Retrato de un país en construcción
El fotógrafo holandés Rob Hornstra muestra su obra documental de cinco años sobre la posguerra en la república de Abjazia
Durante cinco años, el fotógrafo holandés Rob Hornstra y el periodista Arnold van Brüggen viajaron 11 veces al Cáucaso. El motivo era desarrollar un proyecto de lo que Hornstra llama "fotoperiodismo lento". Se trataba de documentar, con tiempo y paciencia, "los contrastes de una zona de la que apenas habla nadie". El resultado de ese trabajo: fotos, textos, vídeos y cinco libros, todo financiado por micromecenazgo, se titula The Sochi Project (por la ciudad rusa que acogió los Juegos Olímpicos de invierno en febrero de 2014), del que se expone una pequeña muestra, sobre Abjazia —una de las tres regiones exploradas—, en la escuela de fotografía EFTI, en Madrid, hasta el 10 de abril.
Abjazia, un territorio al oeste del mar Negro de 8.600 kilómetros cuadrados y plantaciones de té, se independizó de Georgia en agosto de 2008. Lo logró gracias al apoyo militar de Rusia, que atacó la patria de Stalin. Antes, en 1993, ya hubo una guerra civil entre georgianos y abjazos que acabó con 200.000 huidos. Hornstra, fotógrafo documentalista, ganador de un Premio World Press Photo, se encontró con un país que, "tras la guerra, apenas había cambiado". "El concepto de nuestro trabajo era preguntarnos qué convierte a un país en un país. Porque un país necesita policía, universidades, instituciones… y allí no había nada", explica Hornstra mostrando sus fotos.
Mientras Sochi se preparaba para organizar los Juegos Olímpicos, a solo cinco kilómetros había un país en reconstrucción. Los Juegos podían haber llevado turistas y dinero a Abjazia, pero Rusia cerró esa frontera durante la competición. Hoy, Sochi se mantiene como polo turístico de sol y playa, vecina de la conflictiva Abjazia. Esos contrastes son los que le interesaban retratar a Hornstra, de ahí el subtítulo de su proyecto: Un atlas de la guerra y el turismo en el Cáucaso.
Antes de recalar en Madrid, The Sochi Project viajó por Nueva York, Ámsterdam, Toronto, Roma, Moscú… aunque al Gobierno de Vladímir Putin no debió de gustarle mucho, porque cuando el fotógrafo y su compañero quisieron volver otra vez a Sochi, se les prohibió la entrada al país. "Hoy, nuuestro proyecto está finalizado, a menos que Putin nos deje volver". Por el objetivo de Hornstra desfilaron militares retirados en los que contrasta sus numerosas condecoraciones con las modestísimas casas en las que viven; niños, paisajes, edificios abandonados...
Uno de los cinco libros de The Sochi Project está dedicado a los clientes y trabajadores de los centros de aguas termales a los que acuden ancianos a mejorar de sus dolencias. Otro muestra la realidad de Krasny Vostok, una localidad del Cáucaso "con un pie en el siglo XIX, con algunas zonas sin luz eléctrica". La pareja de fotógrafo y periodista fue a "ese mundo aparte" precisamente porque "no existe una razón para fotografiar" un sitio así. Un volumen más recopila el mundo kitsch de los restaurantes de Sochi que ofrecen a sus turistas actuaciones de cantantes en directo acompañados por un piano electrónico.
Hornstra relata que hablaban durante un par de horas con las personas que, pensaban, podían formar parte de sus reportajes. "Pasado ese rato, ya sabíamos si querían colaborar y dejarse fotografiar". Fotógrafo y periodista funcionaron "como un matrimonio", en el que cada uno cedía en ocasiones. "Arnold podía centrarse en una idea, pero a lo mejor eso no era muy excitante para mí, y otras veces pasaba al revés. Nuestra relación fue a veces interesante y a veces frustrante".
Babelia
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