Bogotá se entrega al arte una semana al año
A finales de octubre coinciden cuatro ferias de arte contemporáneo en la capital de Colombia
En Bogotá se invierten más de 100.000 millones de pesos (más de 34 millones de dólares) durante los cuatro días en los que se celebra ARTBO (27 al 30), la feria de arte contemporáneo más importante de Colombia. “Representa el 0,8% del PIB”, explica María Paz Gaviria, responsable del encuentro. La ciudad se ha convertido en el eje artístico de un país donde “hay más creadores que lugares para exponer”, opina Luisa Pacheco, gestora de la Feria del Millón (29 al 31), otra de las cuatro citas culturales que coinciden en los últimos días de octubre, lo que se conoce en el país como la semana del arte.
Solo en San Felipe, el denominado distrito del arte bogotano, se ubican más de una decena de galerías, mientras que en Medellín, la segunda ciudad del país, el mercado se lo reparten cinco galerías, calcula Tatiana Rais, directora del Espacio Odeón, un centro artístico multidisciplinar del centro de Bogotá que organiza su feria de arte contemporáneo (28 al 31) con una especial apuesta por los jóvenes. Este encuentro busca atraer a un nuevo público de coleccionistas y potenciales compradores: “Personas que no se habían acercado al arte contemporáneo y que a través de nuestra plataforma pueden acceder a obras de artistas emergentes a buenos precios y con respaldo institucional”.
En la misma tarea está la Feria del Millón desde hace cuatro años. Comenzaron con 4.000 asistentes y en la última edición alcanzaron los 10.000 con una oferta de piezas a un millón de pesos (unos 300 dólares) y colocando el 90% de los exhibido en manos de nuevos compradores para el sector del arte. Junto a Barcú (26 al 31), de tres años de vida, nacieron tras la estela de ARTBO para intentar geolocalizar a Colombia en el mapa artístico de la región. El empuje de creadores consagrados como Doris Salcedo también ha contribuido, hasta tal punto que aunque el granero de artistas emergentes cada vez sea mayor, aun sigue resonando con más fuerza el día que Salcedo cubrió la Plaza Bolívar con una mortaja blanca de cientos de metros. “La promoción en el exterior es mucho mayor de lo que nos imaginamos”, dice Pacheco.
“Mucho se habla del boom del arte colombiano”, opina Gaviria, “y creo que se debe a que, aunque la producción artística y sus actores siempre han sido relevantes, en estos últimos años, con la apertura de Colombia hacia el mundo, se han vuelto más visibles”. La directora de ARTBO le fía a la firma definitiva de un acuerdo de paz con las FARC “incluso” una mayor repercusión. Por el momento, al margen de los expositores de su feria, reciben 600 visitantes internacionales entre periodistas, profesionales del sector y coleccionistas. Además, en la 12 edición de la cita participan 74 galerías de 28 ciudades del mundo y los comisarios Jens Hoffman, de The Jewish Museum o el Museo de arte contemporáneo de Detroit; y Pablo León de la Barra, responsable del Guggenheim para América Latina.
Colombia fue el país invitado en ARCO, la feria de arte contemporáneo de España, en 2015. Además, Salcedo consiguió el premio de arte de Hiroshima mientras que Fredy Alzate, Óscar Murillo y Rafael Gómezbarros, otros artistas locales, entraron en la Galería Saatchi de Londres. Y para rematar, la capital fue incluida en el libro Art Cities of the Future, 21st Century Avant-Gardes, de la editorial Phaidon, como una de las 12 nuevas ciudades que lideran el arte contemporáneo en el mundo. “El mercado y las instituciones internacionales también tienen el ojo puesto en los artistas emergentes del país”, considera Rais. Los que empiezan o intentan consolidarse encuentran en estas ferias artísticas una forma de exhibición y una vía de financiación. La feria del Millón organiza el programa 10+10 en el que jóvenes y consagrados trabajan juntos en proyectos que se expondrán durante el encuentro y a un precio un poco más elevado. ARTBO cuenta con Arte Cámara, una beca de un año en Flora ars+natura, prestigiosa institución de arte en Bogotá, para así acceder a la próxima edición de la feria.
Gaviria considera que el apoyo institucional a las artes plásticas va en aumento: “ARTBO ha sido una construcción con financiación público-privada”. La feria cuenta con el apoyo de la Cámara de Comercio, organismo privado con fondos públicos. Pacheco, gestora de la Feria del Millón, cree que aún falta mucho recorrido para invertir, entre otros aspectos, en la divulgación. “Cada vez que el Museo del Prado organiza una exposición, las calles de Madrid se llenan de publicidad, eso no pasa en Bogotá con la colección del Banco de la República”, asegura. Rais compara el apoyo que la ley del cine supuso para el sector con el que reciben los artistas plásticos: “Es mínimo y consiste en gran parte en los premios, becas y programas de concertación que ofrece tanto IDARTES como el Ministerio de Cultura”. Reconoce que con estas ayudas, el Espacio Odeón saca adelante su programación anual, pero no es suficiente para poder crecer. “Además, teniendo en cuenta que los museos en Bogotá no tienen una programación activa dedicada a promover artistas emergentes, la labor recae casi que exclusivamente en las galerías, espacios independientes e incluso en las ferias, quienes hacen un esfuerzo importante para consolidar el estado actual del arte contemporáneo en Colombia”, concluye.
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