Una bienal que quiere derribar muros
Bienalsur recibe 2.543 proyectos de 78 países dominados por la crítica social y política
Venecia (Italia), Sao Paulo (Brasil), Lyon (Francia), Singapur, Estambul (Turquía). ¿Necesita el planeta más bienales de arte? Aníbal Jozami cree que sí. Y lo cree con firmeza. Lleva varios años en el empeño de desarrollar una bienal “única en el mundo”. Argentino, sociólogo y poliédrico en ocupaciones (empresario, coleccionista, rector de la Universidad Nacional Tres de Febrero de Buenos Aires y patrono de la Fundación Museo Reina Sofía) sostiene que “en este planeta en el que cada vez más políticos se afanan en levantar muros, el arte debe servir para destruirlos”. Ese es el editorial no escrito que guía a la I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (Bienalsur). Una mirada nueva de la que Jozami es su responsable. Aunque quizá el verdadero centro sea el modelo que propone. Habla de deslocalizar, trabajar en red (sobre todo entre universidades) y recurrir a la tecnología para mostrar las obras. “Todos sabemos las recetas para hacer una bienal, hemos observado ese menú y lo hemos replanteado”, explica Diana Wechsler, directora artística del certamen.
Al contrario del formato “clásico”, Bienalsur no ocurre en un solo país sino en 13 a la vez. Son múltiples los epicentros. Territorios que trazan las capitales de Sudamérica. También subvierte el hilo del tiempo. Porque “no sucede cada dos años sino a lo largo de dos años”, matiza Aníbal Jozami. Es una pequeña revolución frente a la avalancha del bienalismo de la última década. De hecho tampoco hay una sola ciudad que sea el centro de todas las propuestas. Son más de 30 repartidas por América del Sur, Europa, Asia, Oceanía. Bajo esta premisa de puertas abiertas, los organizadores han pedido a artistas y comisarios ideas durante casi dos años. Y les ha ido bien. Recibieron 2.543 proyectos procedentes de 78 países. Tras el tamiz final quedarán 250. A finales de septiembre (aún no hay fecha concreta) empiezan a mostrarse en Buenos Aires. Ese será el fósforo de la hoguera, a partir de ahí se encenderán las muestras en las otras ciudades de Sudamérica.
Debate teórico en grandes museos
Las obras se mostrarán en espacios de Perú, Colombia, Uruguay, Suiza, Ecuador, Brasil, Venezuela, Colombia. Y a través de la tecnología podrán ser vistas y compartidas en otras sedes de la bienal. El arte se multiplica y el debate teórico lo asumen, entre otros, el Museo Reina Sofía o el Hirshhorn de Washington. Estos centros además aportan sus colecciones. Nuevos modelos para armar una bienal que Diego Bianchi titula: “De vanguardia”.
Visto desde la distancia, Bienalsur semeja un caleidoscopio del mundo. Un lugar donde escuchar voces tan potentes como la del artista francés Christian Boltanski presente, junto al fotógrafo iraní Reza Deghati (premio Príncipe de Asturias 2006), Graciela Sacco, Diego Bianchi y Alexander Apóstol en la puesta de largo en Madrid del encuentro. Al fondo, claro, la semana de Arco.
Boltanski, un vértice del arte actual, propone tres trompetas en la bahía de Bustamante, una zona casi inaccesible del sur de Argentina. El viento se filtra por ellas y recrea el canto de las ballenas. “Estos animales, según la mitología, son quienes conocen el secreto y el origen del tiempo”, recuerda el artista. Reza, en cambio, abandona el mar por la tierra. Fotografía barrios marginales del país sudamericano. Busca lo imposible. “Una imagen que suponga el fin de las guerras en el planeta. Sé que es una quimera. Pero el arte puede ayudar en la paz”. Y también a tomar conciencia de nuestras vidas. Por eso Graciela Sacco nos advierte de que “las estaciones son lugares de las multitudes convocadas”.
Babelia
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