Lo mejor del cine latino calienta la 39ª Muestra de São Paulo

A las puertas de su 40º cumpleaños, la Muestra Internacional de Cine de São Paulo es como un adulto equilibrado: todavía joven, pero maduro. Busca la calidad, pero no ha perdido el interés en lo nuevo —desde que alimente la vena de la cinefilia— y de esa forma se mantiene curioso y va más allá de lo conocido. Hoy en día lo caliente de la cinematografía mundial es el cine latinoamericano , que crece a galope en términos cuantitativos y cualitativos y corresponde a la evidente dosis de curiosidad de la actual 39ª edición de la Muestra. De los 312 títulos de 62 países que forman la programación actual —que ocupa 22 direcciones de la ciudad de São Paulo entre los días 22 de octubre y 4 de noviembre—, 25 son producciones de nueve países hispanos de América Latina y otras 70, de Brasil.

Es cierto que, en un año de aprieto, el evento se ha quedado más pequeño (su presupuesto disminuyó un 40%), pero también más depurado y cercano a su esencia, que son las buenas películas autorales. Al unir ese rigor de la comisaría con el hecho de que los escaparates más importantes del cine —Cannes, Berlín y Venecia— hayan premiado, en sus últimas ediciones, varias películas latinas que cuentan historias locales sabiendo que son universales y que ahora circulan por otros festivales, quien quiera saber lo que sucede de bueno en las pantallas de Argentina, Chile, Colombia y Venezuela, entre otros países vecinos, se va a poner las botas.

El banquete comienza con Desde Allá, el primer largometraje del cineasta venezolano Lorenzo Viga, el primer latinoamericano que ganó un León de Oro en la historia del Festival de Venecia, en septiembre. Con el argumento de un acoso que se convierte en amistad y después en una relación amorosa extraña entre un hombre y un adolescente, el director viene conquistando premios por este trabajo, que retrata los suburbios de Caracas, pero va mucho más allá. La película nace de un guion escrito en colaboración con el guionista y productor mexicano Guillermo Arriaga (de Amores Perros)y cuenta con la actuación de un gran actor chileno, Alfredo Castro, estrella de las películas del chileno Pablo Larraín (Tony Manero, Post Mortem, El Club y otras).

De Colombia llega La Tierra y la Sombra, de Cesar Augusto Acevedo, vencedor del trofeo Camera D’Or en el Festival de Cannes. La película habla sobre el regreso, después de 17 años de ausencia, de un campesino a su casa, donde encuentra a su hijo en su lecho de muerte, debido a incendios en las plantaciones locales de caña de azúcar. También llega El Abrazo de la Serpiente, de Ciro Guerra, definido por la revista The Hollywood Reporter como una “exploración visualmente fascinante del hombre, de la naturaleza y de los poderes destructivos del colonialismo”. En blanco y negro, la película —basada en relatos de los exploradores Theodor Koch-Grunberg y Richard Evans Schultes— cuenta cómo un chamán indígena deja el aislamiento voluntario en la selva para acompañar a un investigador estadounidense en busca una planta sagrada.

Chile, que al igual que Colombia vive un importante salto cualitativo en su cine, también está presente en la selección con tres títulos, entre ellos la última entrega del documentalista Patricio Guzmán, El Botón de Nácar. El director, un veterano del cine chileno (y mundial) —maestro en construir relaciones poéticas y políticas sobre su país y en retratar la dictadura de Pinochet— hace en esta película una oda al agua y al océano Pacífico, que baña la curiosa geografía de Chile, y trata del exterminio de los pueblos originarios del sur y de las víctimas del dictador en uno de los países latinoamericanos marcados por los desaparecidos. Guzmán, por cierto, es uno de los homenajeados de este año y recibirá de la muestra el premio Humanidad.

Títulos de Argentina, como Paulina (Santiago Mitre); de México, como Chronic (Michel Franco); y de Perú, como Magallanes (Salvador del Solar), completan la lista suculenta, que para la directora de la muestra, Renata de Almeida, “es el reflejo de un crecimiento del cine latinoamericano, en cantidad y calidad”. “No buscamos apenas los premiados. Cabe recordar que, más allá de aquella elegida como mejor película, hay varias otras mejores películas que nos empeñamos en identificar”, dice. Ella revela que Desde Allá fue invitada a venir a São Paulo antes de entrar en Venecia y ganar allí el premio principal. No hay crisis, para ella, que impida que el evento reconozca la primavera de la cinematografía latinoamericana. Ni de ninguna otra.