El deshielo entre Cuba y Estados Unidos llega al espacio
‘Sergio & Sergei’ es la primera coproducción entre ambos países 56 años después del embargo
Desde el inicio del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, muchos sectores se han fijado en el potencial de la isla para hacer negocios y emprendimientos. Hollywood no fue la excepción. Pasaron por la capital del país caribeño el clan de las Kardashian; el productor Michael Bay y la filmación deTransformers 5; además de la presencia de Don Cheadle, que grabó un episodio de la serie House of Lies. En medio de toda esa pompa de celebridades, los 10 días también en esa ciudad del intérprete estadounidense Ron Pearlman pasaron casi desapercibidos. El protagonista de Hellboy se encontraba trabajando como actor y coproductor de Sergio & Sergei, del director Ernesto Daranas, la película que podría ser considerada como la primera colaboración fílmica entre ambos países 56 años después del embargo.
La historia, coescrita por el director y Martha Daranas, está ambientada en 1992. Es el momento en el que el bloque comunista se desintegra y Cuba se adentra en la más dura de sus crisis. Relata la amistad entre Sergio –interpretado por Tomás Cao-, un radioaficionado y profesor de marxismo cubano, y Serguei Asimov –encarnado por Héctor Noas-, un cosmonauta soviético que se encuentra abandonado a su suerte en la estación orbital Mir.
Pearlman se encontraba en Cuba acompañando a su amigo y cineasta Gabriel Beristain cuando recibió la oferta para actuar y coproducir el filme. En una entrevista a Deadline dijo que su pasión son las películas independientes, por lo que la oportunidad de estar al frente de un largometraje de la isla era una oportunidad que no podía dejar pasar. El actor fetiche del director mexicano Guillermo del Toro dijo que, en su función como coproductor, será el representante de esta obra en el mercado estadounidense y en festivales. “Fue emocionante ser parte de lo que me pareció que es un cambio inevitable de dirección. Había una oportunidad para trabajar y ayudar a dar a conocer a un realizador de clase mundial como lo es Daranas. Es la persona más importante en toda esta mezcla; esta será su fiesta de presentación y tengo que asegurarme de que reciba lo que le corresponde”, afirmó Pearlman.
Conviviendo con Vin Diesel
El deseo de Daranas de regresar a los “duros noventa” se dio porque cree que la crisis de esa década aún se mantiene vigente. Afirma que las restricciones “apenas comienzan a levantarse muy lentamente” y que limitaron la iniciativa y capacidad de un pueblo que, por entonces, se preciaba de ser uno de los mejores preparados del mundo. “En un momento donde muchos apostaban a que la revolución se derrumbaría tras la caída URSS, Sergio encarna a ese profesional que no dejó de creer que nuestro socialismo preservaría sus logros y aprendería de sus errores para trazar un camino que, a la larga, nos librara de nuevas dependencias. No ocurrió de esa manera, al menos, no de la manera que muchos cubanos como Sergio esperaban”, afirmó en una entrevista al portal de la Televisión Cubana.
El largometraje, como toda producción, conllevo sus dificultades. Una, las complicaciones de los protagonistas por hablar en ruso. Otro desafío fue la convivencia con el actor estadounidense Vin Diesel, dijo Daranas. Su equipo de producción enfrentó un problema constante para grabar el sonido directo en una pequeña azotea en La Habana, uno de los escenarios. ¿Cuál era el causante de este desorden sonoro? Coincidir con el rodaje de Rápido y Furioso en la capital caribeña. “Su helicóptero nos sobrevoló durante días”, explicó el también realizador de Conducta.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.