Aventuras orientales en serie

La apuesta era arriesgada pero el tiempo le ha dado la razón a sus promotores. Hace dos años, la plataforma de series online Netflix anunciaba el lanzamiento de la serie más cara de su historia, en torno a la figura del explorador Marco Polo. Con un presupuesto de 80 millones de euros para los 10 capítulos de la primera temporada, el gigante estadounidense entraba por la puerta grande en la serie épica y lo hacía de la mano del célebre mercader. El proyecto ha sido un éxito y va ya por su segunda temporada.

Entre cuidados decorados, en línea con las series de estética cinematográficas de Netflix, la originalidad reside en su voluntad de poner el foco en Oriente, invitando a un viaje al gran imperio mongol del siglo XIII.

“Todos conocemos a Marco Polo, que era un mercante, que estuvo varios años en China y volvió, pero ¿qué tipo de comerciante era?”, se preguntaba el actor Lorenzo Richelmy, el italiano que da vida a Marco Polo, durante la presentación de la segunda temporada en París. “Pocas personas saben que la historia real de Marco Polo fue mucho más interesante que la legendaria… algo bastante raro. Suele ser al revés”, señaló John Fusco, el creador de la serie y apasionado desde pequeño por este personaje. La producción mezcla historia y ficción, partiendo de los datos conocidos e imaginando detalles. La serie empieza cuando el viajero llega a China con su padre. Este le ofrece como sirviente al emperador mongol, Kubai Khan, nieto de Gengis Khan, a cambio del acceso a la ruta comercial entre Oriente y Occidente.

El Gran Khan queda impresionado por el joven, buen orador, y lo acepta. Entre intrigas de poder y tramas románticas, Marco Polo aprende a sobrevivir en esa corte, ganándose la confianza del emperador y acompañándole en su lucha por recuperar el sur de China. La segunda temporada está disponible en la plataforma y los seguidores esperan la confirmación de una tercera que Fusco ha insinuado en Twitter.