La magia está en los detalles
Entrevista con Jim Kay, el artista responsable de la primera edición ilustrada de 'Harry Potter y la piedra filosofal', de J. K. Rowling
"Mi agente me llamó por teléfono —me cuenta el ilustrador Jim Kay— y me dijo: '¿Estás sentado? Quieren que ilustres Harry Potter". Tratándose de un gran fan de los libros y las películas, explica Kay, 2era una oportunidad increíble para diseñar todo el mundo de Harry, de arriba abajo".
Pregunta. Pero un encargo así, descomunal, ¿conlleva una presión descomunal?
Respuesta. Sí, desde luego. Cada uno tiene su opinión sobre Harry Potter y por eso es tan genial, pero también es por lo que supone un desafío tan grande. Pero no me quejo, es un encargo fabuloso.»
Y a Jim Kay le gusta enfrentarse a desafíos. "Mi antiguo profesor de dibujo siempre me decía que tienes que ponerte a prueba continuamente y no apoltronarte. Y yo sabía que Harry Potter sería difícil: porque es infantil, por sus proporciones y porque es fantasía. Supongo que me considero más un grabador, alguien que expresa conceptos a través de paisajes, mientras que con Harry Potter tenía que expresar emociones a través de personajes".
"Lo más difícil era el reparto de papeles: tenía que encontrar a mi propio Harry, mi propio Ron y mi propia Hermione. Nunca había dibujado niños, así que necesitaba modelos reales, sobre todo porque los niños crecen a lo largo de los libros. De modo que mi agente y yo tuvimos que buscar a niños que representaran a mis personajes".
Pregunta. Y ¿cómo lo hizo para para imaginarse Hogwarts?
Respuesta. La fase preliminar, visualizar la “arquitectura” de Hogwarts, me llevó muchísimo tiempo. Dibujé un plano de cómo me imaginaba Hogwarts que abarcaba los siete libros. Pero cuando empecé a poner unos pisos encima de otros, me costaba entender cómo encajaban. Y llegué a la conclusión de que sólo encontraría la forma de dibujarlo si construía una maqueta. Era lo que hacía de niño: construía cosas con Lego para luego poder dibujarlas. Así que construí maquetas provisionales con papel y plastilina, y las utilicé como modelos. Las maquetas también son muy útiles para resolver la iluminación y la relación de unos edificios con otros".
Las películas de Peter Jackson de El señor de los anillos también tuvieron un fuerte impacto en Kay.
"Soy fan incondicional de John Howe y Alan Lee, dos diseñadores de concepto que trabajaron en las películas de El señor de los anillos. Sin ninguna duda, me ha influido el planteamiento que Peter Jackson aplicaba en sus películas, animando a los artistas a implicarse y explorar diferentes posibilidades creativas. Por eso la oportunidad de enfocar Harry Potter de la misma manera resultaba sumamente emocionante y satisfactoria".
"No puedo trabajar en silencio; necesito que haya ruido de fondo, y tiene que ser algo que me resulte familiar. Por eso mientras trabajaba en Harry Potter ponía las películas de El señor de los anillos como ruido de fondo. Las ponía una detrás de otra, todo el día. Me sé todos los guiones de memoria".
Las técnicas y los estilos empleados en el libro encandilarán a los lectores por su variedad.
"En realidad soy yo, que intento encontrar un estilo pero cambio de idea a cada momento. La mayoría de las ilustraciones son acuarelas, y dejé los bordes sin pulir a propósito. Mi diseñador me dijo que eso les gustaba y que querían dejarlo, y que incluso querían añadir manchas de tinta al diseño de las páginas. También hay unos retratos hechos al estilo Hans Holbein, porque un día, de pronto, me dieron ganas de pintar al óleo, y decidí hacer retratos al óleo del profesor Dumbledore y la profesora McGonagall".
Pregunta.Con estas ilustraciones, los fans de Potter tendrán oportunidad de entretenerse con los detalles.
R. Bueno, para mí los detalles son una especie de manta antiincendios, porque me cuestan mucho las imágenes espontáneas, mientras que controlo mejor las imágenes detalladas. Además, crecí con los libros de Richard Scarry y me encantaban aquellas ilustraciones tan pormenorizadas, y creo que a los niños de hoy también les gusta buscar detalles".
P. Y, para un fan de la serie, gozar de libertad para añadir sus propios detalles al mundo de Harry debió de ser como ver un sueño hecho realidad.
R. Sí, fue increíble. Me dejaron inventarme tiendas en el Callejón Diagon, y también algunas páginas de guías sobre trols y huevos de dragón. Me gustan mucho esas ilustraciones porque están fuera de la historia y son algo que los lectores no esperarán encontrar cuando abran el libro. Yo quería aportar algo nuevo, y lo bueno de J.K. Rowling es que cita un montón de libros maravillosos. Podrías llenar una biblioteca con los libros que menciona, y todo eso contribuye a que su mundo parezca más real".
Hay un detalle especial que a Kay le gusta incluir en todos sus libros.
"Hace años estaba en el campo, en casa de mi hermano, y me tumbé en un trigal, y de pronto vi una libre entre el trigo. Me quedé mirándola, y ella a mí. Fue una de esas experiencias que nunca olvidas, y, desde entonces, para mí la liebre es un animal muy especial. Por eso intento incluir una liebre en todos mis libros. En Harry Potter ha conseguido colarse en un letrero del Callejón Diagon".
P. ¿Tiene Kay alguna ilustración favorita?
R. Disfruté mucho haciendo las ilustraciones del principio de cada capítulo. Mi favorito es un capítulo que se abre con una cabeza de puerco en relieve en lo alto de un edificio, y con pájaros anidando en las chimeneas. Me gusta porque es la única ilustración que salió bien a la primera. Normalmente tengo que repetir cuatro o cinco veces cada imagen.
P. El libro, además, está lleno de interesantes puntos de vista, e imágenes y perspectivas sorprendentes.
R. Sí, me gustan los puntos de vista alternativos. Me canso de mirar las cosas desde mi altura, y creo que también es conveniente recordar cómo veíamos las cosas cuando éramos niños y mostrarlas desde esa otra perspectiva. Mi imagen de Hagrid, ésa en la que está con la cabeza tocando el techo y que ocupa toda una página del libro, está presentada desde la perspectiva de Harry, que contempla al gigante desde abajo.
P. Después de un trabajo tan colosal, ¿está orgulloso del resultado cuando contempla el libro en su conjunto?
R. Como muchos ilustradores, tengo la costumbre de concentrarme en las cosas que me gustaría cambiar. Pero dicho eso, cuando ahora lo veo, me gusta, porque representa un enfoque diferente, con una verdadera mezcla de cosas, estilos y tratamientos, y esa flexibilidad me gusta mucho. Además, era un proyecto tan grande que ya se me han olvidado muchas de las ilustraciones que hice, y cuando vuelvo a verlas, me digo: “Caray, dibujé muchísimo, ¿no?”.
* Traducción de la entrevista: Gemma Rovira.
Babelia
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