Vila-Sanjuán relata la moral ambivalente de un empresario
El periodista y escritor afronta dilemas éticos y corrupción en su novela 'El informe Casabona'
“¿Qué harías con 1.500 trabajadores que dependen de ti y de la concesión de una obra pública y para conseguirla tienes que dar una mordida?”. El periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán formuló ayer esta cuestión para abordar el dilema moral que plantea en las páginas de su última novela, El informe Casabona (editorial Destino). “No sé... Por eso me he hecho periodista para no tomar esas decisiones”, se contestó irónicamente el autor catalán de 60 años, que ganó el Premio Nadal en 2013 con Estaba en el aire.
En lo que no dudaba Vila-Sanjuán es que el relato de la vida del personaje protagonista, Alejandro Casabona —primero, joven militante, luego líder político de la Transición y por último, empresario de éxito y mecenas salpicado de corruptelas—, no podía ser una historia en blanco y negro. Debía reflejar las múltiples gradaciones del gris en el comportamiento de “unos capitanes de empresa” característicos en la Barcelona de los setenta y ochenta y que fijaron su modelo estético en los empresarios italianos, cultos y elegantes, de los sesenta. “El balance es ambivalente”, sentenció el responsable del suplemento Cultura/s del periódico La Vanguardia.
En este sentido, tampoco se debería juzgar moralmente al expresidente catalán Jordi Pujol, por ejemplo, solo por su cuestionada actuación de los últimos años, que está siendo siendo investigada por los tribunales, sin tener presente cómo se jugó el tipo en su juventud durante la dictadura franquista, apuntó. Al poco, el escritor añadió que no es “pujolista”, pero reiteró que no es justo analizar la dilatada trayectoria de una persona pública focalizando la atención únicamente en una parte de su vida.
Premoderna
La acción de la novela se desencadena cuando Casabona fallece y deja un sustancioso legado a un instituto de fomento de la ética en la empresa, cuya directora decide investigar al empresario antes de aceptarlo.
Una novela que Vila-Sanjuán definió como “premoderna” por ser una fábula con moraleja, aunque reconoció que el relativismo moral que impregna su discurso es más bien posmoderno. No en vano, es la época que mejor conoce por haberla vivido, concedió.
El escritor Arturo Pérez-Reverte destacó de la novela su “cinismo culto” y su naturalidad, pero, sobre todo, el pequeño relato incluido sobre las vivencias de los empresarios en Barcelona en la Guerra Civil.
Babelia
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