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CÁMARA OCULTA
Columna
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Pirateando en Navidad

Mal augurio tiene el cine si quienes hacen películas no acuden a las salas para ver las que han hecho los demás. Es lo que se deduce del masivo envío a los domicilios de los miembros de la Academia de copias DVD de los estrenos recientes buscando con ello sus votos para los Oscar o para los Goya. No importa que Tarantino se haya esforzado en filmar su última película, Los odiosos ocho, en 70mm. en un ejercicio nostálgico del viejo esplendor del cine de los años cincuenta, no importa mucho porque los votantes de la Academia de Hollywood verán su obra en formato casero. Al igual que lo hace la mayoría de los académicos españoles, que también reciben los DVD en sus casas o una clave secreta para ver las películas en Internet. Adiós, pues, al cine en grande.

No es de extrañar, por tanto, que se haya filtrado una de esas copias caseras de Los odiosos ocho y que sean ya cientos de miles los ciudadanos que se la han descargado para verla en casa aunque sea en un formato bien lejano de la espectacularidad que Tarantino pretendía con su sueño adolescente del 70mm. Sin embargo, no está siendo la suya la más descargada, privilegio que ostenta la última de González Iñarritu, El renacido, protagonizada por Leonardo Di Caprio. Al parecer existe un grupo de hackers que ha amenazado con colgar en la Red unas cuarenta películas más de próximo estreno. Se deduce que se trata del mismo grupo que en su día robó el guión de Los odiosos ocho, divulgándolo a los cuatro vientos y forzando con ello a que Tarantino decidiera no hacer la película, una amenaza finalmente no cumplida, como se ve. Lo que es realmente sorprendente es que estas copias pirateadas provengan de los mismísimos académicos que las reciben en sus casas. ¡Manda huevos!

Anteriormente, alguno de ellos fue descubierto y expulsado de la Academia ya que cada copia contiene una marca que identifica al propietario. Pero al parecer no basta con ese control. Habría que averiguar por qué son los propios cineastas los que prefieren no ver las películas en el cine y en pantalla grande por muy grande que sea la de su cine en casa. Si ellos son los primeros en despreciar el cine en el cine, vete a convencer a los jóvenes descargadores de esas películas que los propios académicos cuelgan en las redes. Feo, muy feo.

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