López Simón indulta a Tonteras

Indulto descafeinado, pero indulto en la cuna del vino y el toro bravo. Tonteras, un toro extremadamente noble, volverá al campo tras una notable lidia en el ruedo de Jerez. Nadie salió de la plaza recordando una fiera pelea en el caballo, una galope de ensueño en banderillas, pero sí una gran nobleza y cierta codicia en la muleta. López Simón, torero revelación de las dos últimas temporadas, que llama cada vez con más fuerza la atención del público y las figuras establecidas dio un nuevo toque de atención.

La ganadería de Zalduendo suma así un nuevo galardón a su larga lista de indultos, casi siempre en plazas del Sur. Su anterior dueño, Fernando Domecq, cuyo apellido lo es todo en la bodega, el caballo y el toro, vendió la ganadería al todopoderoso Alberto Bailleres, el segundo hombre más rico de México, solo por detrás de Carlos Slim en 2014. Entonces surgieron las dudas sobre su gestión futura. Solo han pasado dos años, muy poco en términos taurinos, pues no se puede ver que se cuida el ganado y se procura seguir la senda de la dulce bravura de la casa.

El torero de Barajas, López Simón, mostró una versión ilusionante y arrebatada, entregado, cruzando la línea de la prudencia cuando hizo falta y echándose de rodillas cuando el público amenazaba con enfriarse.

Quizá el toro no fue digno de indulto, pero tampoco se puede discutir que nunca se rajó, que tuvo virtudes y que lució en sus manos. Tras dos simulaciones con el estoque el presidente cedió a la presión del público. Finalmente, mostró el pañuelo naranja y rompieron las palmas por bulerías. A partir de entonces la tarde quedó fría. Ni Morante en el cuarto, ni Talavante en el quinto se entendieron con dos toros justos de presentación y fuerza. De nuevo, López Simón tiró de ganas y la frescura propia de quien está a punto de entrar en carteles de privilegio para arrancar una oreja.

Morante de la Puebla, consentido de Jerez, intentó faena con el que abrió plaza, un toro bonito, un ‘zapatito’, como dicen en el Sur. Arrebató con un quite por chicuelinas ajustadísimo, lleno de temple y gusto. Tuvo momentos de bella factura en la faena de muleta, destellos que duraron hasta que el toro comenzó a rajarse y se apagó.

De no haber sido por el indulto, Talavante tendría que haber sido el protagonista de la corrida. En estado de gracia, mostró una dimensión en el segundo de mandón del toreo. Bien colocado, técnico, pero, sobre todo, muy imaginativo. El extremeño es de los pocos toreros que tiene un discurso, algo que contar, una chispa de inspiración para crear una faena distinta, para cambiar e

El final de la faena, de frente, mostrándose sin precauciones en terrenos de tablas, hiló naturales limpios, derechazos de mano baja y pases de pecho hasta la hombrera contraria sin perder un paso, siempre colocado.

Los aficionados salieron de la plaza, entre paraguas, con la ilusión en que la lluvia no vuelva el sábado, cuando el torero más enigmático y mitificado de las últimas décadas haga el paseillo en Jerez. José Tomás ha levantado expectación hasta en los corrales, donde por mucho que los aficionados pedían permiso, no se les permitió pasar a verla corrida de Núñez del Cuvillo que ya está en los corrales.