Las mil y una verbenas
Las orquestas festivas llevan años siendo un fenómeno de masas en el verano gallego
En el escenario, de unos 30 metros de largo por 10 de alto, se encienden los focos y las pantallas del fondo, que convierten todo en un festival de llamas. Los músicos, en distintas plataformas, interpretan la banda sonora de Juego de tronos entre el delirio de unas cinco mil personas que agitan banderitas con el logo del grupo. Todo se apaga unos segundos para estallar de nuevo con un potente y energético mix de All of me, de John Legend; Bang Bang, de Jessie J, y Uptown Funk de Mark Ronson con colaboración de Bruno Mars. Así, pero con preponderancia de ritmos latinos, tres o cuatro horas en dos pases. Las chicas se cambian siete veces de vestido. Ellos, algunas menos.
No, no es una banda de rock, ni de rhythm and blues o de funk, ni esto es un polideportivo o un recinto del tipo Arena. Son las fiestas patronales del lugar de Lorbé —parroquia de Dexo, Ayuntamiento de Oleiros, 749 habitantes en el censo de 2012—, y quien toca es la París de Noia, una orquesta de verbena de toda la vida, o al menos desde 1957, el año de su fundación. Y no es que aquí se hayan concentrado todos sus seguidores. El pasado 21 de julio, en las fiestas de San Martiño, en la población gallega de Foz (9.899 habitantes), Protección Civil cifró en unos 20.000 el número de asistentes.
Unas 20.000 personas siguieron uno de los conciertos en julio
Con casi 30.000 núcleos de población registrados, en Galicia siempre ha habido infinidad de fiestas. Hasta 2.387 festejos con verbena y 5.743 actuaciones, según un estudio que realizó hace tres años la Universidad de Santiago de Compostela. Mientras la música en vivo decían que languidecía, las orquestas llevan años siendo un fenómeno de masas en el verano gallego, desde que precisamente París de Noia asumió que, para competir con la televisión, nada mejor que situar un plató en cada campo de la fiesta, sea de cemento o sea un prado.
Las grandes formaciones viajan a bordo de aparatosos tráilers-escenarios y ofrecen los éxitos del momento. Y masas de aficionados las van siguiendo de pueblo en pueblo. Como Leticia, una compostelana a quien, para ayudarla a superar la muerte de su padre, una amiga empezó a llevar de fiesta en fiesta tras la orquesta. Ella lo iba contando en diferentes redes sociales y ahora es la community manager de la París. “Hay fotos que tienen 10.000 o 12.000 ‘me gusta’ en Facebook al día siguiente”, destaca.
Las grandes formaciones viajan
en aparatosos camiones
que son escenarios
“Nosotras vinimos en autobús desde A Coruña. Nos llevó una hora”, se enorgullece Andrea, una de las dieciseisañeras de una pandilla que hace guardia en la escalerilla del escenario. “Nos gusta más que el Combo porque el repertorio ralla menos, es menos todo merengue”, explica Paula. “Y los cantantes son más guapos”, tercia Enid. “Este año son los mejores. Vocalmente, son más potentes que Panorama”, argumenta de forma más analítica Rubén Oreiro, de 37 años, un vecino de Culleredo, otra población de la comarca coruñesa. Es la cuarta vez en dos semanas que esta comarca ve a la orquesta en un radio de tan sólo 30 kilómetros.
La trinidad de honor
Porque estas tres formaciones, Panorama, París de Noia y El Combo Dominicano, son la trinidad de honor de la verbena gallega. De junio a septiembre, prácticamente no descansan ni un solo día. Y las fiestas que se precien, como las de Lorbé, pese a su modestia poblacional, tienen que tener a las tres, o al menos a dos de ellas, en su cartel festivo.
“Claro que se nota la crisis. Hace un tiempo, para contratarnos en una fecha señalada de agosto había que hacerlo a tres años vista; ahora lo pueden decidir al principio del verano”, dice Blas Piñón. Además de uno de sus tres cantantes masculinos, él es uno de los refundadores de la París.
Había llegado a la final del concurso de TVE Gente joven con su grupo folk, Vento do Norte, y haciendo la mili en Ferrol coincidió con Miguel García, que acababa de heredar la Orquesta París, la de Noia (porque había otra en Galicia que se llamaba igual). Pese al tópico sobre la incompatibilidad entre la música y lo militar, allí nació una formación que hoy cuenta con 14 intérpretes, un técnico de sonido, dos de iluminación y seis de montaje.
Si Blas supera los 30 años al frente de la orquesta, Fátima Pego, una de las dos mujeres al micrófono, no lleva más de cinco en los palcos y tres en la orquesta. “Estaba en la comisión de fiestas de Bastavales y lo típico de que si quiere subir una de las organizadoras. Al año siguiente, les faltaba una cantante y se acordaron de mí”.
Fátima Pego estudiaba Comunicación Audiovisual en la Universidad de Vigo, y quería compatibilizarlo con los estudios, pero cuando acabó la carrera, el único trabajo que le salió fue este. “A veces digo que prefería ser panadera, porque es el mismo horario, pero trabajas caliente, aunque cuando estás delante del público se te olvida todo”, sonríe.
La abuela de Fátima, Josefa de Bastavales, es una de las referencias afectivas de Manu Chao en Galicia, una pandereteira que compartió con él escenario en Santiago o en Lyon.
—¿Sabéis que la abuela de Fátima tocó con Manu Chao?— intento revalorizar el autógrafo de las adolescentes al pie del escenario.
—¿Quién es Manu Chao?—- se preguntan unas a otras.
Hacienda pide 20 millones por fraude fiscal
Blas Piñón, responsable de la orquesta París de Noia calcula que en Galicia existen unas 300 o 400 formaciones, de las que son fijas unas 200. La oferta y la demanda se hallan equilibradas. El 15 de agosto es el cénit de las fiestas. La web orquestasdegalicia.es, que registra hasta los fichajes de músicos, precisa que el próximo sábado están programadas 170 actuaciones, y 134 al día siguiente. Algunas, en aldeas de cuatro casas habitadas en invierno.
Las fiestas de Lorbé duran cuatro días, y además de la tríada canónica de las orquestas, actúan otros cuatro grupos (y King África como invitado sorpresa). “Ese cartel nos cuesta 70.000 euros”, señala detrás de la barra Rubén Casas, de 29 años, quien lleva las cuentas de la comisión, compuesta por nueve voluntarios de los que él es el mayor.
El presupuesto total asciende a 120.000 euros, de los que 20.000 son aportaciones de los vecinos (hay 380 casas, la unidad de colaboración). El resto lo consiguen de organizar degustaciones de pulpo, navajas y mejillones. Y de las barras de los bares festivos. “Todo con IVA, ¿eh?, ya el año pasado”, recalca Casas.
Lo del IVA no es baladí. Hacienda reclama a Espectáculos Lito, el representante en exclusiva de unas 60 bandas, al menos 20 millones de euros por no ingresar el IVA, entre otras irregularidades que habría cometido durante los últimos cuatro años.
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