‘Gente de bien’, una película colombiana con clase
La 'ópera prima' de Franco Lolli, que aborda la brecha social y se aleja del tópico de la violencia, triunfa en Reino Unido y Francia
Desde hacía más de 10 años en Reino Unido no se exhibía una película de Colombia. La última fue María, llena eres de gracia (2004), con producción estadounidense, pero con actores colombianos y una historia de tráfico de drogas que mostró una cara que hasta entonces no había sido explorada en el cine nacional, la de las mulas del narcotráfico. Este año pese a las dificultades para mostrar cintas de habla no inglesa, en especial asiáticas y latinoamericanas, se exhibió Gente de bien, la ópera prima del director colombiano Franco Lolli (Bogotá, 1983).
“Nos ayudó haber estado en Cannes y que en el BAM (Bogotá Audiovisual Market) de 2014, Reino Unido fue el país invitado. Ahí vieron Gente de bien los seleccionadores del festival de Londres y varios distribuidores ingleses y el encargado de adquisiciones de Channel 4 y decidieron programarla”, cuenta Lolli, que logró plasmar en su película una de las características más marcadas de la sociedad colombiana: la segregación, de acuerdo con el estrato social.
El experto en cine, Manuel Kalmanovitz, resaltó en una reseña de la Revista Semana el trabajo de Lolli, como el primero que abordó un tema que a pesar de ser tan común en la cotidianidad de los colombianos no había explorado en cine. “Gente de Bien es ante todo una película sobre la familia, la dificultad de aceptar la filiación y, por añadidura, la clase a la que uno pertenece al momento de nacer. La cuestión de las clases sociales, la división que existe entre las clases es tan fuerte en Colombia, que muy rápido la película se encontró mostrando la difícil que es transitar entre una clase y otra en el país”, dice Lolli.
La película, que se estrenó en Francia en marzo pasado, ha tenido más de 50.000 espectadores en ese país, donde todavía se está proyectando. En Colombia, se estrenó el 28 de mayo y tuvo 25.000 espectadores. El director cuenta que en los próximos meses se podrá ver en Estados Unidos, Canadá y México.
El protagonista de la historia es un niño de 10 años, Eric, que de la noche a la mañana termina viviendo con su papá, a quien recién conoce. El hombre que apenas puede mantener a su hijo trabaja como carpintero de una mujer de clase alta que, al ver la situación, decide hacerse cargo del niño. “Si quise abordar estos temas (el de las clases sociales) fue porque son los que más me tocaban en ese momento, de manera personal, y también porque son las cosas que más veo, o tal vez con más claridad, en Colombia”, relata el director, que se arriesgó a salirse de la violencia y el narcotráfico, unos de los temas más recurrentes de las cintas colombianas.
“Nunca me preocupé por la taquilla. Hago las películas para mí y, al hacerlas, espero que alguien más, ojalá el mayor número de personas, sea sensible a lo mismo que a mí me toca. Creo que es la única forma de no depender de los otros y tal vez también la única de llegarle profundamente a la gente”, explica Lolli.
La cinta, que ya se haya paseado por más de setenta festivales en todo el mundo (Cannes, San Sebastián, Londres, Busan, Lima, Cartagena), ha permitido, según el director, que se entienda el conflicto de clases que existe en Colombia. Aclara, sin embargo, que “hay pequeños detalles que solo en Colombia (o algunos países de América latina) se entienden”. Una de las escenas, por ejemplo, muestra una novena navideña en la casa de campo de la familia adinerada de la historia. Según el director, “por esta escena, la gente asume que se trata de una familia muy católica, casi sectaria en sus ritos, y que esto tiene que ver con su burguesía. Pero en Colombia celebrar una novena es lo más normal del mundo y nada tiene que ver con la clase social”.
Sobre el cine colombiano frente al que se hace en países como México y Argentina, Lolli resalta que mientras que en esos dos países existe una industria que produce más de cien películas al año, en Colombia a principios de este siglo solo se producían tres películas anualmente y hoy apenas se llega a las 30. “Nos falta trayectoria, nos faltan técnicos, nos faltan actores, nos faltan escuelas: nos falta historia. Sin embargo, hay mucho talento y una gran energía, que están haciendo de Colombia la nueva gran potencia del cine latinoamericano. Prueba de ello es que este año en Cannes éramos el único país latinoamericano con tres películas, más que Argentina y México, justamente”.
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