La película que Bigas Luna no pudo rodar
Carles Porta estrena ‘Segundo origen’, sobre un guion del cineasta fallecido en 2013 inspirado en una novela de ciencia ficción
Agua, sangre y leche. Esos eran los fluidos esenciales para la vida, según José Juan Bigas Luna (Barcelona, 1946-La Riera, Tarragona, 2013). Vivió rodeado de ellos y su cine disfrutó de esos líquidos, casi amnióticos. Pechos de los que salía leche materna, mares que acunaban a los humanos, sangre que mancillaba la carne. De todos ellos hay un gran reguero en Segundo origen, que se estrena mañanas, la última película que escribió y encaró el cineasta, que incluso asistió a la primera lectura de guion por sus protagonistas, y que tras su fallecimiento ha dirigido su productor, Carles Porta.
Para los no catalanes, Mecanoscrito del segundo origen, una novela de Manuel de Pedrolo publicada en 1974, es un completo misterio. Para los catalanes, es uno de sus libros. Ha marcado la infancia de varias generaciones, ya que durante décadas era lectura obligatoria en los colegios y supuso la primera novela de ciencia ficción que leían muchos de ellos. Lleva vendidos más de 2,3 millones de ejemplares. Hace 27 años, Bigas Luna ya se planteó la posibilidad de llevarla al cine, un esfuerzo que resultó baldío porque no hubo entendimiento con Pedrolo.
“Compré los derechos en 2007 para adaptarla porque me parecía que había una gran historia en su interior”, cuenta Porta. “Inmediatamente, pensamos en Bigas Luna porque somos una productora pequeñita y él tenía nombre e interés”. Fue la hija de Pedrolo, responsable de su herencia, quien les puso en la pista de Bigas Luna. “Segundo origen está en el imaginario colectivo de cualquier catalán. Hasta tal punto que, en 1984, fue la primera serie que hizo TV3”.
Edipo para salvar a la humanidad
La lectura de Mecanoscrito del segundo origen ha hecho vibrar durante décadas a los adolescentes catalanes por su temática apocalíptica y porque incluye al final una reflexión sobre el futuro de la humanidad que tiene mucho que ver con el complejo de Edipo. El libro se convirtió en referencia obligada en la asignatura de Ética, abriendo grandes debates. Cuando se supo que lo iba a adaptar al cine Bigas Luna, algunos temieron una conclusión aún más sexual. En cambio, se ha suavizado algo. "No nos hemos alejado mucho de las frases finales de la novela", cuenta su director, Carles Porta. Cierto, pero es una coproducción internacional y puede que eso haya limado el rotundo cierre erótico literario.
Porta y Bigas Luna, coguionistas junto a Carmen Chaves, decidieron cambiar algunos elementos. De entrada, el causante del apocalipsis en la Tierra, al que solo sobreviven una adolescente, Alba, y un niño hijo de inmigrantes africanos, Dídac, ya no sería una invasión alienígena. “Había que trasladar la trama a la actualidad. Había que mantener en el corazón su historia de amor valiente, y la reflexión sobre el complejo de Edipo. Pero ahora mismo nos preocupa más el calentamiento global y no un ataque extraterrestre”. Así que la casi extinción de la humanidad llega provocado por tormentas solares. “Bigas siempre habló de la tierra, de lo telúrico”, cuenta Porta. Y así estalla en Segundo origen el ideario del cineasta, cimentado en la sexualidad y la ecología. “Potenciamos el lado erótico de la relación entre los adolescentes, sin irnos muy lejos. Buscábamos una película blanca para que los lectores de la novela, de 12 años en adelante, pudieran verla”.
Pero Bigas está. Y cómo. Más allá de los obvios homenajes, como que cuando los chicos ven una película, esta sea Jamón, jamón. O que un perro se llame Pirata, como el can del director. Hay muchos más guiños: un personaje cava un huerto —una pasión del realizador fallecido— y exclama: “La tierra nos cuidará”. Dídac y Alba tienen un hijo, y cuando ella amamanta al bebé, se escapa un poco de leche materna. Dídac pasa el dedo por el pezón y saborea el líquido. “Está amarga”, exclama, y Alba responde entre risas: “Pues a él le gusta”. Otro símbolo más. La cueva en la que investiga el padre de la protagonista refleja la Tierra como útero, un concepto de Bigas que se remarca con su entrada en forma de vulva.
Sus dibujos
“Bigas falleció el viernes 5 de abril de 2013 cuando estábamos a punto de rodar”, recuerda Porta. “Él había presidido una primera lectura de guion el 17 de enero. Después, ingresó una semana para un ciclo de quimioterapia y no funcionó. Desgraciadamente, evolucionó a peor”.
En el hospital trabajaron casi cada día. “A mí me escondió la gravedad de su leucemia. El lunes y el miércoles antes de morir aún hablamos dos veces por teléfono. Me decía: ‘Esto tiene que ir, tú tira, tú tira’. Y yo que sí, que ya tiraba, pero que sin él…”. Ese miércoles por la noche Bigas Luna entró en coma. “Descubrí más tarde que me estaba enviando mensajes. Yo iba mucho a La Riera [Tarragona] a su casa, porque vivo en Lleida y no hay más de 45 minutos en coche. En esas reuniones me decía que yo tenía madera de director y al resto del equipo que me hicieran caso. Yo solo pensaba que Bigas estaba cansado y que confiaba en mí, pero jamás en que fuera a sucederle como realizador de Segundo origen”.
De Bigas están también sus dibujos, unos bocetos que acotan visualmente la acción. O el diario del padre de Alba, un científico —trasunto del cineasta muerto— que estudia el cambio climático: creado con ilustraciones de Bigas Luna, fue maquetado finalmente por una de sus hijas. Su director concreta: “Con todo, la película es 100% Porta, porque Bigas Luna solo hubo uno y fue irrepetible en su iconografía. Imitarlo hubiera sido ridículo. Si alguien quiere ver una película Bigas pata negra, se equivoca. Pero él está ahí”.
Babelia
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