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El MAYOR ROBO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

Así se intentaron vender los cuadros de Bacon robados en Madrid

Una red de peristas, joyeros e intermediarios intentó colocar las obras sin éxito

Los cinco cuadros de Francis Bacon robados hace más de un año en Madrid a José Capelo, amigo y heredero del pintor, se intentaron vender en España en dos ocasiones. La última durante una reunión celebrada el pasado mes de febrero en el número cuatro de la calle Duque de Alba de Majadahonda, una casa moderna de tres alturas situada a escasos metros del paseo principal de esta localidad madrileña, según ha podido acreditar la investigación policial y describe el sumario judicial al que ha tenido acceso EL PAÍS.

El encuentro tuvo lugar en el piso en el que residía Ricardo Barbastro Heras, que mostró fotografías de uno de los cuadros robados a Antonio Losada de la Rosa, un perista de El Rastro de Madrid interesado en su compra. El vendedor pidió por el cuadro dos millones de euros y el comprador exigió hablar con el dueño de la obra y un contrato legal. La oferta no prosperó porque este último descubrió finalmente que la obra era robada.

Antonio Losada y su hijo José habían sido informados de la existencia de los cuadros de Bacon por Rafael Heredia González, un vendedor de joyas, que estuvo presente en la reunión de Majadahonda y que antes del encuentro había mostrado al padre y al hijo fotografías de uno de los retratos robados en junio de 2015 en una casa señorial situada en el número 2 de la Plaza de la Encarnación, muy cerca del Senado, en pleno centro de Madrid. El valor de los cuadros supera los 30 millones de euros y el golpe está considerado como el mayor robo de pintura contemporánea en España. Los cuatro protagonistas de este encuentro fueron detenidos por la Policía el pasado mes de marzo y están en libertad provisional en calidad de investigados (imputados) por los delitos de encubrimiento de robo con fuerza. El caso sigue envuelto en un halo de misterio porque pese a las numerosas pistas obtenidas y personas detenidas (siete) el botín continúa sin aparecer.

Reunión en Majadahonda: el vendedor pidió por uno de los cuadros dos millones 

En septiembre de 2015, solo dos meses después del robo, se produjo el primer intento de colocar las obras. Y lo protagonizó la misma persona. Ricardo Barbastro, de 45 años, con cinco antecedentes por tráfico de drogas y lesiones, llamó a su primo Jorge de las Heras, empleado de una galería de arte, y le ofreció “unos cuadros muy buenos”. Le comentó “que las obras procedían de una pelea entre una pareja y que uno de ellos se había llevado los cuadros del otro como compensación porque le había echado de casa. El propietario de los cuadros vivía en Londres y venía muy poco a España”, según aseguró en su declaración policial. La llamada le extrañó. No habían hablado desde hacía 17 años, pero Ricardo insistió en que conociese a los vendedores y se negó a enviar fotos de los cuadros por WhatsApp.

El encuentro se celebró a principios de octubre, sobre las 14.15 horas en un bar del número 5 de la madrileña calle Doctor Fleming. Ricardo acudió con cuatro personas más, tres se sentaron en la mesa y uno permaneció sentado en la barra escuchando, pero sin intervenir. Según su relato, su primo le volvió a contar la historia de la falsa pelea y aseguró que el propietario no se había enterado porque vivía en Londres. “Les propuse sacar las obras a subasta que es donde más beneficio obtendrían, pero contestaron que no se podía porque hay un problema legal en relación con la herencia de Francis Bacon y una parte de los herederos pueden reclamar las obras. Querían saber si teníamos algún cliente interesado en la compra de cuadros de Bacon”, describió el empleado de la galería a la Policía. “Uno de ellos me dijo que podía ganar mucho dinero si buscaba un comprador”, añadió el galerista que rechazó el ofrecimiento y respondió que no conocía a nadie interesado porque “todo me pareció muy raro”.

Encuentro en un bar con un galerista: "me dijeron que si buscaba un comprador ganaría mucho dinero"
De izquierda a derecha Ricardo Barbastro y Cristian Ferriz, dos de los investigados
De izquierda a derecha Ricardo Barbastro y Cristian Ferriz, dos de los investigados

Antes de despedirse la prometieron que le enviarían un lápiz de memoria con las fotografías de los cuadros, pero nunca se volvieron a poner en contacto. Él tampoco quiso saber nada de su primo.

