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Los herederos de Serguéi Prokófiev acusan de plagio a Reyes Monforte

El nieto del compositor y la escritora Valentina Chemberdjí iniciarán acciones legales contra la autora de ‘Una pasión rusa’, novela ganadora del premio Alfonso X el Sabio

Serguéi y Lina Prokofiev, en 1921.
Serguéi y Lina Prokofiev, en 1921.ARCHIVO DE LA BIBLIOTECA DE LA CASA DE LOS COMPOSITORES

La Fundación Serguéi Prokófiev, que defiende y pone en valor la obra de uno de los compositores rusos más importantes del siglo XX, acusa de plagio a la escritora española Reyes Monforte por su libro Una pasión rusa (Espasa), ganador del último Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio. La acusación parte del nieto del compositor, Serguéi Prokófiev Jr., que en un escrito publicado en la página de la Fundación critica abiertamente el libro de Monforte.

El descendiente del autor musical de Pedro y el lobo, Romeo y Julieta o Guerra y paz asegura que el libro de la escritora española reproduce y altera sin permiso fragmentos del libro de 2009 Lina Prokófiev. Una española en el gulag, en el que la autora rusa afincada en España Valentina Chemberdjí retrata la relación entre Serguéi Prokofiev y su compañera Lina, de padre español y madre francopolaca, y su posterior caída en desgracia. La familia del compositor sí otorgó a Chemberdjí —que fue amiga personal de Lina Prokófiev— los permisos de publicación. “En cambio, Reyes Monforte ni contactó en ningún momento con la familia ni acudió a los archivos de Moscú donde están los fondos Prokófiev”, denuncia el nieto del músico. La escritora rusa asegura que también demandará a la novelista española.

Serguéi Prokófiev Jr., quien reside en París, anunció ayer a EL PAÍS que iniciará acciones legales contra Monforte por vulneración del derecho al honor y por plagio. “Es indignante lo que ha hecho Reyes Monforte”, señaló. Valentina Chemberdjí, por su parte, ha manifestado su deseo de emprender acciones legales contra la autora de Una pasión rusa por utilizar declaraciones de la biografía que —sostiene— solo ella supo a través de la familia, a quien conocía personalmente y con la que habló constantemente para escribir el libro.

“Reyes Monforte ha copiado muchos episodios. Ha explicado lo mismo usando otras palabras, e incluso ha inventado algunas cosas, como que Lina conoció a Stalin. Para mí, es un plagio en toda regla”, asegura Chemberdjí. Por esa razón, la autora ya ha enviado una solicitud de requerimiento a la periodista y a la editorial Espasa, para exigir que se pare la comercialización de la novela Una pasión rusa, en librerías desde el 27 de agosto. La escritora rusa y su esposo Mark Melnikov han localizado “más de 30 coincidencias” entre ambos libros, algunos de los cuales reproduce este periódico.

Por su parte, Reyes Monforte, cuyo libro no aporta bibliografía alguna, lo niega todo de forma tajante: “Yo me documenté con muchos libros, algunos en español y otros en inglés. Conocía la biografía de Chemberdjí, pero dejé de leerla. De momento no he recibido denuncia alguna, y si lo hago, demostraré que esas acusaciones son falsas”, manifestó el martes a EL PAÍS la autora de Un burka por amor.

Espasa, editora de Una pasión rusa, está al corriente de las acusaciones vertidas por la autora de Lina Prokófiev. Una española en el gulag. Un portavoz de la editorial reafirmó ayer a este diario que Monforte niega los hechos y que se encuentra preparando la bibliografía que utilizó para escribir la novela, entre las que se encuentra la biografía de Chemberdjí. Desde Espasa aseguran que estudian el tema de forma exhaustiva y que están preparando un comunicado. Y añaden: “Nosotros confiamos en Reyes Monforte”, informa Winston Manrique.

Valentina Chemberdjí considera que el jurado del Premio Alfonso X el Sabio incurrió en un grave error, ya que las bases del galardón exigen que las obras presentadas no sean “copia ni modificación, total o parcial, de ninguna obra propia o ajena”. A este respecto, la presidenta del jurado de esta edición, Soledad Puértolas, afirmó ayer no saber nada sobre las acusaciones vertidas por la familia Prokófiev y por Chemberdjí. Puértolas dijo confiar en la buena fe de Monforte y de su editorial, encargada de hacer el filtro de las obras. “Nosotros valoramos la calidad literaria o si el tema es interesante, pero si hay que investigar se hará. Será la editorial la que debe informar de posible plagio o apropiación indebida”.

Tanto el libro de Monforte como el de Chemberdjí abordan las vicisitudes de la vida de Catalina Codina y del compositor, pianista y director de orquesta ruso. Lina, la protagonista en ambos libros, fue una cantante española hija del tenor Juan Codina y Llubera. En 1923 se casó con el músico y vivieron a caballo entre París y Nueva York hasta que el compositor decidió que se trasladaran a Rusia. Pero Lina tuvo una vida complicada. Su esposo la dejó por otra mujer, ella fue acusada falsamente de espionaje y fue enviada al gulag ruso, donde permaneció ocho años. Tras la muerte del músico, Lina luchó por construir la Fundación Prokófiev para rememorar la obra de su amado.

La biografía Lina Prokófiev. Una española en el gulag fue el primer libro publicado sobre la vida de la protagonista. La obra tiene está publicada en dos idiomas; la primera de ellas fue distribuida en Rusia (2008) y la segunda en España, ya traducida (2009 y 2010). El escritor norteamericano Simon Morrison también publicó en 2013 una biografía sobre el matrimonio, Lina and Serge: The Love and Wars of Lina Prokofiev (en español Lina y Serge: El amor y las guerras de Lina y Prokófiev). El nieto de Prokófiev apunta a que Monforte podría haber extraído apuntes de este ejemplar, cuyo autor sí había pedido permisos a la Fundación para publicar. Asimismo, el escritor posee los permisos de publicación de Valentina Chemberdjí. No obstante, Morrison no ha realizado declaraciones contra la periodista española.

