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Los fantasmas de Bernardí Roig acechan en Buenos Aires

El artista mallorquín juega con la memoria en el viejo Hotel de Inmigrantes

Federico Rivas Molina
Bernardí Roig posa ante una de sus esculturas en el Centro de Arte Contemporáneo del Muntref.
Bernardí Roig posa ante una de sus esculturas en el Centro de Arte Contemporáneo del Muntref.UNTREF

Una figura blanca y mortecina se oculta de pie tras una columna inútil. Otras se recuestan sobre una pared o cuelgan en el hueco de un ascensor vidriado. Las esculturas de Bernardí Roig (Palma de Mallorca, 1965) son como fantasmas al acecho en un edificio cargado de memorias: el viejo Hotel de Inmigrantes. Ubicado junto al puerto de Buenos Aires, por allí pasaron a principios del siglo pasado decenas de miles de personas que los barcos traían desde Europa. La estructura enorme, de techos altos, azulejos blancos y pasillos amplios de hospital es hoy el Centro de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Muntref). Roig encontró allí su inspiración. “El lugar se impone porque estaba antes. Yo no hice una exposición, no muestro mi trabajo, lo oculto para mostrar el sitio. La escultura sois vosotros, porque sois vosotros quienes vais a activar las esculturas”, dice Roig. “La muestra no está en un lugar previsible porque la exposición es el lugar”, agrega.

Roig recibe al visitante con una proyección en el suelo de un grabado rústico: la cabeza de un hombre y la sombra de una mujer realizados por algún inmigrante alojado en el Hotel. La imagen se mueve “como un barco, el mismo que lo debe haber traído hasta aquí”, explica Roig. El grabado se ve finalmente sobre una gran mesa de mármol ubicada a un lado del salón principal del museo. Junto a la pareja en piedra hay otra inscripción inevitable: “Viva la clase 1897”.

El artista argentino Leandro Erlich
El artista argentino Leandro ErlichUNTREF

Al diálogo de formas Roig ha sumado una vida de dibujos rescatados por la curadora Diana Wechsler, quien “ha hurgado ahí donde todo se amontona y se olvida", dice. “Los dibujos representan 30 años de trabajo y están organizados como los restos de un naufragio. Gracias a Diana, que ha osado ahondar en mis entrañas no hubiesen salido nunca, por eso son una continua negación. Son dibujos negados, como las esculturas son también esculturas negadas”, explica el artista.

La sala de dibujos no tiene carteles de referencia y los trabajos de Roig no están ordenados cronológicamente. En todo caso, la muestra no tiene un estatus museográfico y el artista eligió luz fluorescente para neutralizar las sombras. Lo onírico se cuela en cada rincón, mientras se hace imposible no pensar en el escritor austríaco Thomas Bernhard. “Todas las imágenes salen de Bernhard, es mi escritor favorito. Siempre tengo que tener un libro de él en marcha, aunque lea otro libro”, confiesa.

La Untref, que ha traído a Roig con el apoyo del Centro Cultural de España de Buenos Aires, ha invitado también al artista conceptual Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), quien ha recreado la obra Puerto de Memorias presentada en 2014 en Corea. Erlich convoca al silencio y la contemplación en una sala semioscura, donde cinco botes movidos por un sistema mecánico simulan en el espacio el reflejo sobre el agua. “El truco no es el tema. Cuando traje aquí esta obra tuve en cuenta la historia de mis abuelos, que pasaron por este hotel y seguramente sus nombres estén en estos registros. La ilusión es emocional", dijo Erlich.

Una figura de Roig descansa al final de un largo pasillo del viejo Hotel de los Inmigrantes en Buenos Aires
Una figura de Roig descansa al final de un largo pasillo del viejo Hotel de los Inmigrantes en Buenos AiresMUNTREF

Ambas muestras se podrán ver en el  Muntref hasta el 18 de septiembre, con entrada gratuita

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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