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La batalla de la guerra de Irak que nunca tuvo lugar

Álvaro Colomer convierte en una novela de investigación el enfrentamiento de Nayaf, el más importante en el que participó el Ejército español en medio siglo

Guillermo Altares
Manifestantes marchando contra una guarnición española en Nayaf en abril de 2004.
Manifestantes marchando contra una guarnición española en Nayaf en abril de 2004.ALI ABU SHISH (REUTERS)

La batalla más importante en la que combatió el Ejército español en los últimos 50 años nunca tuvo lugar. Sin embargo, Álvaro Colomer ha escrito sobre ella una novela de investigación, Aunque caminen por el valle de la muerte (Random House), que podría ser definida como la versión española de Black Hawk derribado. El 4 de abril de 2004, tres semanas después de los atentados de Madrid, la base española Al Andalus en Nayaf, ciudad santa chií en Irak, sufrió un asalto por parte de las milicias de Muqtada al Sáder. El ataque se produjo cuando el Gobierno del PP, que metió a España en Irak, había perdido las elecciones y el Ejecutivo socialista estaba tomando posesión. Aznar negaba la existencia misma de una guerra, que definía como una intervención humanitaria, y Zapatero quería sacar cuanto antes a las tropas españolas de la Brigada Plus Ultra. En medio de este impasse político, estallaron todos los infiernos.

"Hice 200 entrevistas, viajé por España, a Irak, El Salvador, Estados Unidos. Han sido casi ocho años de trabajo", explica Colomer (Barcelona, 1973), autor de tres novelas —Los bosques de Upsala (2009) es la última— y de libros de no ficción como Guardianes de la memoria, un viaje por los escenarios del terror en Europa. "La historia surge de un modo casual. Quería escribir un relato de acción, una novela de mercenarios. Pero cuando estaba haciendo las primeras entrevistas, un militar me explicó que conocía una gran historia, con mercenarios y soldados. Olvidé entonces la novela que quería escribir para dedicarme a este proyecto", prosigue. Al principio, el Ministerio de Defensa se negó a colaborar porque nadie quería sacar del olvido unos hechos enterrados bajo el polvo del desierto.

La batalla de Nayaf se prolongó durante cerca de ocho horas y pudo ser un desastre para el Ejército español. Combatieron mercenarios de Blackwater —que el reportero Gervasio Sánchez, que se encontraba en ese momento en la base, fotografió en acción en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo—, soldados estadounidenses y salvadoreños. El papel de las tropas españolas nunca estuvo claro y sigue siendo discutido: sus reglas de enfrentamiento les impidieron contestar al intenso fuego enemigo pero, a la vez, participaron en una heroica misión de rescate de soldados salvadoreños que quedaron atrapados en medio de la refriega. Los estadounidenses acusaron a los españoles de cobardía.

Colomer escribió un primer borrador de la historia desde la no ficción, pero se dio cuenta de que no funcionaba y prefirió construir el relato como una novela, aunque anclada en la realidad. "Más que una novela basada en hechos reales, es una novela basada en hechos narrados. Todo lo que cuento me lo han contado, hay tantas versiones de la batalla que no puedo decir que es no ficción porque existen muchas contradicciones en los relatos. Por ejemplo: ¿quién pegó el primer tiro? Me incliné por la que me parecía más lógica porque nadie se ponía de acuerdo", explica.

Sobre este mismo combate, en el que murió un soldado salvadoreño, resultaron heridos unos 20 estadounidenses y murieron decenas, tal vez centenares, de iraquíes, escribió Lorenzo Silva junto a Luis Miguel Francisco un relato de no ficción, Y al final la guerra. El enfoque de Colomer es diferente, es una novela de acción, con muchos tiros, un relato bélico, aunque no esquiva ninguno de los temas delicados que rodearon aquel enfrentamiento, sobre todo por qué los soldados españoles no combatieron durante aquella refriega.

Pese a ser una novela con personajes inventados (aunque corresponden a trasuntos reales o son la suma de varios personajes), el relato está marcado no por decisiones puramente narrativas, sino por su relación con la realidad, si es que tal cosa existe en el combate. En la descripción que traza Stendhal de Waterloo en La Cartuja de Parma, su protagonista, Fabrizio del Dongo, básicamente no se entera de nada, ni siquiera de si ha tenido lugar una batalla. Algo parecido le ha ocurrido a Colomer: ha realizado decenas de entrevistas a todas las partes que participaron en el enfrentamiento —mercenarios estadounidenses, reservistas de Alabama, soldados salvadoreños y españoles y, en el otro lado, milicianos del Ejército del Madhi— pero cada versión es diferente de la anterior. "Por eso estructuré la novela en pequeños capítulos, en los que cada una de las partes cuenta su visión", explica el autor, quien ha hecho todo un curso de terminología bélica y armas. La precisión de su lenguaje bélico es digna de un Antony Beevor.

La batalla de Nayaf tuvo una influencia enorme sobre la posguerra, porque el levantamiento de la milicia chií del Ejército del Madhi fue uno de los factores que obligó a los estadounidenses a acelerar la transición un año después de la invasión que derrocó a Sadam Husein en 2003. No existió, pero la historia militar española no puede entenderse sin aquel combate.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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