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CRÍTICA | LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Canciones alternas de amor

¿En qué momento LaGravenese, guionista de 'El rey pescador' o 'Los puentes de Madison', se empeñó en ser director convencional?

Javier Ocaña
Anna Kendrick y Jeremy Jordan, en 'Los últimos cincos años'.
Anna Kendrick y Jeremy Jordan, en 'Los últimos cincos años'.

Los musicales sin diálogos, en los que las emociones, las palabras y la acciones se representan exclusivamente a través de canciones cuya letra ejerce de hipervínculo sentimental, parecen desterrados hoy en día para el cine. Aunque sólo sea por eso, el atrevimiento comercial de Los últimos cinco años, traslación de un musical de Jason Robert Brown, nacido en Chicago, triunfador en el off Broadway y adaptado en variados países, es bienvenido. Pero no por mucho más.

LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS

Dirección: Richard LaGravenese.

Intérpretes: Anna Kendrick, Jeremy Jordan, Natalie Knepp, Nic Novicki.

Género: musical. EE UU, 2014.

Duración: 94 minutos.

La película, lastrada por la falta de recursos en la puesta en escena del veterano Richard LaGravenese (¿en qué momento este poderoso guionista, de El rey pescador a Los puentes de Madison, se empeñó en querer ser director convencional?), queda en entredicho también por una de sus esencias, uno de esos recursos narrativos tan de moda que de pura originalidad acaban cayendo en el absurdo: la historia de amor de la pareja protagonista se cuenta a través de las canciones, en orden alterno con uno u otro como protagonista, pero las de él avanzan en el orden cronológico de esos cinco años del título mientras las de ella van de adelante hacia atrás. ¿Para qué tanto lío? Se podría decir que para dar una visión distinta de la verdadera naturaleza del amor, pero quizá sea solo por epatar. Musicalmente, cuando se evita el pop más facilón y la balada meliflua con canciones más aguerridas, la película mejora, pero siempre da la impresión de que, al ser un musical de cámara, sin apenas bailes y puro combate a dos, las tablas del teatro y la cercanía emocional debían sentarle bastante mejor que la pantalla.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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