Barbastro y sus acompañantes conocían detalles de las características de los cuadros robados y de su dueño, que también reside en Londres. Explicaron que las obras eran tres dibujos y dos óleos, que estaban dedicados al propietario de las obras y que uno de ellos era un retrato de este último. En realidad los cinco cuadros representan el rostro de su dueño y estaban colgados en su dormitorio donde los ladrones robaron también una caja fuerte que contenía joyas y una espléndida colección de monedas antiguas valorada en 400.000 euros. Cuando se produjo el hurto Capelo estaba pasando unos días en la capital británica.

El testigo de esta reunión ha identificado a Alfredo Cristian Ferriz, un chófer de empresa de 40 años años, como la persona que llevó “la voz cantante” durante toda la reunión en la que le ofrecieron los cuadros. Cristian, como le llaman sus amigos, un tipo alto, calvo, de brazos corpulentos y cinturón negro de kárate, tiene un largo rosario antecedentes policiales, ocho de ellos por robo con fuerza, tres por hurto de vehículos, uno por amenazas y otro por tráfico de drogas. Fue detenido junto al marchante de arte Cristóbal García, en el domicilio de este último en Madrid, porque Ricardo Barbastro afirma que Cristian es la persona que tiene en su poder los cuadros y que su amigo Cristóbal es el cerebro del golpe. Los tres se conocen. Barbastro ha declinado responder a este periódico.

"Han utilizado mi nombre e imitado mi firma. No tengo nada que ver", afirma el presunto cerebro

Los ladrones utilizaron una cámara Canon EOS 5D Mark II alquilada en la productora madrileña Addict Studios para fotografiar el anverso y el reverso de los cinco cuadros robados y ofrecerlos a los peristas de El Rastro. Agustín González, uno de los dueños de la productora ha hecho negocios con este marchante y el albarán del alquiler está firmado por Cristóbal Caballero, nombre y segundo apellido de García. “Han utilizado mi nombre e imitado mi firma. No tengo nada que ver con estas personas aunque conozco a alguna de ellas. Soy inocente. Lo último que se me ocurriría es intentar colocar estas obras tan importantes entre peristas de El Rastro”, afirma Cristóbal García a este periódico, un marchante de arte que ha trabajado en Madrid, París y Londres. Un informe caligráfico encargado por el Juzgado que investiga el robo no ha podido acreditar que la letra sea del considerado por la Policía como presunto cerebro.

Antonio Losada, el perista del Rastro que acudió a la reunión en Majadahonda, ofreció uno de los Bacon a Juan Manuel Marce Gea, anticuario y marchante en Sitges, quien a su vez comprobó con la empresa londinense The Art Loss Register si eran o no robados. El correo que recibió este último no dejaba lugar a dudas. “Le informo que la pintura de Bacon es posiblemente una pintura robada y registrada en la base de Interpol. Mis mejores deseos”, escribió Will Korner el pasado 23 de febrero a Marce. “La pintura fue robada en Madrid el 22 de junio de 2015..”, escribió más tarde la empleada de la empresa Nina Neuhaus quien más tarde comunicó a la Brigada de patrimonio Histórico de la Policía la consulta del marchante catalán.

Anticuario al perista: "bonito negocio, pero aquí hay gato encerrado ¿no? No tenemos edad para estos líos

El anticuario catalán llevaba desde enero negociando la venta del cuadro a varios clientes con una fotografía enviada por el perista Losada y citaba abiertamente a Capelo como dueño de la obra. A dos de ellos les remitió un correo bajo el título de “peligro” en el que reproducía la información recibida desde Londres. La conversación intervenida por la Policía entre Marce y el perista Antonio Losada, el hombre que acudió a la reunión de Majadahonda y que le ofreció uno de los cuadros robados, demuestra la preocupación de ambos al descubrir que eran robados.

-Antonio Losada: “ni hablar con ellos, nada, nada.. fuera. Una ruina, una ruina..

-Juan Manuel Marce: “no tenemos edad para estas cosas… muy bonito negocio y todo lo que tu quieras, pero aquí hay gato encerrado ¿o no? Hay que chequearlo todo en esta vida, en estos momento, porque no podemos patinar. Si salen otros negocios que sean correctos y legales pues vamos, pero si no …no. No quiero líos ¿Vale?

Los Losada, padre e hijo, pese a conocer ya que los cuadros eran robados buscaron otras personas donde colocar los Bacon, según se desprende de otras conversaciones telefónicas intervenidas en marzo, semanas antes de ser detenidos.

 investigacion@elpais.es

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