Lugares fuera de lugar
Andrea Robbins y Max Becher exponen en el Museo ICO fotos que muestran cómo la globalización ha fotocopiado pueblos y costumbres
Ya sabemos que la globalización es esa uniformidad que nos permite encontrar las mismas tiendas que venden la misma ropa en los cinco continentes, y que posibilita comer idéntica fast food de cadenas globales por todo el mundo. Andrea Robbins (Boston, 1963) y Max Becher (Düsseldorf, 1964) llevan tres décadas jugando a encontrar copias de edificios, barrios, tradiciones y objetos muy lejos de donde se originaron. Y allí donde los hallan, los fotografían, en una labor casi de antropólogos. ¿Ejemplos? En la exposición Desplazamientos, incluida en la programación de PHotoEspaña, hasta el 11 de septiembre en el Museo ICO, de Madrid.
Sí, pero ¿ejemplos?: el edificio de la sede central de la Chabad, una comunidad judía de Brooklyn, en Nueva York, ha sido replicado hasta en 12 ocasiones en Estados Unidos, Israel, Italia, Brasil, Argentina, Australia… copias casi idénticas del original, "aunque no tengan nada que ver con la arquitectura de su entorno", señalaron Robbins y Becher, en la presentación, el pasado miércoles. Esta pareja, casada desde 1984, ha fotografiado todas las casas de Chabad que ha podido, pero el ritmo de construcción les supera. Ahora están en marcha dos en Cleveland y Santiago de Chile. Lo mismo ha sucedido con las horteras fotocopias de Venecia trasladadas a ciudades de EE UU, como Las Vegas, que en algunos casos incluso tienen el cielo azul pintado, por estar en un complejo comercial. Es lo que estos autores resumen como “lugares transportados”.
Becher, que explica con gesto serio asuntos humorísticos, dijo que “la globalización ha existido siempre, pero en las últimas décadas se ha acelerado”. El artista admite que este fenómeno que han estudiado tiene un lado “empobrecedor”, sin embargo también posee su lado enriquecedor: “Estos traslados supusieron en el pasado que la cultura de Europa llegase a EE UU” y que, en un plano más prosaico, “la pizza o los perritos calientes, que no eran originarios de Norteamérica, hoy lo parezcan por cómo los adaptaron e hicieron suyos”.
A una escala mucho más pequeña que los edificios calcados, y para mostrar que todo evoluciona, la exposición gira a un contenido más divertido con la serie de fotos de los muñecos de La guerra de las galaxias que se lanzaron en 1977, que posan junto a su réplica de 1997. Los fans de la saga y los curiosos de la fotografía sonreirán al ver cómo Chewbacca, Darth Vader y hasta C3PO han hecho muchas pesas para sus nuevas versiones.
La muestra sorprende de nuevo al contemplar la serie German Indians (1997-1998), en la que el dúo retrató a los alemanes que celebran su cumpleaños vestidos de arriba abajo como los indios del Oeste, con resultados descacharrantes. Lo hacen en la localidad de Rabedeul y la razón es que allí murió el popularísimo autor Karl May, que escribió más de 80 novelas del salvaje Oeste sin pisarlo ni olerlo. En ese cruce de caminos de Desplazamientos, se contraponen a las imágenes anteriores las de un pueblo maderero del Estado de Washington, Leavenworth, que desde su declive económico en los sesenta decidió convertirse en alemán para atraer el turismo. Los habitantes se disfrazan de bávaros, con toda su parafernalia de trajes regionales, pero como el paisaje es alpino, hasta dan el pego.
La sala final de esta exposición en el Museo ICO está dedicada a su último trabajo, una labor de ocho años (2008-2016) titulada Black Cowboys. Robbins y Becher rompen con la imagen de uno de los iconos de EE UU, el del vaquero blanco, multiplicada por Hollywood, para enseñar que existe una gran comunidad negra, a la que han acompañado en sus desplazamientos en caravanas y han retratado en los rodeos de doma de novillos o en la monta de toros. Sin embargo, fuera de EE UU no son conocidos ni difundidos. ¿O cuántos pistoleros negros ha visto usted en los westerns haciendo que muerda el polvo un blanco?
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