Un cartel muy especial para la reapertura de la Santamaría tras cinco años de prohibición
El Juli, Luis Bolívar y Roca Rey dan realce a los esfuerzos del empresario Negret
A las tres y media de la tarde la Santamaría de Bogotá volverá a abrir su puertas. Se cumplirá así el sueño de muchos aficionados a los toros. Detrás de esta lucha está un abogado y empresario taurino que se hizo runner, como él mismo dice, para aplacar su malestar. Ahora está más en forma y la sobra ilusión. Felipe Negret (Popayán, 1963) se define como un abogado padre de dos hijos amante de la libertad. Nació en la misma ciudad que 15 presidentes de Colombia y en su familia se cuentan militares, un gran escultor y un hermano Defensor del Pueblo. “Me tocó desempolvar códigos y poner a funcionar la ley. Por primera y única vez litigué en causa propia. Estudié derecho y vengo de una familia prolibertad. Los toros tenían que volver a Bogotá como las alamedas al Cono Sur. Nunca lo enfocamos como un tema taurino, sino como una cuestión de derechos. El mundo no puede retroceder, hay que reconocer y dar espacio a las minorías. ¿De qué sirve la vida sin libertad?”, relata.
El cartel, quizá uno de los mejores que se pueden presentar ahora mismo. Y que cobra sentido cuando lo relata el empresario: “Quería que fuese la unión de dos continentes hermanos unidos por la influencia española de los toros. El Juli es un torero de Colombia. En los 14 años que llevo al frente de la plaza él siempre ha acudido a nuestra llamada. Estuvo en la última de 2012 y tenía que venir. Luis Bolívar, además de una persona muy querida es un gran profesional. Él trajo a El Juli, Perera y Castella a un encuentro con el Presidente Santos. Son toreros que tenían que estar en la temporada. Roca Rey es la gran ilusión del toreo americano, una figura emergente. Los toros son de una ganadería de solera”.
Aún así, hay una ausencia notable. Se espera que José Tomás diese el paso y estuviese en esta cita de calado histórico. “Mi cartel soñado era César Rincón, José Tomás y El Juli. Rincón ya está retirado y José Tomás nos dijo que no. Como aficionado, la respuesta de su apoderado fue un golpe muy duro. José Tomás no puede dar testimonio de que acude a cerrar plazas. Estuvo en las últimas corrida en Barcelona, Quito y Bogotá. Lo lógico era dar el paso”, señala con pesar.
A pesar de los cinco años cerrada la plaza agotó rápidamente las 12.000 localidades. Antes de la prohibición contaba con 13.000. La disminución obedece a una mejora completa de taquillas, tendidos y palcos. Los precios oscilan entre los 35 y los 130 euros. La ciudad será la más beneficiada en el plano económico. “El 33%, antes de impuestos, van al ayuntamiento. Son más de 200.000 euros por la concesión de la plaza”, relata Negret.
Luis Bolívar (Panamá, 1985) es, sin lugar a dudas, el mejor torero de Colombia, esa es su nacionalidad y así se siente, en activo. Llegó a España cuando era solo un adolescente, para formarse en la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Desde entonces su nombre ha estado en las grandes ferias año tras año. El matador se siente un privilegiado por formar parte del cartel, pero no deja de sentir que la política tendría que estar al margen de los toros: “Hay una doble moral. Los políticos nos utilizan cuando les conviene. Nos estigmatizaron de manera muy cruel. Somos un juguete de la política”.
El diestro defina la Santamaría como ‘Las Ventas de América’: “Serie, formal, con conocimiento. Un lugar al que se va vestido de domingo, siguiendo las tradiciones. La asociación con España es muy fuerte”.
Andrés Roca Rey (Lima, 1996) será el que tenga el privilegio de abrir plaza. La Santamaría, junto con Las Ventas, la Monumental de Insurgentes y más recientemente el Coliseo de Nimes es una de las pocas plazas en las que se confirma la alternativa, un acto lleno de liturgia que queda para siempre en el historial del matador. Si viviese en Estados Unidos, no podría tomarse una cerveza. Su edad se lo impide, pero no evita que se enfrente tanto en España como en los ruedos de Francia y América con toros de más de 500 kilos. Él es la cuarta generación de una familia unida al mundo del todo en Perú tanto en la empresa como en la ganadería, pero no esperaban que Andy, como le siguen llamando en casa, fuese a competir de tú a tú con las figuras. Para él torear con El Juli es su máxima ilusión: “Desde que era chiquito siento una admiración muy grande por él y será un gran privilegio alternar con él en una tarde tan especial para Bogotá, para Colombia y para el toreo en general”.
Roca Rey, que de no ser torero, seguramente habría sido músico, ve diferencias notables entre el público de ambas orillas: “América es un continente en el que me encanta torear, el público acude con gran ilusión a las plazas a divertirse y a emocionarse tarde tras tarde, pero España es la cuna del toreo. Allí es donde se forjan las figuras del toreo y por eso dejé mi país natal para irme a España, para ser figura del toreo”.
A pesar de la ilusión por la reapertura, los taurinos saben que este es solo un primer paso, que falta renovación en los tendidos. Negret se compromete a implicarse en la promoción, pero también pide que todos se involucren: “Hace falta mucha pedagogía. Los empresarios tenemos que seguir luchando por ello, pero también los aficionados, que pierdan la vergüenza a decir que les gustan los toros, que salgan del armario. Tenemos que reafirmarnos en nuestras convicciones”. Roca Rey pide respeto pero también sabe que los toreros tienen que entregarse: “Nuestra labor es entusiasmar y jugarnos la vida para que gente a la que sí le gusta la Tauromaquia, acuda a la plaza”.
Bolívar, además, cree que falta unión entre ambas orillas para que la temporada tenga continuidad: “En Colombia no hay una toros todo el año. Un torero de aquí sufre un gran parón si no va a España”. También reivindica la posibilidad de tener un relevo: “Hace falta una escuela para que se dé un torero. La crisis ha azotado las novilladas. En Colombia hay toreros que pueden llegar como Juan de Castilla, pero lo tienen muy complicado hacerse en España, porque no es su país y es muy duro”.
Babelia
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