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Vuelta al “teatro imposible” de Lorca

La compañía Atalaya se estrena en el Centro Dramático Nacional con la revisión de 'Así que pasen cinco años'

Rocío García
Un momento de la obra de teatro 'Así que pasen cinco años'.
Un momento de la obra de teatro 'Así que pasen cinco años'.David Ruano

A Ricardo Iniesta, director de la compañía teatral andaluza Atalaya, le gustan las casualidades, las fechas que coinciden en el tiempo, esas que marcan el calendario de manera casi mágica o, a veces, trágica. En 1986, 50 años después de la muerte de Federico García Lorca -“muerte no”, rectifica rápido Iniesta, “asesinato, fusilamiento”- nació el grupo teatral Atalaya con el primer montaje de texto y lo hizo con Así que pasen cinco años, una de las obras junto a El Público que forman parte del “teatro imposible” del poeta granadino, marcado por el surrealismo y las imágenes más sugerentes. Hoy, treinta años más tarde, la compañía, cuya andadura ha estado marcada por un teatro poético y onírico y un trabajo muy corporal y físico, pisa por primera vez los escenarios del Centro Dramático Nacional con una revisión de aquel montaje. “Es como una vuelta al paisaje de la niñez, tras realizar un largo viaje en el que hemos recorrido muchos otros de la mano de grandes autores”, señala Iniesta, junto al elenco de esta obra, que se estrena mañana viernes en el teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el próximo 15 de mayo.

“Lorca siempre ha sido una de las columnas sobre las que se ha apoyado Atalaya”, explica el director de la compañía, a quien el responsable del CDN, Ernesto Caballero, les propuso esta revisión de una de las obras más emblemáticas del autor de Poeta en Nueva York. Y de nuevo salen a relucir las casualidades. Exactamente cinco años después de que Lorca firmara el manuscrito de Así que pasen cinco años, el 19 de agosto de 1931, el poeta caía asesinado en el barranco de Víznar (Granada). La obra habla de “un pozo donde cayeron todos”, y fue a un pozo donde fue arrojado el cuerpo de Federico. “Parece premonitorio”, señala Iniesta, que explica que este nuevo montaje ha perdido en ingenuidad e ilusión y ha ganado en inquietud. “La versión de 1986 era algo naïve, fiel reflejo de una España ilusionada. Hoy, el país se ha vuelto más tenebroso, inquietante y perturbador, algo que nos ha influido al enfrentarnos de nuevo al texto. Entonces era todo mucho más ingenuo y esa ingenuidad nos llevó, vía los fastos del 92 y sus secuelas de país nuevo rico, a las tinieblas actuales. En este nuevo montaje, se palpa más el terror y el misterio. Ya no es todo tan bonito en la vida”, añade el director, para quien la representación hace quince años de El Público por parte de la compañía, Premio Nacional de Teatro en 2008, les marcó un nuevo camino. Los seis actores del montaje de Así que pasen cinco años de los años ochenta son hoy nueve y a algunos les han salido canas. Como a la actriz y cofundadora de Atalaya, Carmen Gallardo, que en el montaje de 1986 hacía cinco personajes, entre ellos el de Niño muerto, y en el de ahora interpreta a la Criada y a la máscara amarilla. Junto a Carmen Gallardo, actúan Elena Amada, Jerónimo Arenal, Manuel Asensio, Silvia Garzón, José Ángel Moreno, María Sanz, Raúl Sirio y Raúl Vera.

La escenografía respeta el mundo onírico y el poder hipnótico sobrenatural que rezuma esta obra de Lorca, poblada de espejos, escaleras y telas colgantes. Todo para dar vida al “poema onírico de mayor calidad de la literatura española y el teatro universal”.

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