“Mi generación hizo mierda Argentina”
Martín Caparrós presenta su nueva novela “Echeverría”, una oda a la generación del 37
Buenos Aires, 1837. El país todavía se desangra por las guerras intestinas luego de la independencia y la clase dirigente, los acomodados porteños, buscan una forma de gobierno que se desprenda de la herencia monárquica. Son los albores de la democracia que se iniciará con la Constitución de 1853. Las ideas para semejante empresa se cocinan en una pequeña casa de la calle Victoria 59 (hoy Hipólito Yrigoyen) y son elaboradas por un grupo de literatos enamorados del romanticismo ingles y francés. La historia los bautizará como la generación del 37 y fundarán en Argentina una tradición progresista de características burguesas. Entre ellos estaba Esteban Echeverría, autor de una de las novelas fundacionales de la literatura local: La Cautiva.
“Ser antiperonista en 1837, antes que se inventara el peronismo, tiene algún mérito”, reconoce Martín Caparrós (Buenos Aires, 29 de mayo de 1957), autor de la novela Echeverría, que presentó ante un auditorio repleto en la Biblioteca Nacional. El periodista y escritor que reside en Madrid leyó el primer capítulo al aforo y conversó con su colega y amigo Federico Jeanmaire, quien mostró su admiración por Caparrós y su extraña forma de usar los signos de puntuación. “Hay una geografía del texto en cada una de tus páginas y usas demasiado los dos puntos”, refirió entre risas. “Detesto los tres puntos”, devolvió el autor, quien definió su reciente obra como una “novela histórica”.
“Todos los capítulos cierran con un final llamado ‘problema’”, adelanta Caparrós, “Dudé de incluirlos o no; refieren a los problemas que tuve escribiendo el libro. Uno de ellos, la constante tentación de comparar tiempos añejos con los modernos. Quizás lo que valga la pena en un texto es aquello que nos hace dudar por sobre lo que tenemos por convencido”. “Ya no sé cómo escribo y no tengo recuerdos de haber escrito este libro”, remató un Caparrós que deja ver en cada exposición pública sus propias contradicciones acerca de la historia y presente del país en el que nació y al que siempre está regresando. En sintonía, el último capítulo de Echeverría termina con una cita de Borges, que también fue leída en el auditorio que lleva su nombre: “Ser argentino es una fatalidad, y en ese caso lo seremos de cualquier modo, o ser argentino es una mera afectación, una máscara”.
“Mi generación hizo mierda Argentina”, decretó Caparrós ante el asombro de los presentes y antes de hacer una idealización de la Argentina de los años 50, un periodo que considero de oportunidades perdidas. El escritor llamó la atención sobre una cita de Echeverría de 1841 donde ya consideraba que en su país “estaba todo perdido”. “Echeverría quería crear un país culto, elegante, pero desde el sustrato de lo bárbaro”, referenció el autor sobre el escritor y poeta argentino que introdujo el romanticismo y también es autor de otro clásico fundacional: El Matadero.
“Tenía ganas de escribir una vida. Se me había ocurrido que era una forma que tenía ganas de trabajar pero no tenía claro qué vida y para qué. Por casualidad estaba presentando una colección de clásicos publicados por el ministerio de Cultura mexicano en Guadalajara y había una cantidad de libros de esa colección. Faltaban diez minutos, empecé a ojearlos y uno era ‘El Matadero’. Empecé a mirarlo, lo había leído y parecía ser un gran relato y una gran crónica argentina. Diría que la primera gran crónica argentina. Después me llamó la atención que parecía un relato fuertemente antiperonista y me interesó. Serlo en 1837, antes de que se inventara el peronismo, tiene algún tipo de mérito”, reconoció.
Martín Caparrós se inició en el ámbito periodístico en el diario Noticias. Colaboró en la revista Goles hasta 1976, año en el que debió exiliarse. A su regreso trabajó en Tiempo Argentino, Radio Belgrano, fue editor de la revista El Porteño, formó parte de la creación de Página/12 y fundó la revista Babel. También escribió el blog Pamplinas, hasta 2014. En su obra literaria se destacan novelas como La patria capicúa o Valfierno, por la que obtuvo el Premio Planeta. En 2011 el escritor fue galardonado con el XXIX Premio Herralde de Novela por su obra Los Living. En su obra periodística destacan La Voluntad, El Interior, y su más reciente éxito, El Hambre.
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