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Hellboy se pasa al cine de autor

El actor estadounidense Ron Perlman recibe un premio por su trayectoria en el Festival de cine de Guadalajara

Luis Pablo Beauregard
Ron Perlman en Guadalajara.
Ron Perlman en Guadalajara. Michel Amado

La vida de Ron Perlman cambió en 1992. En ese entonces, el actor nacido en Nueva York, chocó con un huracán. Un joven cineasta llamado Guillermo del Toro se había encaprichado con su productora, Bertha Navarro, para que fichara a dos experimentados actores para su ópera prima. Consiguió salirse con la suya y tener a Perlman y a Federico Luppi en Cronos, que marcó un parteaguas para el director mexicano, que poco después migraría a Hollywood. Hace 24 años Perlman se convirtió en el actor fetiche de Del Toro. “Los mexicanos deben estar orgullosos de que este chico los represente en el mundo. Tiene un gran corazón, es muy culto y educado y además, es brillante”, comenta Perlman en Guadalajara, la ciudad originaria del director.

El Festival Internacional de cine de Guadalajara otorgó a Perlman, de 65 años, el premio Mayahuel de Plata por sus más de 35 años de carrera. Inició su trayectoria junto a Jean Jacques Annaud, que lo dirigió en En busca del fuego (1981) y El nombre de la rosa (1986). Su primer papel importante en la televisión llegó a finales de esa década con La bella y la bestia, una serie de culto que logró fascinar a muchos espectadores, entre ellos a Sammy Davis Jr., que era fanático. La vida de Perlman es un ejemplo en una industria que rinde pleitesía a la juventud. “Cuanto más envejezco, más mejoran mis roles. Así ha sucedido en los últimos 15 años”, menciona el actor en entrevista con EL PAÍS.

Como muestra está el papel que Perlman interpreta en Hand of God, la serie de Amazon que inició el año pasado. El actor interpreta a Pernell Harris, un juez que comienza a volverse loco cuando cree que Dios le habla y le pide que haga justicia por su propia mano. “Es un papel tan complicado, tan perverso y muy extraño en sus motivaciones. No puedo describir cuando te dejas llevar para convertirte en alguien. No es racional. Es una transformación mágica, muy visceral”, señala Perlman.

Sentado en medio de una biblioteca repleta de viejos libros encuadernados en piel, el actor trata de explicar el punto de quiebre que significó protagonizar Hellboy, dirigida por Del Toro en 2004. “No sentí que la tierra temblara bajo mis pies después de la primera película, pero sí con la segunda”. Perlman consiguió una hazaña en Hollywood. Interpretó a un súper héroe a los 54 años gracias a la obstinación de Del Toro que logró imponerse a los estudios, que deseaban a alguien más joven para el papel. Logró dar vida a este héroe atípico que prefería comer pizzas y fumar habanos mientras escuchaba a Tom Waits antes de salvar al mundo. Los rumores aseguran que el equipo está preparando una tercera entrega de Hellboy. “No se ve bien a estas alturas, nada bien. Quizá nunca se haga”, confiesa Perlman.

El actor que ha sabido rentabilizar su adusto rostro en la pantalla tiene en mente otras cosas. “No quiero hacer dinero, quiero hacer cosas bellas”, dice. Para lograrlo, habla de su compañía Wing and a Prayer, que desarrollará proyectos con dos reglas: no hacer películas con gráficos hechos por computadora ni de súper héroes. Perlman quiere volver al cine de los setentas que forjaron Martin Scorsese, Francis Coppola, William Friedkin, Brian de Palma, Sidney Lumet y Alan J. Pakula, entre otros. “Ellos hacían películas sin efectos especiales, sin animación, solo cintas de gente que te llevaba a un viaje de emociones e historias. Es simple y complicado a la vez”, dice.

Como empresario, Hellboy desea encontrar el punto medio de una empresa que se ha ido a los extremos. “El gusto de lo que queremos ver ha evolucionado hasta donde estamos ahora. O haces un proyecto de 200 millones de dólares con un tipo que usa spandex y una puta máscara o haces una película con la cámara de video de tus padres por 48 dólares. El punto medio existe, pero ha dejado de ser vibrante”. El primer experimento de su compañía será Pottersville, una comedia en filmación que sigue la tradición de Frank Capra que tendrá como protagonista a Michael Shannon y a Christina Hendricks. Ese será el inicio de Hellboy en el cine de autor.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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