La luz de Cy Twombly ilumina el Mediterráneo
El MACE exhibe por primera vez en España la obra fotográfica del célebre artista norteamericano
A la sombra de la Escuela de Nueva York forjó su obra, pero fue en el Mediterráneo donde Cy Twombly (1928 Lexington, EE UU - Roma, 2011) encontró su inspiración. La fascinación por el mundo clásico, por su mitología y su poesía épica fue la semilla de su creatividad. Conocido fundamentalmente por sus pinturas abstractas, donde el gesto se transforma en garabato, desarrolló en paralelo una obra fotográfica. Bajo el título Lux, esta se exhibe por primera vez en España en el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa, donde podrá verse hasta el 2 de octubre.
Son más de 40 imágenes que, realizadas entre 1984 y 2011, nos adentran en el mundo íntimo del artista norteamericano. Su fotografía transmite sin tapujos la fragilidad propia de la introspección que en su pintura queda camuflada bajo la monumentalidad y la energía del expresionismo abstracto. Enfoca justo aquello que persigue. Con serenidad. Desvelando la belleza que de otra manera parecería no existir. “Sin los ojos del autor no existe tal cosa que así pueda nombrarse”, escribe sobre su obra el escritor y ceramista Edmund de Waal.
Su pasión por la fotografía se inició a principios de los cincuenta, en sus días de estudiante en el legendario Black Mountain College; un reducto de libre experimentación e intercambio de ideas en una nación cada vez más conservadora, inmersa en los primeros años de la Guerra Fría. De estos días datan sus primeros retratos de Franz Kline y John Cage. Retomaría la costumbre de capturar su día a día con su cámara en los ochenta. No la abandonó hasta su muerte, a la edad de 83 años.
Fotografiaba siempre con una Polaroid, acercándose lo más posible al objeto. “Muchas de sus obras tienen la apariencia de un velo, de ser vistas con un filtro y eso es producto de la distancia utilizada entre su ojo y el objetivo a retratar”, señala Elena Ruiz, directora del museo y comisaria de la exposición. Utilizaba unas fotocopiadoras especiales para ampliarlas. Son obras seriadas de corta tirada. “Fue un autodidacta. No buscaba ser un fotógrafo; hacía fotografía”, destaca.
Conoció el Mediterráneo por primera vez en 1953, en compañía de su amigo Robert Rauschenberg. A su vuelta a Nueva York, se centraría en estudiar detenidamente la obra de la vanguardia europea que llegaba a las galerías de la 57th Street. En 1957, Cy Twombly era ya un americano en Roma. Había encontrado su lugar en el viejo mundo desde donde conducir su discurso poético. El paso del tiempo se convirtió en tema central de su obra, donde se enfrenta lo visible y lo oculto; el presente y el pasado; la luz y la sombra; lo físico y lo emocional; la memoria y el olvido.
La costa mediterránea, sus estudios de Roma y Gaeta, detalles de interiores, detalles de su obra, limones, tulipanes, calabazas, todo ello se convierte en un motivo para el artista. Envuelve la obra en un halo etéreo de tintes pictorialistas que trascienden a los aspectos mecánicos del medio.
“Soy del sur”, le dijo Twombly al crítico David Sylvester durante una entrevista en el año 2000. Y efectivamente lo era, había nacido en Virginia, al sur de los Estados Unidos y buscaba el sur en Roma. “Esto era una intención declarada de encontrar una atmósfera que sentía afín a su espíritu”, añade la comisaria. “En la serie Domitilla se percibe que el clasicismo tiene un eco muy importante en su obra, pero también el barroco. Hay obras que hacen referencia a los elementos visuales y lumínicos del barroco, utilizando unas luces y sombras muy rotundas, como hacía Caravaggio y los pintores del siglo XVII, que dan a las figuras una forma muy escultórica y plástica”.
En su obra resuenan otros aspectos culturales de Italia, de la naturaleza mediterránea, que se manifiesta a través de las flores, de los árboles de Capri, de la fruta sobre los manteles. “Elementos que forman parte del imaginario de esa dolce vita mediterránea que también se encuentra en Ibiza. De ahí la intención de hacer la exposición en la isla; encontrar un espacio afín a las fotografías de Twombly donde pudiesen ser contempladas”.
La belleza serena de las obras de Cy Twombly invita a la meditación, a detener la mirada sin prisas y en silencio. “Nos hacen reflexionar sobre lo importante que es, en este mundo trepidante, detenerse, buscar y encontrar la belleza y dejar que eso influya en el alma humana”, concluye Ruiz.
Babelia
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