Los mineros chilenos toman Hollywood al asalto
Los 33 se estrena en Estados Unidos con un gran despliegue
“¿Cuántas películas hispanas, con una historia hispana, con unos protagonistas hispanos, se estrenan en Estados Unidos? ¿Y en 2.500 salas? ¡Es un sueño!”. Pero Patricia Riggen no está soñando. La película que acaba de dirigir la realizadora mexicana, The 33 (Los 33), se estrena este viernes en Estados Unidos con el mayor despliegue jamás vivido por una coproducción panamericana. Una cinta protagonizada por Antonio Banderas, Rodrigo Santoro, Mario Casas, Oscar Núñez o Lou Diamond Phillips, entre otros, que compite esta semana de igual a igual con James Bond en su deseo de hacerse con la taquilla estadounidense. Sus protagonistas no son sus estrellas sino Mario Gómez, Luis Urzúa, Edison Pena o Juan Carlos Aguilar, algunos de los 33 mineros que quedaron encerrados a 700 metros de profundidad durante más de dos meses en la mina de San José de Copiapó, en el desierto de Atacama, en Chile. “Como me dijo Mario, no fueron héroes. Allí debajo no hubo ningún Zorro”, confesó Banderas a El País. “Solo seres humanos viviendo circunstancias muy especiales”.
Si en 2010 la historia de su rescate cautivó al mundo, ahora la versión cinematográfica de lo que ocurrió durante esos 69 días en la mina y en el campamento Esperanza confía en encontrar su audiencia. “La responsabilidad de defender nuestro cine no es solo de actores y directores. También es momento de que nuestra comunidad muestre su apoyo”, recalcó el intérprete español. Sus palabras responden a las críticas recibidas porque la cinta está rodada en inglés. Como recordó el malagueño, el único idioma que habla Hollywood es el del dinero. “Vete a cualquier mercado de cine con una película en español, en francés, en lo que quieras, y la vas a sudar para vender algo”, admite. Eso no quiere decir que tire la toalla porque, como recuerda, en la actualidad la comunidad hispana en Estados Unidos es la minoría mayoritaria y se tiene que hacer oír. “Tiene que decirle a Hollywood que le gusta el cine comercial, que le gusta Bond, pero que también hay una audiencia para ver otras cosas”, asegura. Mientras, él utiliza su vuelta a Estados Unidos con The 33 para reunirse “como actor, empresario y productor” con gente de la industria y poner en marcha un nuevo plan que facilite la producción de un cine panamericano que cuente con el apoyo de las televisiones locales en España y Latinoamérica.
Para los que han hecho posible The 33 este es un momento de celebración. Atrás quedó un rodaje duro entre dos minas, una en Chile y otra en Colombia, que hicieron la vida de sus actores “miserable e incómoda”. Sin agua corriente y comiendo poco más que pollo y arroz durante el rodaje las penurias crearon un ambiente de camaradería similar al que unió a los mineros. Banderas recuerda los festines que preparó Diamond Phillips los domingos o los musicales que se marcaron juntos en medio de un rodaje que les llegó a afectar por las frías condiciones de las minas. Siempre volvían a la realidad al saber que lo que estaban viviendo no era nada comparado a lo vivido por los 33. “Fue una historia más Hollywood que Hollywood. Si escribes algo así te criticarían por fantasioso, por haber escrito una quimera. Pero la vida real siempre nos sorprende”, resumió Banderas.
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