Contienda de cámara
El cineasta despliega solvencia profesional, pero un guion funcional y unas interpretaciones sujetas a un texto pobre impiden que el conjunto se eleve
Dos soldados del bando nacional librarán un pulso de temperamentos enfrentados en un puesto de vigilancia aislado en plena sierra del Guadarrama: Silverio, que lleva un tiempo indeterminado en el lugar, es un tipo arisco, primario y violento. Teo, recién llegado, delata una mayor densidad de espíritu desde ese mismo aspecto que le identifica como tipo más movido por el intelecto que por el instinto: carga libros de San Juan de la Cruz, ha pasado tiempo en un seminario e intenta encontrar su voz como poeta. Planteado el juego de tensiones, el guion comienza a liberar, de manera un tanto forzada y poco natural, sus primeras cargas de programada ambigüedad: Silverio es un campesino a quien la contienda pilló en el bando equivocado y que contempla con rabia cómo los aviones de su ejército avanzan hacia ese Madrid sitiado donde se refugia su familia. Teo, por su parte, no tarda en revelar que, tras su delicadeza de espíritu, se esconde un firme creyente en la necesidad de ser implacable con el enemigo. Estos primeros compases de El destierro parecen un movimiento deliberado para esquivar los peligros de ese maniqueísmo que tantas veces ha condicionado nuestras aproximaciones cinematográficas a la Guerra Civil.
EL DESTIERRO
Dirección: Arturo Ruiz Serrano.
Intérpretes: Juan Carles Suau, Eric Francés, Monika Kowalska, Chani Martín.
Género: drama. España, 2015
Duración: 84 minutos.
Con todo, El destierro, primer largometraje de Arturo Ruiz Serrano, podría haber ambientado su trama en cualquier guerra: sus temas de fondo, universales, son la supervivencia y el inesperado brote del afecto en situación límite. El cineasta despliega la solvencia de la factura profesional con bajo presupuesto, pero un guion funcional, unas interpretaciones demasiado sujetas a un texto pobre y una cierta resistencia a conceder protagonismo al paisaje impiden que el conjunto se eleve y afirme una verdadera identidad de autor o una ambición artística más allá del empeño de elaborar una buena carta de presentación para la industria.
Babelia
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