“El cine debe interrogarse sobre sí mismo”
El director francés Olivier Assayas se presenta en Argentina y se declara fan de Polanski y Stallone
Otra apuesta fuerte del primer sábado de Festival ha sido Personal Shopper, un drama familiar encabezado por Kristen Stewart y dirigido por uno de los invitados especiales a Mar del Plata, el francés Olivier Assayas (París, 1955), autor de Irma Vep y Clean y considerado por muchos como uno de los puentes entre la Nouvelle Vague y el cine contemporáneo francés, aunque él entiende que “hoy todos son tributarios de la Nouvelle Vague porque impuso la libertad de la práctica y cada cineasta es depositario de esa libertad”. Un par de horas antes de la proyección hubo un encuentro del realizador con el público que fue moderado por Marcelo Alderete, del equipo de programadores del Festival.
La relación de Assayas con Argentina no comienza con el Festival; ni siquiera con el cine. O en realidad sí: “Mi papá (Jacques Rémy) era judío y tuvo que dejar Francia en 1941; emigró a Argentina porque su primera mujer era argentina y ahí se dedicó al cine. Filmó una película en Argentina (El gran secreto, en 1942) y otra en Chile. Era un hombre muy comprometido con la resistencia francesa en el extranjero contra el régimen nazi, de hecho, era uno de los miembros más activos en Latinoamérica. Yo crecí con este padre marcado por los recuerdos de Argentina y por lo tanto adquirí conocimientos y hasta un amor por este país”.
Pregunta: ¿Qué quedó de aquellos años en los que era crítico de cine?
Respuesta: Con respecto a eso, yo en realidad desconfío del término de la palabra crítica. Más que nada, lo que escribía eran ensayos que interrogaban la teoría del cine, yo siempre pensé en la utilidad de la reflexión con respecto al arte y me parece que el cine tiene que estar sustentado en un vaivén entre la practica y la reflexión. Sigo publicando cada tanto algunos textos pero siempre y cuando sean sobre cosas que a mí me parezcan necesarias.
P: Uno de sus grandes méritos fue descubrir directores orientales, ¿Qué le llevó a hacer eso?
R: No se me puede atribuir el mérito de haber descubierto el cine chino pero es cierto que cuando era joven hubo un acontecimiento que me marcó mucho, que fue el descubrimiento personal del cine asiático. Una de las razones de mi pasión por el cine chino tiene que ver con mi gusto por su cultura, el arte, la poesía, el teatro y su historia política. Tuve la suerte de hacer ese viaje a Hong Kong y a Taipei y conocer de primera mano a estos cineastas que tenían la misma edad que yo y que todo el mundo ignoraban. No me defino a mí mismo como cinéfilo porque yo considero que el cine es una ventana sobre el mundo y no sobre el cine pero me sentí muy interpelado por todo eso.
P: Algunos sí le consideran un director cinéfilo, aunque es difícil ver en sus películas referencias a otros directores…
R: Actualmente, el contexto que se vive en el cine con la multiplicación de imágenes genera una situación diferente porque el cine esta frente a un montón de cuestionamientos: la evolución de las comunicaciones y del consumo de filmes, la manera de verlas y la practica del cine. En este momento no corresponde practicar cine de una manera ingenua. Pienso que es necesario en esta época interrogar al cine. El cine debe interrogarse sobre sí mismo. Es necesario plantear una serie de interrogantes sobre sus propios registros de representación del mundo. Por lo general se relaciona al término cinefilia con el hecho de reflexionar sobre cine y a mí me parece que son cuestiones diferentes. Por un lado tenemos la teoría del cine y por el otro la reflexión acerca de él, que me parece que definirlo bajo el término cinefilia es ponerlo en un encuadre demasiado respectivo.
P: ¿Tiene todavía la avidez de ver películas, otro cine, otros directores?
R: Si, absolutamente. Ver cine es mi forma de tomarle el pulso al mundo. Me interesa muchísimo estar en contacto con nuevos cineastas y con culturas que no estoy en contacto. Es mi manera de recibir noticias acerca del mundo. Citando a un amigo, (el crítico francés) Serge Daney que decía que estar en contacto con el cine era su manera de absorber las noticias del mundo. Para mí el arte del cine, cuando está justificado, enseña algo acerca de lo humano que tiene una profundidad mayor y una verdad mayor que lo que nos puede mostrar un noticiero.
P: ¿Cómo es su forma de trabajo?
R: Hay dos cosas. Por un lado, cuando escribo películas, siempre considero al guión como algo inacabado, es un estado intermedio de la realización. Cuando está terminado, lo considero listo para ser presentado a los efectos del financiamiento pero obviamente mis reflexiones vienen mucho antes que el guión y no es algo fijado en piedra. Es el inicio de otra cosa. La escritura del guión en el ámbito cinematográfico se persigue más allá del guión. Con respecto a la filmación yo no uso planos tradicionales, los dibujo de manera precisa y después filmo la película como si estuviese filmando un ensayo. Hay cineastas que consideran que ese es el inicio del proceso pero para mí es cuando me detengo, porque lo que me interesa es el momento de inestabilidad en el proceso de filmación de una película.
P: ¿Cómo es eso de escribirle un guión a Polanski y luego trabajar con Sylvester Stallone?
R: Escribí un guión para una película que está filmando en este momento Roman Polanski (En base a una historia verdadera, 2017). Hacia mucho tiempo que no escribía para otro cineasta pero me pareció una experiencia muy buena porque admiro a Polanski. La otra es una película que todavía no tiene fecha exacta con la participación de Sylvester Stallone, que es no solamente actor sino también cineasta, a él también lo admiro hace muchísimo tiempo, soy su fan. Y cuando me acerqué a dialogar con él me encontré que el diálogo era mucho más simple que lo que había imaginado y la realidad es que cuando uno se acerca a personas que hacen cine siempre es fácil encarar un diálogo.
Babelia
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