Morante dibuja el mejor toreo ante un mediocre ejemplar de ‘juampedro’
Pepe Moral y El Juli cortan tres orejas y salen a hombros en la ciudad francesa de Dax
Una bella y pura faena de Morante de la Puebla al cuarto de la tarde, aun sin premio, le devolvió a la moderna plaza de San Sebastián el sabor del mejor toreo durante el tercer festejo de abono de la Semana Grande, en el que el francés Castella y Talavante pasearon sendas orejas.
Con casi tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, de terciada presencia, salvo el sexto, con más volumen y alzada. Faltos de celo y muy medidos de fuerzas, dieron un juego deslucido en su conjunto.
Morante de la Puebla, pinchazo y estocada caída (palmas); pinchazo y media estocada (ovación tras leve petición); Sebastián Castella, estocada fulminante (oreja con petición de la segunda); estocada trasera y descabello (ovación), y Alejandro Talavante, estocada trasera desprendida (oreja); pinchazo y bajonazo (silencio).
Las corridas de toros volvieron hace dos días a San Sebastián, pero el buen toreo no había hecho aún acto de presencia en la capital guipuzcoana. El suceso tuvo que ser al tercer día de la feria y de la mano, cómo no, de Morante de la Puebla.
La que el torero sevillano le hizo al mediocre y descastado cuarto toro de la tarde, de medias embestidas de escaso celo, no fue una faena espectacular ni rotunda, sino que resultó todo un pausado catálogo de clasicismo, un memorandum de añeja torería. Pase a pase, tanda a tanda, la muleta de Morante evocaba a muchos de los grandes toreros que pasaron por el viejo coso donostiarra de El Chofre, el precedente histórico del moderno recinto actual.
Y es que, sobre un magistral pero oculto esquema lidiador, todo lo que le hizo a ese vulgar ejemplar, incluidos los adornos, tuvo un brillante sentido. Con calidad, gusto, arte y pureza, Morante fue encelando al toro en el engaño hasta construir un trasteo impensable al que sólo él supo dar contenido y hondura, porque a las medias e insulsas arrancadas él puso siempre la salsa y el sabor de la intención, el empaque de un pecho entregado al trazo de los pases, tanto con la derecha como al natural.
Y antes y después del toreo fundamental, como alivio o decoración de la más bella simplicidad torera, envolvió la obra con medias belmontinas, ayudados por alto en versión gallista o rondeña, alegrías sevillanas, doblones orteguianos y, ya para rematar, hasta con una efectiva media lagartijera.
La duda es si fue un pinchazo previo a esa estocada lo que cohibió a la gente de sacar los pañuelos, o que después de tanto tiempo sin toros ya no queda suficiente memoria en esta plaza para paladear el toreo de más sabor.
Pero el caso es que tan bella antología morantista se quedó sin ese premio tangible con el que en estos tres días de feria se han valorado en esta plaza faenas de mucho menor mérito y calado artístico.
Sí que hubo orejas, en cambio, para Sebastián Castella y Alejandro Talavante, porque ambos se impusieron a la escasez de raza de los primeros toros de sus lotes.
El francés se pasó muy cerca, con una quietud también algo mecánica, a un ejemplar soso al que logró afianzar paciente en la arena, pero que respondió bien cuando se lo trajo enganchado a la muleta con la mano izquierda. Por ese lado zurdo llegaron los mejores momentos de una actuación para la que una gran estocada, con muerte fulminante, motivó incluso la petición de una segunda oreja.
El trofeo de Alejandro Talavante llegó en el tercer turno, de un toro de muy escaso fondo y brío al que consintió y ayudó con suavidad, con el mérito del temple pero sin lograr una mayor intensidad.
Antes, Morante no perdió mucho tiempo ante un primero sin voluntad de embestir. Y después, Castella y Talavante intentaron en vano sacar partido de dos juanpedros desrazados y negados a la pelea en cuanto vieron una muleta delante.
La jornada taurina en Francia
Dax. Los diestros Julián López El Juli y Pepe Moral cortaron tres orejas cada uno y salieron a hombros en el festejo matinal celebrado en la ciudad francesa de Dax, mientras que José María Manzanares se fue de vacío.
Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de Garcigrande, bien presentados y bravos en conjunto en el caballo, entre los que destacó el primero por completo, y el tercero de mucha clase.
Julián López El Juli, dos orejas y oreja; José María Manzanares, palmas y palmas, y Pepe Moral, dos orejas y oreja.
Por la tarde, el protagonista fue el torero Juan del Álamo, que cortó una oreja de cada toro de su lote, por mucho que el público tomara partido por la corrida de Pedraza de Yeltes.
Con lleno en los tendidos, se lidiaron toros de Pedraza de Yeltes, desigualmente presentados, bravos o bravitos en el caballo, noblones y a menos, salvo el tercero, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Javier Castaño silencio y silencio; Pérez Mota, silencio y silencio tras aviso, y Juan del Álamo, oreja y oreja.
Al finalizar la corrida sacaron al mayoral en hombros y se lo negaron a Juan del Álamo, que lo merecía bastante más.
Beziers. Los diestros Manuel Escribano, Iván Fandiño y el francés Cayetano Ortiz pasearon una oreja cada uno al término de la corrida de toros celebrada en la ciudad francesa de Beziers.
Con tres cuartos de entrada, se lidiaron seis toros de Robert Margé, bien presentados y de juego variado. Los tres últimos fueron algo mejores.
Manuel Escribano, silencio y oreja; Iván Fandiño, silencio y oreja, y Cayetano Ortiz, silencio y oreja.
Bayona. El diestro sevillano Daniel Luque cortó las dos orejas de su primer toro, y salió a hombros en la corrida goyesca celebrada en la ciudad francesa de Bayona, en la que López Simón consiguió otro apéndice.
Con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Antonio Bañuelos, bien presentados y de buen juego en líneas generales, destacando el segundo, el mejor del encierro.
Juan Bautista, ovación y silencio; Daniel Luque, dos orejas y ovación tras aviso, y Alberto López Simón, oreja y ovación.
Roquefort. Los novilleros peruanos Andrés Roca Rey y Joaquín Galdós compartieron la foto triunfal en la puerta grande de la plaza de toros francesa de Roquefort, donde cortaron dos y tres orejas, respectivamente.
Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron seis novillos de Pedraza de Yeltes, bien presentados y encastados.
Andrés Roca Rey, dos orejas y vuelta al ruedo; Joaquín Galdós, dos orejas y oreja, y Louis Husson, ovación y silencio.
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