia del cine está plagada de proyectos malditos y uno de los más famosos es el Quijote de Gilliam, una película que incluso comenzó a rodarse en las Bardenas Reales en Navarra durante seis días de octubre de 2000. Desde entonces ha tenido múltiples aproximaciones, más o menos cercanas a levantar de nuevo el proyecto, algo que sin embargo nunca logró. Aquel año 2000 el rodaje se convirtió en un infierno por culpa de unas inundaciones que transformaron el desierto de las Bardenas en un lodazal, del ruido constante de los cazas que practicaban en un cercano campo de tiro de la OTAN, y de una doble hernia discal en la columna de Jean Rochefort, que le impidió montar a caballo. Si uno quiere conocer en toda su magnitud aquel horrible viaje, ahí está el documental Lost in La Mancha (2002).
En otro intento, producido por Amazon, a Gilliam le impidió filmar el grave problema de salud de su protagonista, en aquella ocasión John Hurt, al que le diagnosticaron un cáncer de páncreas (el actor inglés falleció el pasado 25 de enero). En abril del año pasado, Branco habló con EL PAÍS a la salida de una reunión con Gilliam en sus oficinas en Londres: “Mucha gente espera esta versión extraordinaria, y absolutamente moderna, de lo que representa el Quijote, y me encanta la idea de que filmemos justo durante las conmemoraciones del cuarto centenario de la muerte de Cervantes”. Pues tampoco llegaron a hacerlo, a pesar de una posterior presentación mundial en Cannes, donde anunciaron que la protagonizaría Adam Driver (Paterson, Silencio y Kilo Ren en las nuevas star wars) y Michael Palin. Gilliam había hecho sus localizaciones en España (tanto en la península como en Canarias) y en Portugal. En 2000 su Quijote contaba con 21 millones de euros (y Gilliam lo calificaba de exiguo); ahora tenía 16. “No hay proyectos malditos, sino situaciones que impidieron su rodaje, señales que mostraban que puede que entonces no fuera su momento. Ahora sí, ahora toca”, aseguraba Branco. Pero...
Pero en otoño sonaron las alarmas. Branco se bajó del proyecto en lo que Gilliam llamó "el episodio portugués". Sin embargo, Driver aseguraba que la película seguía en marcha. Y el actor efectivamente sabía lo que decía porque poco a poco se fueron desgranando nombres que se sumaban al intento: Jaenada, De Palma, Kurylenko y Skarsgård. Este periodista se cruzó después de Navidades en un supermercado madrileño con Gilliam, que estaba en Madrid rematando la preproducción.
Según contaba Gilliam el pasado mes de junio en EL PAÍS: “Don Quijote es peligrosísimo para cualquier adaptador porque acabas convertido en el personaje. Y vives en un mundo que no es el tuyo. Se ha vuelto en algo obsesivo, enfermizo y es lo más que voy a contar". Para el cineasta, "las películas pueden desempeñar el mismo efecto en la gente” que las novelas de caballería en Alonso Quijote. “Eso es fascinante. El cine da un alivio a la vida de los espectadores”. En la suya puede que no tanto.
Babelia
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