_
_
_
_
CRÍTICA | VIDA DE GALILEO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Universo gira alrededor del Papa

La ‘Vida de Galileo’ del CDN tiene buen juego de pies, pero no acaba de encontrar su pegada

Javier Vallejo
El actor Ramón Fontseré en 'Vida de Galileo', en el Centro Dramático Nacional.
El actor Ramón Fontseré en 'Vida de Galileo', en el Centro Dramático Nacional.D. RUANO

En tres ocasiones tan solo el Centro Dramático Nacional ha configurado el teóricamente dúctil Teatro Valle-Inclán, abierto diez años ha, en una disposición diferente a la italiana. En esta obra sobre el arraigo de las creencias, la resistencia numantina que lo asentado opone a lo nuevo (por muy cargado de razón que llegue) y la dificultad que el progreso tiene para hacerse oir, Ernesto Caballero, su director, ha situado un escenario circular giratorio en el centro del teatro, de manera que el público orbite metafóricamente en torno a la obra, como el sol en torno a la Tierra en la concepción geocéntrica del universo que Copérnico, de manera teórica, y Galileo, con pruebas palpables, intentaron desterrar en vida, sin éxito.

Vida de Galileo

Autor: Bertolt Brecht. Traducción: Miguel Sáenz. Versión y dirección: Ernesto Caballero. Intérpretes: Ramon Fontserè, Alfonso Torregrosa, Pedro G. de las Heras. Madrid. Teatro Valle-Inclán, hasta el 20 de marzo.

En una de las escenas más logradas de la pieza y del espectáculo del Centro Dramático Nacional, Brecht muestra como su telescopio es usado sin provecho por dirigentes venecianos, mientras que Galileo lo usa sin pérdida de tiempo para repensar el orden universal. Otra, donde el protagonista, esperanzado, intenta compartir sus descubrimientos con los sabios florentinos, que no quieren saber nada que cuestione su doctrina y su estatus, pone en evidencia que academias, cátedras y escuelas científicas y económicas tienden a blindar sus respectivos terrenos de juego, prestigio e ingresos ante lo novedoso foráneo, actitud que va en en perjuicio del progreso comunitario.

Brecht no cesó de retocar Vida de Galileo: nunca estuvo del todo satisfecho con ella. “Significa un paso atrás (…) Habría que reescribirla”, dijo. Redactó la primera versión junto a Margarete Steffin, su novia de entonces. La segunda, en California, mano a mano con Charles Laughton, su protagonista, y la tercera en el Berlín de la República Democrática Alemana: murió ensayando esta versión. Viéndola, suelo tener la impresión de que parte de lo que Brecht quiere transmitirnos de manera racionalista no nos llega y de que su metáfora sobre el secuestro del conocimiento necesitaría nueva reescritura, en esta era de Internet.

El montaje de Caballero, atractivo y dinámico, tiene buen juego de pies pero no acaba de encontrar su pegada. Las actuaciones son correctas, algunas con más peso y color (entre otras, las de Alfonso Torregrosa, Ione Irazabal, Pedro G. de las Heras, Borja Luna), pero en general tienden a la monocromía y a la escasez de detalles, por simpatía quizá con un vestuario, todo en negro, cuya idea (textura contemporánea con prendas o fragementos de prendas de corte renacentista), bien concebida, está insatisfactoriamente concretada. Tampoco la música de Eisler suena como cabría esperar.

Imaginamos a Galileo (“entrado en carnes”, apunta Brecht) con el corpachón de Laughton, pero mientras la escribió, en su exilio danés, pensaba en Poul Reumert, actor más magro. Ramon Fontserè suma carisma, determinación y entereza, en un registro que nada tiene que ver con el que acostumbra en Els Joglars: solo hacia el final me pareció advertir en él algún rasgo furtivo de Pla o de Dalí. Sale bien parado de un envite mayúsculo.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_