Coetzee y el matadero de cristal
El Nobel de literatura da una charla en Madrid sobre la cruel relación de los hombres con los animales
“Si hubiera un matadero de cristal en medio de la ciudad, un matadero al que la gente pudiera acercarse a escuchar a los animales chillar, a ver cómo son masacrados sin piedad, quizá cambiarían de idea”. Con estas palabras John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940), Nobel de literatura en 2003, inició su charla en la noche del jueves en el Museo Reina Sofía. Una charla en torno a la crueldad del hombre hacia los animales en la que continuó la historia de su novela Elizabeth Costello.
En la novela, la escritora australiana que da nombre a la obra viaja a Estados Unidos para recibir un premio e impartir una serie de charlas en las que denuncia de forma visceral (comparaciones con los campos de exterminio nazis incluidas) la crueldad de los hombres para con los animales. Además, el viaje le dará la oportunidad de ver a su hijo John, profesor de aquella universidad. Lo que hizo Coetzee este jueves fue prolongar aquellas conversaciones entre la escritora y su hijo en una conversación con reminiscencias filosóficas que saltaron de Heidegger al contemporáneo Gary Steiner.
“La sangre que sale a borbotones del cuello de un cerdo degollado es pegajosa. Apestosa. Atrae a las moscas. Ninguna autoridad permitiría un río de esa sangre en medio de su ciudad”, aseguró Costello a través de Coetzee. O viceversa. “Los últimos momentos de esos animales en esta tierra no deberían estar envueltos en su propio miedo y dolor. ¿Querrías que tus últimos momentos de vida fueran así?”, imaginó que un defensor de los animales le preguntaba a un trabajador de un matadero. “Nosotros no somos animales”, apuntó como respuesta absolutoria. Durante toda su obra, el escritor se ha dedicado a trazar un alma de las miserias humanas, y a dar voz a los más desvalidos. También a los más desvalidos de todos, los animales.
No es, la de Coetzee, una voz barata de escuchar. Alérgico a las entrevistas y poco amigo de exhibicionismos, el escritor ha aceptado sin embargo la propuesta de Capital Animal, asociación que ha impulsado durante los últimos meses proyectos en Madrid centrados en la concienciación sobre los derechos de los animales. Su charla, en la que enfrentó los instintos animales de los hombres a su raciocinio, cerró el ciclo cultural de este año.
Dijo Vargas Llosa que no se atrevía a afirmar que Coetzee es el mejor novelista vivo porque tal afirmación precisa de haberlos leído a todos para no pecar de arrogante. Pero que muy pocos tienen su maestría y sutileza contando historias.
Este jueves también demostró que pocos tienen su compromiso.
Babelia
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