Vigalondo presenta ‘Colossal’, una oda al empoderamiento femenino
El director cuenta la conexión entre una chica americana que vuelve a su pueblo natal en EE UU y un 'kaiju' que asuela Seúl
La premisa de Colossal es extraordinaria. Una chica que ha perdido el hilo de su vida en los bares de Nueva York vuelve a su pueblo natal a recuperar su norte. Allí empieza a trabajar en el bar de un amigo de la infancia y a seguir bebiendo, hasta que descubre que sus borracheras matinales, tras el cierre, tienen directa conexión con un monstruo, estrictamente un kaiju coreano, que está destrozando Seúl y matando centenares de inocentes. Y lo mejor es que Colossal no es solo una película de monstruos, sino que habla de algo mucho más profundo: de los abusos, del encontrarse a sí mismo, de la necesidad aún hoy de que la mujer logre un empoderamiento en la sociedad y de, robémosle la frase a Spiderman, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1977) ha enrolado para este filme un extraordinario reparto, empezando por su protagonista, Anne Hathaway, y continuando con Jason Sudeikis, Tim Blake Nelson y Dan Stevens (que encarna a la Bestia en La bella y la bestia de Emma Watson). "La entrada de Anne Hathaway impulsó la financiación de Colossal. Lo mejor es que yo no fui a buscarla, sino que el guion se movió entre algunos agentes, ella lo leyó y quiso que fuera su siguiente proyecto". Y sí, la protagonizó, aunque su embarazo de cinco meses dificultara el rodaje de seis semanas. "Hay bastante fisicidad en sus secuencias que tuvimos que trucar". Con todo habla maravillado de Hathaway. "Me he topado con una profesionalidad y una humanidad que me han hecho mejor director".
En la carrera de Vigalondo -cuatro largos y una decena de cortometrajes- hay una constante, una, según su autodefinición, "masculinidad tóxica", pero esta es la primera vez que una mujer protagoniza por encima de un hombre su cine. "Me interesaba darle una vuelta más. Como lo de reflexionar sobre el campo y la ciudad, o la vuelta al pueblo natal". A él no le ha tocado retornar a su Cabezón de la Sal, en Cantabria. "Aún no he caído tan bajo, aunque todos mis trabajos beben de la autobiografía o especulan con mi propia vida. Claro que he sentido lo que el personaje de Hathaway en el pasado, y a la vez no me siento muy lejos del de Sudeikis, que podría ser una proyección de mí mismo en otras circunstancias. La primera versión del guion se titulaba Santander. De verdad". A final lo importante es la confesión. "Sí, de mis miedos, de mis bajezas. Cuestionar, explorar qué te puede impulsar - en este caso- al mal".
"Mi película va sobre el abuso y la opresión"
Los guiones de Vigalondo son siempre muy medidos, con diversas capas de entendimiento -entre bromas y veras dice que Colossal posee cinco- y una larga reflexión antes y después de su rodaje: "He leído muchas críticas desde su proyección en el festival de Toronto y las que no mencionan al personaje de Sudeikis como parte vital de la historia -algo por otra parte perfectamente válido- sospecho que no tienen tan clara Colossal como los que sí. Para un tipo de espectador él es ruido y una excusa para mover la trama en la segunda parte. En realidad, es el auténtico motivo que alimenta, porque lo fundamental de Colossal está en lo que ocurre cuando las cosas se tuercen. De verdad, para mí mi película va sobre el abuso y la opresión y yo no me creo esos villanos de cierto tipo de cine social que son malvados desde el minuto cero, casi como si hubieran caído en la trama desde el espacio exterior. Por favor, las dinámicas en la vida real son mucho más complejas y alguien malvado ha podido ser héroe en otro tramo de su existencia. En fin, esta discusión entre quienes ven el filme y el mismo filme me parece más gozosa que que llegue yo y zanje las preguntas". Y en el fondo, zanja las preguntas.
Por cierto, Colossal entra de lleno en el género que arrasa este año en la cartelera, el de película con una secuencia en la que una mano gigante agarra a un personaje principal. "Teniendo en cuenta que cada película se escribe y se produce durante años, solo puedo constatar la casualidad. Me pasa siempre. Con Los cronocrímenes recuerda estar terminándola y enterarme del éxito de Primer en Sundance. Y los cuatro detalles que me llegaban de la película sonaban a la mía. Luego no tenían nada que ver pero aquel primer momento... Es curioso cómo manejamos inquietudes artísticas específicas que a la vez son colectivas".
"Yo no tengo tanta pulsión por ir a Estados Unidos como lo que pensáis a mi alrededor"
Para acabar cinefilia y anticinefilia. Para los amantes de las Kaiju-eiga (películas con monstruos gigantes, en japonés), la elección de Seúl no solo meramente "el sitio más alejado de la costa Este estadounidense". Conlleva una lectura de género. "Hay mucha cinefilia en Colossal, pero la cinefilia no puede ser el fin último de una película. Cuando me preguntan qué demonios hago de corista de Joe Crepúsculo, siempre respondo con una ley que quiero aplicar a mi vida, y es que aunque seas director de cine, el 50% de tu vida tiene que ir de otra cosa. Si tu vida es solo cine, ¿de qué van tus películas? Hay que estar atentos a otras formas de expresión".
"Hay mucha cinefilia en 'Colossal', pero la cinefilia no puede ser el fin último de una película"
¿Y ahora? "Yo no tengo tanta pulsión por ir a Estados Unidos como lo que pensáis a mi alrededor, Por ejemplo, no hubiera podido hacer antes Colossal, porque es la respuesta a un estado vital provocado por Open Windows, es decir, miedo al fracaso y la pérdida de control. Mi vida no es una flecha dirigida a Estados Unidos. Otra cosa es que cada director es como es. Yo no tengo plan B ni estrategia clara. En realidad, me encantaría rodar un filme aún más pequeño que Extraterrestre. Uno de los cineastas que más amo es Sergio Leone, y aun así no me gusta cómo intentaba que cada película suya fuera más grande que la anterior, más operística. Vaya agotamiento".
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