Animación con sello ecuatoriano
El corto 'Mr. Blue Footed Booby' ha sido exhibido en algunos de los festivales más importantes del género
Un piquero (sula) de patas azules, uno de los íconos de las islas Galápagos, se convierte en Mr Blue Footed Booby, el protagonista de una historia animada que ha llevado el nombre de Ecuador a festivales de cine de animación tan importantes como el Annecy de Francia y el Chilemonos de Chile. En este último, el cortometraje de animación creado por Gino Baldeón (Guayaquil, 1988) recibió el premio de segundo lugar para cintas de Latinoamérica. El director creó la obra de un sueño que tuvo y utilizó al ave como sutil sello de identidad nacional.
En la animación, este hombre-pájaro cena solo y toma parte del cielo. Para Gino se trata de un cuento "abstracto” o “un sueño animado” con múltiples interpretaciones. A unos la soledad del piquero les hace pensar en el peligro extinción de esta ave, pero su voracidad sugiere a otros que es un depredador. De cualquier forma, la estética del corto hace pensar en "una pintura animada", como fue calificada en Annecy.
Los reconocimientos que ha tenido Mr Blue Footed Booby son las buenas nuevas que comunica el Gremio de Animadores Audiovisuales de Ecuador, una asociación que busca fortalecer la animación en el país andino y lleva un año buscando vitrinas para mostrar los trabajos que hace el centenar de animadores que conviven en Ecuador.
Este grupo ha concentrado sus esfuerzos en la publicidad. Los pocos proyectos cinematográficos que han hecho han sido por cuenta propia. Los premios de fomento al cine, que llevan una década en el país, solo incluyeron un apartado a la animación una vez y entregaron un premio de 7.000 dólares.
Carla García, que empezó a convocar al gremio de animadores, reniega que en Ecuador se subvalore la animación: “Odio que la gente crea que es solo para niños”. Andrés Aguilar, del estudio de animación Matte CG, dice que el género tiene más posibilidades: “El cine refleja la realidad y la animación la imaginación”. Ambos están volcados con la visibilización de los proyectos animados.
En la región hay un despertar del género. Chile es el alumno adelantado, sobre todo después del Óscar que recibió el corto Historia de un oso, que cuenta la violencia durante la dictadura de Pinochet y el exilio forzado. García cree que “la particularidad de las historias” es lo que les hará fuertes frente a monstruos de la industria como Pixar.
La producción de Mr Blue Footed Booby tomó ocho meses. El equipo alternaba su trabajo habitual en publicidad con su proyecto personal. Por suerte contaron con el apoyo técnico del estudio de animación Matte CG, que les prestó equipo para dar rienda suelta a la imaginación. Gino calcula que le tomó un mes entero animar los 139 segundos que dura su película.
Este animador vive ahora en Lima y es parte del equipo del largometraje animado Condorito que se está haciendo en Perú. “Todavía no hay suficientes profesionales en los países, por eso se hacen convocatorias a nivel regional”, explica Gino. De igual manera los animadores de la región participaron en el largometraje argentino-español Metegol.
Ecuador tiene dos proyectos de largometrajes animados en desarrollo. Uno es la historia biográfica de una dibujante colombo-ecuatoriana famosa por sus historietas. El otro es una ficción sobre lo que habría pasado si los españoles no daban con el continente americano. Eduardo Villacis, profesor universitario y uno de los promotores de la animación 3D en Ecuador, está detrás de esta última producción que lleva el título provisional de Crónicas del Espejo Humeante. Este profesor y sus alumnos hicieron historia con el primer corto animado a finales de los 90, llamado Cincompasión y contaba cómo el mundo de los cinco vivía una hora, mientras dan las seis en el reloj, y luego morían todos.
Babelia
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