Una pasión rusa es el sexto libro de la escritora y periodista Reyes Monforte. Su primera novela, Un burka por amor, fue todo un récord de ventas que lleva 53 ediciones y fue adaptado a la televisión: se convirtió en la miniserie más vista de 2009.

Dos versiones, una misma historia: cuatro ejemplos

VERSIÓN SOBRE EL ABRIGO

VERSIÓN SOBRE EL ABUELO

VERSIÓN SOBRE RUBINSTEIN

VERSIÓN SOBRE EL ADMIRADOR

Lina Prokófiev. Una española en el Gulag, de Valentina Chemberdjí. El libro fue publicado por editorial Siglo XXI en 2009.

“Cuenta Lina: Me acuerdo muy poco de mis estancias en Rusia de niña. Una de las veces fue con cinco años, la otra con siete. Me llevaron a una tienda para comprarme un abrigo. Era en la tercera planta de unos almacenes de Moscú que volví a ver decenas de años más tarde. Eligieron para mí un abrigo con botones en forma de hoja y me dijeron: ‘Lo recibimos de París’. Uno de esos botones lo he guardado casi toda mi vida. A juego con el abrigo me compraron un gorro de terciopelo que me quedaba muy bien”.

Una pasión rusa, de Reyes Monforte. Premio de novela histórica Alfonso X El Sabio, publicado por Espasa, en 2015.

“En su cabeza cobró vida la imagen de aquella niña de apenas ocho años, feliz de estar en la tercera planta de unos grandes almacenes de Moscú donde su madre había elegido para ella un abrigo plisado con botones en forma de hoja y un gorro de terciopelo que le resguardaría del frío moscovita. ‘Lo recibimos de París’, le confió la amable dependienta que, sin pretenderlo, sembró en ella el deseo de ir a esa ciudad misteriosa de Francia donde hacían abrigos tan bonitos como el que vestía. Después de tantos años, todavía guardaba una de esos hermosos botones en forma de hoja a modo de amuleto”.

Lina Prokófiev. Una española en el Gulag:

“Él llevaba una larga barba blanca (resultaba anticuado) al estilo del compositor Rimski-Kórsakov. A menudo me sentaba en sus rodillas y trenzaba una cinta en su barba. Mi madre es escandalizaba, pero él me dejaba hacer lo que quisiera. ‘Abuelo, ¿qué quieres que baile para ti, un baile pequeño o un baile grande?’ ‘Oh, por favor, un baile pequeño, ni siquiera ese acaba nunca. Si fuera grande, quién sabe cuándo acabaría’. Yo solía cantar, bailar y recitar versos, y hacer todo lo que se me ocurriera. Siempre jugaba al teatro”.

Una pasión rusa:

“Hasta le permitía que sus diminutos deditos juguetearan con su larga y espesa barba, algo que no le había consentido ni a su esposa, que no se cansaba de advertirle: ‘Estamos mimando demasiado a esta niña y tú serás el principal responsable”.

Lina Prokófiev. Una española en el Gulag:

“La relación de Prokófiev con Antón Rubinstein había comenzado tiempo atrás. María Grigórievna, madre del compositor, le contó a Lina que Serguéi de niño la detuvo cierta vez cuando tocaba unas piezas de Rubinstein en el piano. ‘Toca otra cosa’, le dijo. Ella tocaba a menudo cuando esperaba a Serguéi y durante la infancia de éste. No era una virtuosa del piano, pero tocaba lo suficientemente bien, tal y como se solía hacer en aquella época. Al pequeño Serguéi le encantaba que tocase el piano y no la dejaba para, hasta el punto de que, a veces, se dormía al piano. Ya desde mi infancia Prokófiev se negaba a escuchar a Rubinstein; prefería a Beethoven”.

Una pasión rusa:

“Poco o nada sabía del odio que Serguéi sentía por quien había sido fundador del conservatorio de San Petersburgo y pieza clave en la educación musical en Rusia, Anton Rubinstein. También ignoraba que, siendo un niño, obligó a su madre a dejar de tocar la pieza de este músico que estaba interpretando con la misma rotundidad que acababa de hacerlo Lina. ‘Toca otra cosa, mamá. Prefiero a Beethoven’, fue toda la explicación que recibió”.

Lina Prokófiev. Una española en el Gulag:

"En una ocasión, mientras cenábamos, vi a una mujer joven con un hombre, también joven, en una mesa para dos. De repente, el joven se acercó a nosotros y preguntó si su compañera podía conocer a Prokófiev. Serguéi se quedó turbado, pero la invitó a bailar. No era bella. Serguéi Serguéivich bailaba mal y eso le apuraba. No llegó a aprender a bailar".

Una pasión rusa:

"Forzando su memoria, recordó cómo un joven se había acercado a su mesa para pedirle a Prokófiev si tenía inconveniente en saludar a una joven admiradora, estudiante de literatura y que amaba su música. Lina observó una vez más cómo la timidez de Serguéi estuvo a punto de alimentar su leyenda de hombre serio, seco y agusto, y fue ella misma la que le instó a levantarse y saludarla. Le resultó imposible acordarse de cómo terminó su marido bailando con aquella muchacha, tan solo que su torpeza en la pista de baile provocó la hilaridad de toda la mesa. Ni siquiera recordaría el rostro de aquella mujer, carente de ningún rasgo que evocar ".

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