La última fiesta de los Rolling, los Who, Dylan y McCartney
Arranca en Coachella 'Desert Trip', el megafestival con las estrellas de la época dorada del rock and roll
El más joven tiene 69 años. Es Ronnie Wood, guitarrista de The Rolling Stones. Acaba de ser padre de gemelos. El mayor es Bob Dylan, tiene 75 años. Este octubre tiene programados 14 conciertos y otros 16 en noviembre. El más famoso, Paul McCartney, tiene 74 años y está en medio de una gira mundial con un espectáculo de tres horas. Son viejos. Pero decir que son viejas glorias es dejarse muchos matices en el tintero.
Este viernes comienza Desert Trip, un festival con un cartel de leyenda. En el recinto donde se celebra el festival de Coachella en Indio, California, a unos 200 kilómetros al Este de Los Ángeles, en tres días tocarán Dylan, los Stones, McCartney, Roger Waters, The Who y Neil Young. Las entradas se vendieron tan rápido el pasado mayo que los organizadores decidieron repetir el festival al fin de semana siguiente.
Los tickets costaban 399 dólares más impuestos (435 dólares) para los tres días. Con asiento reservado eran 1.599 dólares y la experiencia VIP más de 3.000. Las entradas se acabaron en cinco horas. Sin embargo, para el segundo fin de semana aún se pueden comprar, un indicativo de que quizá la organización haya ido demasiado lejos. La acumulación de entradas para reventa se ha hecho evidente en las últimas horas, cuando Internet se ha llenado de anuncios de gente que se quiere deshacer de las entradas por debajo de su valor original.
Cada vez que cualquiera de estas leyendas da un concierto, uno de los mayores incentivos para comprar una entrada es la pregunta de cuándo podrás volver a verlos. En el caso de los Rolling Stones, llevan jugando a eso desde principios de los 90. Pero la alineación que ofrece Desert Trip deja poco espacio para la duda. Se podrá ver este fin de semana y el que viene. No parece muy arriesgado anticipar que no volverá a suceder.
Paul Tollett, presidente de la promotora Goldenvoice, que organiza el festival de Coachella, explicó a Rolling Stone que tardó dos años en venderles la idea a los seis artistas. Desde el principio, asegura, tenían que ser esos seis o no se haría el concierto. Son seis leyendas. Tollett se reunió con cada una de ellas y fue a verlos en directo.
El que haya visto a cualquiera de estos artistas se habrá dado cuenta de que su atractivo ya ha trascendido su generación. En la compra de entradas para Desert Trip “el patrón era el más diverso de ningún evento que hayamos promocionado”, decía Tollett a Billboard en junio. “han comprado pases muchos veinteañeros, y algunos nonagenarios. Probablemente es el primer show en el que la cantidad de gente que va a traer a sus hijos es igual a la gente que va a traer a sus padres”.
Desert Trip es un festival que se propone llevar al límite el concepto de concierto-experiencia. Quedó claro cuando empezaron a enviar las entradas por correo. Los compradores recibieron una caja con unas gafas de juguete con imágenes tridimensionales de los artistas. Además, en el recinto cocinarán chefs de prestigio en una “experiencia culinaria” para el que quiera pagarlo. Incluso si se opta por ir lo más barato posible, Indio está en medio del desierto y cuesta dinero llegar. Dormir por la zona se ha puesto a 200 dólares la noche. Si Coachella ya se había convertido en un festival solo para ricos, Desert Trip lleva ese concepto mucho más lejos.
“De alguna forma se está poniendo un nuevo límite a cuánto puede absorber el público en términos de precio de la entrada y cuánto está dispuesta la gente a pagar por las mejores cosas de la vida”, decía a la agencia Afp Gary Bongiovani, editor de la web sobre conciertos Pollstar. “Todo el mundo solía comer el mismo perrito caliente de 5 dólares. Eso ya no es así”.
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