Lucía Films o el cine como asunto personal
La productora del director mexicano Michel Franco se consolida como una de las mejores
La muerte no llega con música. Las enfermedades que la acompañan, tampoco. Así es Chronic, la película del director mexicano Michel Franco, un drama sobre un enfermero de pacientes terminales que se aleja de la lágrima fácil y se apega a la dureza de la realidad. Sin banda sonora ni múltiples planos. Esta cinta es una de las cuatro que la productora Lucía Films realizó este año. Tres de las cuatro han recibido el aplauso de los festivales internacionales.
Los premios de Lucía Films en 2015
Chronic se llevo este año de Cannes el premio al mejor guion. 600 millas, dirigida por el mexicano Gabriel Ripstein, fue ganadora de la Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín; Desde Allá, del venezolano Lorenzo Vigas, obtuvo el galardón al León Oro en el Festival de Venecia. A los ojos, de Franco, fue presentada en el Festival de Morelia.
La productora fue fundada en 2004 bajo el nombre de Pop Films por Michel Franco. Siete años después y con la colaboración del productor Mosiés Zonana se transformó en Lucía Films. Y en 2012 llegó un parteaguas para la productora con la proyección de Después de Lucía cinta que ganó el premio Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes. Desde entonces no han parado de crecer y los galardones tampoco de llegar.
La impronta de Franco, ya sea como director, guionista o productor, se deja notar en todas las producciones de Lucía Films. “Los reconocimientos no cambian nuestra meta original: hacer lo que nosotros pensamos que es buen cine respetando el estilo de cada director y que este cine llegue al público”. Después de Lucía cumplió con ambos objetivos. En México tuvo casi un millón de espectadores. Y el actor y productor Tim Roth, miembro del jurado de Cannes en 2012, calificó la película de “obra maestra”. Tal fue su admiración que esa misma noche le ofreció a Franco trabajar juntos y así lo hicieron. Roth es el actor principal de Chronic y 600 millas.
Ambas películas ya han sido reconocidas internacionalmente, ambas son “buen cine” según el juicio de la crítica especializada. Pero les falta a estos filmes pasar la prueba que más interesa a sus directores: la aceptación de los espectadores. Las dos obras se estrenan en diciembre, el 4 y el 18 respectivamente. “No escribimos para un sector específico o especializado, pero tampoco hacemos concesiones en cuanto al contenido para agradar. Buscamos al público, no a los festivales ni a los premios. Buscamos que la gente se involucre con los personajes y con la historia”, subraya Franco, distanciándose del director que presume de sus logros.
El éxito de Lucía Films ha apuntalado a la productora como líder del cine independiente en México, una afirmación con la que Franco coincide en un 50%. Huye de la palabra independiente como descripción de un estilo: “Conceptos como éste o cine de arte invitan a la gente a no ver la película y a imaginarse cosas que no son. Odio las etiquetas, para mí hay buen cine y mal cine”. Acepta, sin embargo, que ellos iniciaron su andadura con un presupuesto escaso. Después de Lucía fue grabada con tres millones de pesos. Y de las últimas cuatro películas solo la mitad de 600 millas se realizó con estímulo fiscal, el resto fue financiación privada.
Los grandes obstáculos para grabar en México no son, según el joven director, ni la tecnología ni el dinero. Es la distribución. Cuando ellos comenzaron, hace 18 años, se rodaban menos de 10 películas al año en el país. Ahora se producen entre 100 y 120. “No se puede negar que hay un crecimiento pero la distribución sigue siendo el cuello de botella. ¿Para qué hacer cine que no se va a ver?”. Pone de ejemplo la película Heli del mexicano Amat Escalante, la cual califica de “extraordinaria”, pero que hizo muy poca taquilla. “Lo que tendría que haber es una ley como en Francia que exija que haya un mínimo de exhibición de películas mexicanas”.
La distribución sigue siendo el cuello de botella. ¿Para qué hacer cine que no se va a ver?
Lucia Films tiene sabor europeo. Sus películas se alejan de los temas triviales, evitan la pirotecnia hollywoodense y hasta ahora solo han cruzado el Atlántico. Aún les quedan atravesar la frontera del norte. “Nos gustaría cambiar esto. El cine que más disfruto es el europeo pero tenemos el reto de tener más presencia en Estados Unidos. El mercado estadounidense es muy interesante por el tamaño y porque es el lugar donde se hace mucho del mejor cine”, confiesa Franco, que ha vestido su oficina con algunos pósters de sus propias películas, unos cuantos libros y una guitarra. Por lo pronto, 600 millas ha sido elegida por México para representar al país en los Oscar. “Es un primer intento de acercarnos”.
Alejandro G. Iñárritu, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Michel Franco, Gabriel Ripstein…
-¿Podríamos decir que estamos en la segunda época de oro del cine mexicano?
- Me atrevo a decir, sin demeritar la famosa época del cine de oro, que esta es más interesante. Hay mucha más variedad en cuanto a temas, estilos y géneros. Y creo que seguirá creciendo. Yo no soy de la generación de Inárritu y hay gente más joven que ya viene detrás de nosotros con grandes ideas.
La productora de Franco se jacta de romper con los modelos clásicos. “Cada película requiere ser producida en un esquema diferente, nosotros nos alejamos del modelo típico donde se filma por seis semanas y los camiones están afuera. A los actores se les presta mucha atención, no hay jerarquías, todos colaboramos. Nos reímos de los vicios de los viejos productores”, cuenta el cineasta sin ápice de humor. Después de dos premios en Cannes, uno en la Berlinale, otro en Venecia y varias nominaciones, Lucía Films se consolida como una de las más importantes en México. 2015 ha sido su año de gran éxito, pero los productores y directores ya tienen puesta la mira en sus siguientes proyectos. Franco prefiere no comentar cuáles son: “La idea todavía puede cambiar”.
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