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Reportaje:

Marco Polo, de profesión periodista

Una exposición muestra en Tarragona la influencia del mercader veneciano en la visión medieval del mundo

Hubo un tiempo en el que el mundo fue plano y en el que sus límites estaban definidos por la superstición. El viaje a Oriente del mercader veneciano Marco Polo, junto a su padre y su tío, aceleró la llegada del Renacimiento y supuso un cambio radical en la cosmogonía de Occidente al quedar escrito en el Libro de las maravillas. Su influencia en el pensamiento universal, lo que contó Marco Polo de lo que había visto en sus viajes, es lo que recoge una exposición organizada por la Fundación La Caixa en Tarragona y abierta al público hasta el 12 de noviembre.

Hay un mapa del mundo, elaborado por los benedictinos en el primer tercio del siglo XIII, que refleja a la perfección cómo Europa veía el mundo: Un círculo plano con la cabeza de Jesucristo, sus pies y sus manos delimitando los cuatro puntos cardinales y, en el centro, Jerusalén, y todo bordeado por el océano. Así veían entonces el mundo los reyes europeos, y no difería mucho de otra versión de lo mismo que plasmó la cultura islámica en el siglo XVI, con La Meca en el centro del mapa. Ambas piezas están expuestas en la primera de las cinco salas de la exposición Marco Polo y el Libro de las maravillas, la que explica cómo era la Tierra para los hombres antes de que el mercader veneciano contara su periplo de 24 años desde el Mediterráneo hasta la corte de los herederos de Gengis Khan, en China.

Después de su viaje, comenzado en 1271 con apenas 17 años, los mapas tuvieron que hacerse mayores y la superstición, dar paso a la ciencia gracias a unas explicaciones que otro viajero, Cristóbal Colón, usó para encontrarse con América. Una copia del Libro de las maravillas con anotaciones de Colón es otra de las piezas estrellas de la exposición. Polo regresó de China bordeando el océano hasta Persia, siguiendo la misma ruta que Colón calculó que lo traería de regreso tras dar la vuelta al mundo.

Monedas de hace 1.000 años, papel moneda chino y el yelmo con el que Mehmet II conquistó Constantinopla para los turcos son otras piezas que permite contemplar esta exposición.

Polo, al regresar a Venecia en 1295, contó su viaje mientras estaba preso durante una guerra entre Génova y su ciudad a un compañero de celda, que era escritor. Fue este hecho, y no su viaje, lo que generó para Europa una ampliación del mundo conocido comparable a la que produjo el descubrimiento de América. Al menos, esto es lo que explica la exposición al subrayar que los Polo no fueron pioneros en nada puesto que no eran los únicos viajeros que habían llegado al lejano Oriente, aunque Marco Polo fue el único que lo contó en un libro que rivalizó con la Biblia impresa por Gutenberg en 1453 en cuanto a difusión. Samarcanda, Karakorum y Xi'an son algunas de las ciudades que detalló en el libro, junto a las costumbres de sus gentes y sus creencias.

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