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“La escritura y la lectura son dos caras de la misma moneda”

Galaxia Gutenberg edita la obra completa de Pablo D’Ors, de 52 años, que reescribe la primera parte de la ‘Trilogía del fracaso’

El novelista Pablo D'Ors.
El novelista Pablo D'Ors.

El tres es el número perfecto en la cultura cristiana tradicional. Alude a la Trinidad y simboliza la perfección de lo acabado e, incluso, el movimiento continuo. Quizás por eso estaba esta mañana tan eufórico el escritor Pablo D’Ors, leído y elogiado en España y traducido fuera, a varios idiomas, durante la presentación del primer tomo de su obra completa. Apenas ha cumplido 52 años y, pese a haber sido acogido por editoriales importantes, como Siruela, Anagrama, o Pretextos, varias de sus obras están agotadas o son difíciles de encontrar, de modo que Galaxia Gutenberg le ha convencido para reunir su obra, la mayoría novelas, en una única empresa. El empeño se inicia con la publicación de El estreno, del año 2000, la primera entrega de la Trilogía del fracaso, que incluye, además, Las ideas puras (2000) y Contra la juventud (2015), posiblemente su libro más personal.

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Novelista, sacerdote (hoy hace 25 años de su ordenación) y miembro del Pontificio Consejo de la Cultura por decisión del papa Francisco, Pablo d'Ors (Madrid, 1963) ha estructurado sus narraciones en trilogías. Lleva publicadas tres. Se trata de la Trilogía del silencio, que incluye El amigo del desierto (2009), la Biografía del silencio (2012), que en dos años alcanzó diez ediciones, y El olvido de sí (2013). Previamente publicó la Trilogía del Fracaso, que se ha completado, de momento, con Trilogía de la ilusión, con Andanzas del impresor Zollinger (2003 y 2013), adaptada al teatro en Italia, El estupor y la maravilla (2007), y Lecciones de Ilusión (2008), quizá su obra magna. También ha traducido obras de Elmar Salmann, Franz Jalics y del cardenal Carlo Maria Martini. Su experiencia sacerdotal en acompañamiento a enfermos y moribundos la ha relatado en Sendino se muere (2012).

Pablo d´Ors Führer es nieto del ensayista Eugenio D’Ors y estudió teología y filosofía en Nueva York, Praga, Viena y Roma. Sacerdote desde 1991, ejerció en una misión claretiana de Honduras y ahora está incardinado en el arzobispado de Madrid. Esta mañana se mostró orgulloso de su obra, “profunda, pero ligera”, y por que se reúna ahora completa en Galaxia Gutenberg. Algunas las ha reescrito, sobre todo para limpiar el estilo o para subrayar algunas de sus admiraciones literarias. Por ejemplo, ha suprimido un relato sobre Goethe, para sustituirlo por otro en homenaje a Thomas Mann. Dice sobre sus admiraciones: “La principal de mis virtudes como persona y como escritor ha sido probablemente la admiración. Decía Thomas Mann que la admiración es lo mejor que poseemos. En mi caso se cumple de forma paradigmática lo que brillantemente acuñó mi abuelo Eugenio en esta sentencia: ‘Todo lo que no es tradición, es plagio’, es decir, mi literatura, como supongo que todas las demás, nace de la literatura. Lo que me impulsó a escribir fue leer. La escritura y la lectura son las dos caras de la misma moneda”. Entre las admiraciones de D’Ors destacan Hermann Hesse, en su adolescencia; Milan Kundera en la madurez, y Kafka como síntesis de los dos.

D’Ors no rechaza el calificativo de escritor cristiano, aunque los echa de menos en la actualidad, a la manera de Chesterton, Bernanos o Leon Bloy. Articulista de prestigio en medios de comunicación católicos, en especial la revista Vida Nueva, D’Ors ha sido tachado de hereje por algunos obispos españoles. No quiere replicarles, arropado nada menos que por el papa Francisco, de quien es asesor cultural y con quien se ha entrevistado más tarde. Esta mañana no quiso replicar a quienes lo execraron sin piedad por un artículo sobre la frialdad ceremonial, a veces absurda, de algunos sacramentos. Reconoció, sin embargo, que su silencio no debía interpretarse como sumisión a quienes lo condenaron sin escucharle y sin dialogo. “La Iglesia es mi casa, pero también es mi casa el mundo. Nunca he buscado que me reconozcan. Pero no es agradable que a uno lo tachen de hereje”.

D’Ors es uno de los 40 consejeros del Pontificio Consejo de la Cultura, el dicasterio que preside el cardenal Gianfranco Ravasi y del que forman parte otros 13 cardenales. El verano pasado publicó dos artículos, uno en el L’Osservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede, y otro en Vida Nueva con el título “¿Habrá en la Iglesia alguien que se atreva?”, contra el que los obispos José Ignacio Munilla, prelado de San Sebastián, y José Rico Pavés, auxiliar de Getafe, se pronunciaron con gran severidad, tachando su contenido de herético y al autor de escribir “dislates”. Hablando de los sacramentos, Pablo d’Ors sostenía en Vida Nueva que, “para que puedan significar, los signos han de entenderse”.

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