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Crítica | 'Después de esto'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La reinserción (im)posible

La purga de los delitos no tiene por qué durar el mismo tiempo en los ámbitos de lo moral, de lo jurídico y de lo social

Tráiler del filme 'Después de esto', dirigido por Magnus Van Horn.
Javier Ocaña

La purga de los delitos no tiene por qué durar el mismo tiempo en los ámbitos de lo moral, de lo jurídico y de lo social. Individuo, juez y comunidad no pocas veces caminan con diferentes ritmos, sobre todo en el caso de los delincuentes menores de edad, y esa indeterminación lleva a que los distintos fundamentos de la pena acaben involucrados en una batalla práctica en la que siempre hay dos partes enfrentadas: el ser humano que jurídicamente ha cumplido su castigo, y la sociedad que le rodea, que a veces no piensa lo mismo. En Después de esto, el sueco Magnus Van Horn reflexiona sobre reinserción, pecado y motivaciones para llegar a lo primero superando lo segundo, y sobre la práctica imposibilidad de ello cuando se regresa a los mismos ambientes tras una etapa en el Centro de Menores.

DESPUÉS DE ESTO

Dirección: Magnus Van Horn.

Intérpretes: Ulrik Munther, Mats Blomgren, Loa Ek, Oliver Heilman.

Género: drama. Suecia, 2015.

Duración: 102 minutos.

A través de una puesta en escena de planos casi siempre fijos, y una ausencia total de música, Van Horn, también guionista, ofrece la información básica con cuentagotas, añadiendo a la tensión inherente del reencuentro entre infractor y víctimas una extenuante falta de asideros morales para el espectador que, en lugar de apartarte del relato, te mantienen tan vigilante como concienciado. De hecho, hasta mitad de película no se sabe cuánto tiempo ha estado el chico en el reformatorio, y hay que llegar a la hora de metraje para saber lo que hizo exactamente.

Hasta ese momento el relato había expuesto con sutileza la soterrada violencia y el machismo heredados por los hijos, vía directa de padres y abuelos, pero en el tercio final los comportamientos gruesos se imponen sobre la ambigüedad, la duda y el equilibrio de fuerzas. A Van Horn se le agota la finura, aparece una autocomplacencia que le lleva a no mojarse del todo, y decide tirar por el camino más fácil: el de los instintos más primarios.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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